sábado, 17 de julio de 2010

CAMPEONES DEL ABSURDO


Castellanos - 16-Jul-10 - Opinión

Perdimos todos


Nuevamente la Argentina sufre el capricho de un megalómano que sólo puede calmar con poder sus múltiples frustraciones y complejos. Su enfermedad es la más cara para el país, al cual ha fragmentado en cada uno de sus estamentos. La ley de matrimonio homosexual no sólo puede haber causado desazón entre católicos, evangelistas y feligreses de otros credos que la consideraban aberrante. Lo hizo también con el país todo apuntando especialmente a su condición federal.

Nuevamente la Argentina sufre el capricho de un megalómano que sólo puede calmar con poder sus múltiples frustraciones y complejos. Su enfermedad es la más cara para el país, al cual ha fragmentado en cada uno de sus estamentos. La ley de matrimonio homosexual no sólo puede haber causado desazón entre católicos, evangelistas y feligreses de otros credos que la consideraban aberrante. Lo hizo también con el país todo apuntando especialmente a su condición federal.

Tampoco habría sido distinto el resultado de rechazarse este proyecto. Es que no se buscaba una ley que reconociera derechos a muchos marginados por el sistema, permitiéndoles vivir y desarrollarse en la legalidad. El objetivo apuntaba a infligir una nueva lastimadura al tejido social, fuera cual fuera, y demostrar que se podían lanzar en contra aún de las creencias religiosas, las religiones y sus autoridades. Tal es la carencia de escrúpulos del mentor de esta perfidia, que lo hizo a sabiendas que vulneraba a muchos de los propios; esos que domina y subyuga a pura mentira o temor.

Quienes piensen que lo de ayer fue un triunfo de los homosexuales tiene una visión muy parcial, tanto de la realidad como del país, y desconoce la situación de esa suma silenciosa que conforma a la mayoría de ese sector, quienes, aún en sus postergaciones y destratos por parte de la sociedad, no optan por el carnaval ostentoso y provocador.

Kirchner, no los homosexuales, es quien ha sido el motor de esta ley intentando a través de la confrontación - especialmente con la Iglesia Católica - recuperar la atención pública con vista a las elecciones de 2011, en las que quiere volver a ser candidato a la presidencia. Centrar el enfrentamiento en Buenos Aires, una "friendly gay city", fue una estrategia decisiva. La opinión del interior, mayormente conservadora, fue nuevamente traicionada por los gobernadores cautivos, a quienes él se ocupó personalmente de "apretar" para que a su vez lo hicieran éstos con sus senadores.

Pero el daño no se limitó a eso, hay que reconocer la habilidad de Kirchner para trasladarlo aún a las filas opositoras. El acuerdo de los senadores radicales Ernesto Sanz y Gerardo Morales con el jefe del bloque kirchnerista, Miguel Angel Pichetto - que permitió dar quórum y habilitar la sesión - diluye las cargas del FpV compartiéndolas con la conducción del radicalismo, haciéndolos participes de la misma división provocada en la sociedad. Algo que una vez más preserva a Julio Cobos, ausente por estar como presidente interino.

Campeones del absurdo ya que no del fútbol, nos hemos convertido en el primer país de América latina que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo, concediéndoles derecho a la herencia y a la adopción y considerándolas, ante la ley, iguales a las parejas heterosexuales. Algo a lo que la senadora Sonia Escudero se refería al objetar el proyecto que venía de Diputados: "Este proyecto es sólo declarativo, no es una reforma integral. Esta decisión apresurada de la Cámara de Diputados avasalla la Convención de los Derechos del Niño". Pero no le hicieron caso, quizá porque en la Argentina de Kirchner los únicos privilegiados no son los niños.

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