sábado, 3 de julio de 2010

DEMOCRACIA PARALELA


DIPLOMACIA PARALELA Y CATEDRATICA

Por el Dr. Jorge R. Enríquez

DIPLOMACIA PARALELA

Como consecuencia de las declaraciones ante el Congreso del ex embajador Eduardo Sadous, los habituales voceros del gobierno nacional salieron a desmentir categóricamente la existencia de una diplomacia paralela con Venezuela.

Se habló de "cuentos", "fantasías", "inventos", y hasta la presidenta se refirió a una "telenovela o culebrón venezolano" creada por los medios. Según Aníbal Fernández y otros ministros, todo sería obra del grupo Clarín.

Pero el ministro más involucrado en el tema, Julio De Vido, acaso nervioso por las revelaciones que están saliendo a la luz, echó sin quererlo por tierra con esa estrategia. Pretendiendo descalificar tales versiones, primero negó pero después tácitamente reconoció la existencia de esa diplomacia paralela.

En efecto, sostuvo que el ex embajador Sadous “se la pasaba de cocktail en cocktail y de copetín en copetín”, que “era un inútil” y que, en consecuencia, ellos debieron hacer el trabajo que él no hacía. A confesión de parte relevo de prueba.

El episodio me recuerda ese cuento de alguien que, al intentar rechazar una acusación de la que es víctima, declara: "¡No lo hice ni lo volvería a hacer!"

Ahora bien, en el ambiente diplomático se tiene a Sadous por un funcionario competente y responsable, de manera que la imputación de De Vido, que es conocido por otras cualidades, no lo afecta.

Y, en todo caso, cabe preguntarse por qué el gobierno argentino mantuvo en su puesto a un embajador del que tenía tan pobre opinión. ¿O lo que querían era precisamente eso, que el embajador se dedicara a las relaciones sociales - que forman parte ineludible de la actividad diplomática - y no se ocupara de los asuntos importantes que pasaban por la relación bilateral?

El argumento de De Vido se cae como un castillo de naipes, asimismo, si se tiene en cuenta que los constantes viajes misteriosos de De Vido, Uberti y otros continuaron mucho después de la salida de Sadous.

La diplomacia paralela salta a la vista. Más allá de la ingenua confesión de De Vido, resulta evidente y está avalada por numerosos testimonios de empresarios, los que sólo se manifiestan en privado por temor a represalias.

El tema es muy grave y debe seguir investigándose hasta sus últimas consecuencias, para lo cual el Congreso debe darle apoyo político a la Justicia, auxiliándola en la colección de pruebas que permitan facilitar la investigación y muy especialmente bloquear cualquier intento de presión que pueda existir sobre los jueces de la causa, hábito al que son muy afectos algunos funcionarios del actual gobierno nacional.

LECCIONES A LOS FRANCESES

Las relaciones internacionales son, para los Kirchner, simplemente una puesta en escena sin valor alguno.

Incapaces de pensar en términos que no sean autorreferenciales y de moverse adecuadamente en escenarios que no controlan, con actores que no les están subordinados, usan sus excursiones al exterior con propósitos meramente locales.

Días pasados, los medios argentinos destacaron una supuesta polémica entre la señora de Kirchner y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, sobre la crisis económica europea, en el marco de la reunión del G 20, grupo de países al que la Argentina ha sido admitida casi como una curiosidad, en tiempos de la presidencia de Carlos Menem, quien tenía muchos defectos pero le concedía importancia a las relaciones internacionales, a diferencia de los Kirchner.

La presidenta argentina, siempre dispuesta a dar lecciones a todo el mundo como una suerte de sabia renacentista que domina todos los campos del saber de su tiempo, en esta oportunidad le enseñó a Sarkozy que no debía ajustar los gastos sino aumentarlos, como hacía ella, y que en materia de crisis ella podía dar cátedra.

Es poco probable que algún estadista europeo pierda un minuto de su tiempo en prestarle atención a las lecciones económicas de esta encarnación en el siglo XXI de Adam Smith, David Ricardo, Joseph Schumpeter y John Maynard Keynes, pero el nuevo canciller, cuyo permanente deseo de complacer a la primera magistrada ha sido el principal antecedente, a falta de otros, para acceder a tan alta función, rápidamente se montó a ese caballo e inició su gestión diplomática hablando mal gratuitamente del jefe de estado francés.

Casi ni hace falta aclarar que esa supuesta polémica fue ignorada por los medios galos, que prefieren publicar noticias importantes, tales como el ruidoso estruendo que produjo el fracaso de la selección “blue” en tierra sudafricana, escándalo mediante entre el jugador Nicolas Anelka y zodiacal técnico Raymond Doménech, que mereció hasta la intervención del presidente Nicolás Sarkozy y de la propia Asamblea Nacional.

Pero, más allá de la anécdota, lo que queda es otra vez la hostilidad del matrimonio presidencial al mundo exterior y su proverbial provincianismo, inadmisible en un mundo cada vez más global. Ese aislamiento se paga en menores inversiones, menor intercambio comercial y, en definitiva, menor calidad de vida para los argentinos, aunque esto tarde en notarse y lo paguen los que vengan.

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