lunes, 19 de julio de 2010

DESTAPANDO EL JUEGO




por Ricardo Medrano
ricardo.g.medrano@hotmail.com

El gobierno kirchnerista ha hecho gala de varias cosas a lo largo de estos tortuosos años en el poder, sin duda una de ellas fue la demostración pública y diaria de una falta de escrúpulos casi sin precedentes en la política Argentina.

La mayoría, por no decir la totalidad, de las banderas enarboladas por el Gobierno en algún que otro momento de su espacio en el poder no ha sido más que una impostura tomada con el único y exclusivo objetivo de ganar votos e incrementar su cuota de poder en el espectro político argentino.

Así es que los hoy llamados adalides de los derechos humanos por haber enjuiciado a un centenar de octogenarios por causas caducas y en muchos casos armadas, son los mismos que en los años del proceso estaban amasando una importante fortuna a expensas de los pobres mientras se reunían con el interventor militar de turno en Santa Cruz, a quien asesoraban legalmente.

Después vendrían las fábulas orquestadas para la galería en las que se detallaban una militancia dudosa, detenciones nunca ocurridas, persecuciones inexistentes y años de supuesta represión en las frías noches del sur.

Esta jugosa veta descubierta hace un tiempo por Néstor le ha dado muchísimos frutos además de haberle procurado miles de votos de aquellos desmemoriados crónicos o de los jóvenes que eligieron creer esos cuentos fabulados de los trasnochados de siempre.

Pero como esto no ha sido más que una postura mantenida por conveniencia, no le significa ningún esfuerzo al matrimonio dejarla aparcada con tal de sumar nuevos votos a los ya cautivos por la dádiva, la presión o la simple imbecilidad.

Con la proximidad del 2011 y sabiendo que personas como Hebe de Bonafini no abandonarán el barco oficialista, primero porque viven de lo que allí les dan y segundo porque los principios los han perdido hace ya tiempo, los Kirchner han salido a la caza indiscriminada de adhesiones, sin importar la historia detrás de cada una de ellas, prestando atención solamente a los nuevos votos prometidos.

Es así que se descubre la alianza tejida entre el ex militar Aldo Rico y el ex presidente Néstor Kirchner.

La historia del ex carapintada es por todos conocida, este señor fue el último militar que se alzó en armas contra un gobierno democrático y justamente lo hizo para defender los intereses de los que supieron ser sus camaradas, esos mismos que hoy Néstor y Cristina se empeñan en pasear de un tribunal a otro.

Discutir el calado moral de Rico no viene al caso, ya que solamente lo sufren los vecinos de San Miguel, es el otro personaje inescrupuloso el que preocupa y mucho.

Néstor Kirchner no profesa ninguna creencia específica, más allá de la que necesite profesar con tal de alzarse victorioso en las próximas elecciones, y esta característica camaleónica tiene como objetivo continuar este desgobierno por cuatro años más, asegurándose la prosperidad de su familia ya que en estos años el único patrimonio que parece haber crecido es el suyo y el de sus amigos directos.

El juego mezquino está ya al descubierto, Kirchner ha mostrado, una vez más, que lo suyo no son los principios, sino mas bien los finales, el problema es que si él triunfa, el único final que presenciaremos será el de la misma Argentina.

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