NO ME EMPAQUETAN

¡NO ME LA DOY DE NADA, SEÑORA, PERO USTED Y SU MARIDO, A MÍ NO ME EMPAQUETAN!.



¡Yo no me la como, señora!. Perdone, perdone… no me mal interprete. Le explico. Quiero decir que yo no me como el hecho que Ud. esté a favor del matrimonio entre homosexuales. A Ud. eso le interesa tres carajos. Lo que le moviliza a pronunciarse de la manera que lo hace, es ponerle la guinda al postre de la mala inspiración, llevada a un extremo que no reconoce antecedentes. De otro modo, los argentinos ya hubiéramos quedado reducidos a la condición de “meros soretes”, señora.

Usted lo que pretende, es “crispar” a un pueblo manso. Usted y su esposo, se mueven como pez en el agua, en medio de la crispación, señora.

Ud. y su esposo, señora, no comen vidrio. ¡Perdone, hoy me las agarré con el verbo “comer”!. Ud. y su esposo, van a bregar hasta último momento porque en este país se arme quilombo, señora. ¡Le hablo de quilombo con mayúsculas!; de los otros quilombos, desgraciadamente la Patria está llena. ¿Me entiende, verdad, señora?.

Ud. y su esposo, saben que si los acontecimientos se desarrollan sobre carriles normales, están en el horno, señora. No sé si para Uds. habrá cárceles comunes o cárceles VIP, señora, pero ¡que las habrá, las habrá!, señora. ¡Y qué quiere que le diga; no la veo dispuesta a comerse semejante garrón!. ¿Vé que no me puedo desembarazar del verbo comer?. ¡Tampoco me puedo embarazar a decir verdad, señora!. ¡Dios lo quiso así!. ¿Ud. tiene Dios, señora?. ¡No me lo diga, no me lo diga por favor; no me permito imaginar siquiera que sea el mismo!. Me vería en la necesidad de negar mi propia existencia, señora. ¡Ser o no ser!, señora, esa es la cuestión – Shakespeare -.

¡Había mucha pero mucha gente el día martes frente al Congreso Nacional, señora!. Ud. en la China, obviamente. Pero eso no viene a cuento. Ya habrá quien se encargue de recrearlo con lujo de detalles. ¡Lo que pasa es que yo no me la como, señora!. ¡Se lo aseguré y prometí a mi viejo el día que me dijo: “¡pibe, ya tenés catorce y todavía no te conozco una minita!...¿vos no te la comerás, no?.

Ricardo Jorge Pareja