jueves, 1 de julio de 2010

PARA MÁXIMO CHAZARRETA





Juan Perón murió el 01/07/1974, y la crisis argentina se aceleró en forma dramática. Antes, Perón tomó una decisión contra Héctor J. Cámpora, que no consiguen explicar los kirchneristas: lo expulsó de la embajada en México, sin darle las gracias siquiera. La confrontación final entre Perón y Cámpora es una enorme contradicción para la historia peronista que cuentan los Kirchner. El autor incluyó este texto en su nuevo libro El Escarmiento.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (El Escarmiento). Un comunicado de Presidencia del día siguiente informó que el presidente Perón inició sus actividades a las 8:30 y finalizó a las 11:30, habiendo conversado con el coronel Vicente Damasco, José Ber Gelbard y José López Rega. Perón estaba atravesando sus peores días y la Cámara de Diputados de la Nación sancionó el proyecto de ley para erigir el Altar de la Patria.
También se informó a la prensa que la vicepresidente llegaría de Madrid en cuestión de horas, pero no se aclaraba por qué adelantaba su viaje. Eran puros murmullos que los diarios no se atrevían a publicar.
“Gracias a Dios el general Perón se recupera favorablemente y a la mayor brevedad posible se reintegrará totalmente a sus funciones. En esta casa parece que entró la gripe con fuerza y no nos quiere dejar… Hasta yo, que soy bastante resistente, la he contraído. Tal es así que el general Perón y yo nos levantamos para atender a los ministros y luego de cumplir con ellos cada uno se reintegra a su dormitorio”, explicó López Rega en la tapa de La Razón del viernes 28.
“Tengo la satisfacción de poder decir que he encontraro al sepor Presidente muy bien, con estado de ánimo magnífico y en una franca recuperación médica”, no pudo dejar de sostener el canciller Juan Alberto Vignes (a quien no se permitía entrar a la habitación del Presidente de la Nación). La situación se asemejaba a una tragedia griega: todos intuían que algo grave sucedía, todos sabían qué podía ocurrir si Perón moría, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta.
Mientras en la intimidad el líder peleaba contra la muerte, el Peronismo de Base 17 de Octubre que lideraba Carlos Caride se unió a Montoneros. Previamente anunció la disolución del PB-17 (que pasó a ser la Columna Oeste de Montoneros) para aceptar la conducción de Mario Eduardo Firmenich y Roberto Quieto. En la tarde del día 28, un grupo extremista copó el pueblo bonaerense de Bartolomé Bavio, dominó a la policía, robó a dos instituciones bancarias $14 millones y se dio a la fuga.
Las palabras de buenaventura que pronunciaron López Rega y Vignes chocaron contra la dura realidad pocas horas más tarde, cuando La Razón del sábado 29 tituló a toda página: “Perón delegó el mando, asumió la Primera Magistratura del País la vicepresidenta de la República”, aclarando que “lo ejercerá hasta tanto restablezca su salud el Presidente de la Nación”.
Isabel dijo en un discurso transmitido en cadena a las 14:20 que “la marcha ascendente del país obliga a una intensificación de los esfuerzos”, por tal razón, Perón “de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 75 de la Constitución Nacional, ha resuelto delegar el ejercicio de la Presidencia de la Nación”.
Tampoco pudo evitar hablar el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri: “Después de la crisis que soportó en la madrugada, el general Perón está descansando y se encuentra bastante recuperado”. Desde todos los costados del arco político e institucional se dieron mensajes de solidaridad a la esposa de Perón. En ese sentido, sobraron las declaraciones.
Según Última Clave, después de la ceremonia de transferencia delmando presidencial, el ministro del Interior se instaló en su piso de la avenida del Libertador y recibió en forma sucesiva a dirigentes de un buen número de partidos políticos. Todos plantearon una coincidente queja: “El ocultamiento con que se había manejado la información sobre la enfermedad de Perón, que en nada beneficiaba al país ni al gobierno”. Al día siguiente se dieron dos partes médicos.
Un último acto de gobierno de Perón: el 29 de junio de 1974, Héctor Cámpora es echado de la embajada argentina en México
Un hecho que no pasó desapercibido para La Nación del domingo 30 de junio fue la sorpresiva llegada del embajador argentino en México, Héctor J. Cámpora, con la excusa de realizar gestiones relacionadas con la inminente visita a la Argentina del Presidente de México.
Cancillería dejó trascender que no había sido autorizado a viajar, obligación que debe anticipar cualquier jefe de misión. Su precipitado viaje tenía que con la enfermedad de Peró y su presencia había sido requerida “con urgencia” por la Juventud Peronista de las Regionales.
Imaginaban la “herencia” del líder del peronismo. Desde el Palacio San Martín se dejó trascender que la eventual visita del Presidente mexicano iba a ser tratada de “cancillería a cancillería”, y el columnista de La Nación vaticinó el alejamiento del ex presidente Cámpora.
Todavía no se sabía que Perón lo había despedido de las actividades diplomáticas sin agradecerle “los servicios prestados”, una fórmula usual en la calle Arenales.
Al respecto dijo el doctor Pedro Ramón Cossio: “El otro hecho al que yo le doy mucha importancia, mucho más de lo que la historia le está queriendo dar, es la firma de la aceptación de la renuncia de Cámpora como embajador… Primero mi padre escuchó cuando se dieron las instrucciones de que se omita, a propósito, agradecerle los importantes y patrióticos servicios prestados. Es decir, no fue una omisión involuntaria sino una voluntaria, como acto de descartarlo a Cámpora de su movimiento por lo disgustado que estaba. Porque él quedó con la impresión de que se vino de México a ver qué recogía. No sé si me entiende, anduvo por acá a fines de junio del ’74 antes de que Perón muriera, muy poco antes”.
-Sí, Perón es quien firma el decreto aceptando la renuncia de Cámpora.
-Claro, él firma y papá es el que le pone el almohadón, que es blando, y perfora el decreto con la lapicera mientras pone la firma.
-Los que descalifican todas estas cosas siempre van a decir que él ya no estaba en su sano juicio, que estaba como adormilado por las drogas que se le inyectaban, por la situación física que estaba atravesando…
-Sí, pero lo de Cámpora… Yo te voy a decir algo, son muy coherentes todos los pasos que siguió, no es como cuando ya estaba adormilado, esto fue la coronación final. A Cámpora lo destrató siendo presidente Cámpora, yo estaba en el cuarto y Perón no estaba nada sedado. Tampoco estaba sedado cuando firmó la aceptación de renuncia, el sábado 29 de junio de 1974.
-Vos estabas en el cuarto con él cuando Cámpora entra a Gaspar Campos y se retira al poco tiempo diciendo que había conversado con el General.
-Dos veces hizo eso, dos días. Dos veces Perón no lo recibe a Cámpora y Cámpora en la vereda dice “estuve con el General”.
-Cámpora en ese momento era Presidente.
-Sí, así es. Cámpora era Presidente.
-¿No te acordás los días, no?
-Y… el día exacto no te puedo decir. Pero yo empecé a trabajar allí el 29 de junio de 1973 y habrá sido el 2,3 de julio, en día de semana tiene que ser lunes, martes, miércoles de la primera semana de julio del ’73.
-Porque en los diarios decían que Cámpora visitaba a Perón.
-Bueno, dos veces de las que yo estuve allí en el cuarto como estoy en este momento contigo acá conversando, en la televisión, que estaba prendida, hacían una transmisión desde Gaspar Campos y después se lo veía a Cámpora saliendo y anunciando que había estado con el General. Yo estaba con el General en forma permanente, ininterrumpida y en su cuarto no entró.

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