domingo, 6 de noviembre de 2016
DISFRAZ AMARILLO
PREGUNTA INMINENTE
Si Macri lanza el verano de DNU ¿cómo queda el bloque Cambiemos?
Mauricio Macri sabe que tiene que modificar al menos el estilo de gestión, ya que no modificará su gabinete de ministros. Sin embargo, si va a los DNU (que Cristina Fernández de Kirchner utilizó durante los ejercicios legislativos 2009 y 2010, al quedar en minoría parlamentaria), ¿cómo quedaría el vínculo entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica-ARI en el legislativo? Otra pregunta: ya es evidente que los empresarios no provocarán antes de mediados de 2017 el boom de inversiones directas que precisa la macroeconomía para salir de la estanflación, ¿cuál es el plan C o D de la Administración Macri?
Eje de Cambiemos en Diputados, de izq. a der.: Emilio Monzó, Mario Negri y Nicolás Massot.
Muy interesante la columna de Jorge Fernández Díaz en el diario La Nación, confirmando los conceptos de Claudio Chiaruttini (aunque muy cuestionable lo de Fernández Díaz hablando de 'cobardía del capital'. ¿Es lo que piensa de los Saguier o de Héctor Magnetto, para quienes trabaja y quienes han iniciado fuertes programas de reingeniería que incluye plantas laborales más reducidas?):
"(...) El comportamiento empresario, en este nuevo ciclo, está lleno de matices y contradicciones. Por un lado, figura en la página del Ministerio de Economía que el sector privado anunció este año inversiones por 53.000 millones de dólares, pero se trata en muchos casos de intenciones a dos años o de fecha difusa. Es, no obstante , una cifra considerable, sobre todo si se la compara con la era kirchnerista. Profesionales independientes, que en base a la Cepal han estudiado la performance completa de Néstor y Cristina, encontraron un electroencefalograma más bien plano. A pesar del relato, la Argentina figuró en el catastrófico puesto 17 entre los veinte países latinoamericanos que atrajeron inversiones durante su década de gloria: le ganamos solamente a Guatemala, Paraguay y El Salvador, y estuvimos muy por debajo de todos los demás. Esta desmitificación se agrava por la dilapidación de los multimillonarios recursos del viento de cola, pero también porque el Estado suplió a la generación de empleo genuino y dejó una hipoteca difícil de remontar. Eso sí: le dieron irresponsablemente gas al consumo en el segundo y tercer trimestre del año pasado para ganar las elecciones a como diera lugar, y entonces cual quier comparación interanual con el presente resulta paupérrima, y además ese fenómeno artificial dejó en el mercado una cierta saciedad: ya compramos todo lo que pudimos con el festival de cuotas, nos estamos tomando un respiro.
Muchos empresarios, en paralelo, llevaban cuatro años de marcha a media máquina, y por lo tanto tenían capacidad excedente: todavía no necesitan invertir ni tomar empleados para producir más. Para colmo, sus asesores financieros son más bien conservadores (a veces magnifican los hechos y se rasgan las vestiduras por cualquier número) y les recomiendan esperar a ver. En algo no se equivocan: es difícil establecer hoy cuáles serán exactamente los costos laborales del año próximo; también las tasas de interés y la rentabilidad posible. Ese consejo resulta confortable, porque ha ce juego con la clásica cobardía del capital. No existe de hecho un liderazgo empresarial que sacuda la estantería, asuma el momento con espíritu patriótico y guíe a la manada. Muchos de los hombres de negocios aumentaron excesivamente los precios al principio para cubrirse de la devaluación y de la eliminación de retenciones, factores que son siempre contractivos, y esa maniobra retrajo aún más el consumo. Hoy, los muchachos se sientan a ver cómo este gobierno no peronista hace equilibrio sobre el alambre, y se amparan en que antes de poner la tarasca (al decir de Cristina) primero deben comprobar si dentro de diez meses Cambiemos trastabilla en las urnas o sobrevive y lleva a cabo las reformas de fondo. (...)
La verdadera vocación del ingeniero puede examinarse en la Ciudad: su gran truco consistió en endeudarse para hacer obras de infraestructura. Pero la histo ria argentina enseña que el consumo es lo único que garantizó la gobernabilidad. Sus críticos de la política hacen facilismo económico y esconden el dilema central: el país quedó tan destartalado que para no tomar deuda, habría que realizar un ajuste y una devaluación realmente salvajes, que los opositores tampoco apoyarían. Macri está comprando tiempo y anestesia. Si Trump ganara las elecciones del martes, la incertidumbre de los mercados le birlarían a Cambiemos la posibilidad de ese pulmotor, a pesar de la liquidez reinante. Pero por lo pronto, y a pesar de las penurias y peligros, la amenaza de los estallidos de fin de año parecen haberse atenuado un poco: el Gobierno está peor de lo que profetizaban sus exégetas, pero mucho mejor de lo que creían sus enemigos. (...)".
¿Tendrá algo que ver la objeción empresaria del déficit fiscal que escala a diario, con el 'verano de decretazos' que prepara Mauricio Macri, de acu erdo a Ignacio Zuleta?
El ex jefe de Política del diario Ámbito Financiero, escribió en el diario Clarín una columna -en estilo de los tradicionales Quinchos del diario especializado, y que él luego continuó en su blog Zuleta Sin Techo-, titulada "Macri pretoriano, prepara la lapicera", anticipando Decretos de Necesidad y Urgencia de parte del Presidente de la Nación:
"Despunta el otro Mauricio Macri en el horizonte. No el negociador florentino que consiguió que un Congreso, que no dominaba, le haya votado casi 70 leyes, sino el Macri de los DNU, herramienta de quien gobierna en minoría. Cerró el viernes una semana tumultuosa con el almuerzo de gabinete en Olivos, con plétora de secretarios de Estado, para devanar la nueva etapa, la del fin del año legislativo. Cuando cese el actual período, el 30 de noviembre, recupera la lapicera de las grandes audacias de su primer tramo – los DNU de jueces de la Corte en comisión, la demolición de la ley de Medios, las grandes transferencias de partidas – y hace músculo el númen del ala pretoriana de su gobierno, Fabián Rodríguez Simón, asesorísimo en temas escarpados. Fue el ingenio de aquella saga de decretazos que marcaron sus relaciones con la oposición.
Ahora el debate es si cerrar o no el Congreso hasta marzo próximo, o prolongar las sesiones. Hasta ahora el ala moderada de esa mesa –Marcos Peña, Pablo Clucellas– prefieren una prórroga de las sesiones ordinarias para cerrar algunas costuritas –ley de ART, Emprendedores, algún coletazo de la Reforma Electoral. De extraordinarias ni hablar. Con un Congreso en contra , las extraordinarias las carga el diablo. Las convoca el Ejecutivo si tiene un menú de iniciativas acordadas con la oposición.
El ala legislativa de Cambiemos lo desaconseja. Mejor cerrar las puertas porque el desgaste ha sido altísimo, se ha podido mantener la alianza del Partido del Ballotage unido, pese a disidencias que saltan en cuanto se mira en detalle los forcejeos internos de las últimas sesiones. La charla fue abierta porque Macri demoró en llegar de la Fiesta del Maní en Córdoba y seleccionó a algunos participantes para tener bilaterales a solas. Y saludar al conjunto que fue llamado por Fernando de Andreis con un pretexto difícil de creer: una reunión social para que los secretarios de Estado se conozcan entre sí, porque muchos llevan un año en funciones y nunca se han visto la cara. En una de esas, eso era bueno. Lo que funciona mejor no tocarlo.
El Macri pretoriano ya mandó mensajes fuertes. El primero, que no admitirá cambios al proyecto de reforma electoral que votó Diputados. Si el Senado llega a devolver a Diputados la iniciativa para imponer un recuento de boletas sin chip, o la gradualidad en su aplicación, tiene decidido directamente vetar la ley. (...)".
Dato para Urgente24: en este caso, en 2017 se votaría con las mismas herramientas que en 2015.
Continuando este debate sobre gasto público/déficit fiscal, la incredulidad empresarial y los mecanismos onerosos de conciliación de Macri, Julio Blanck en el diario Clarín:
"(...) Curioso para el prejuicio que acompaña cada una de sus acciones, el Gobierno parece haber encontrado una mejor sintonía prácti ca con los sindicalistas que con los empresarios. Quizás porque ese prejuicio -”gobiernan para los ricos”- en buena parte sea efectivamente cierto. Y con la salvedad, también, de que los dirigentes gremiales hace rato que abandonaron la pobreza y son empresarios de sus propias organizaciones.
Esto viene a cuento de que el Presidente revela que hay temas que considera esenciales, de los que se ocupa personalmente sumándose a la tarea específica de los ministros. Un caso es la negociación con los sindicatos petroleros para vincular remuneración y productividad. Es una aspiración histórica del sector empresario y una condición indispensable para ayudar a la llegada de fuertes inversiones. Macri en persona se ocupó de argumentar ante Guillermo Pereyra, jefe del sindicato de petroleros privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, y senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino. En Neuquén está la porción fundamental del riquísimo yacimiento d e Vaca Muerta, cuya explotación integral podría cambiar la ecuación energética y económica del país.
Después de una reunión conjunta con Pereyra y el titular de YPF, Miguel Gutiérrez, y de una charla a solas en Olivos entre Macri y el senador y sindicalista Pereyra, los petroleros aceptaron la propuesta y se comenzaron a negociar convenios tomando en cuenta la productividad.
Y aunque en términos estrictos la pulseada de empresas y gremios petroleros apunta a reducir beneficios laborales a cambio de evitar despidos, para Macri allí está el germen en un cambio estructural en las relaciones laborales. Fuentes del Gobierno dicen que iniciativas similares pretenden trasladar a gremios de la energía, marítimos y el sector automotriz.
Productividad de los trabajadores y competitividad de los empresarios son las palancas con que el Gobierno espe ra llevar adelante un proceso de transformación económica, imprescindible para impulsar una nueva etapa de desarrollo. Ese concepto está presente en la convocatoria a la mesa de diálogo que ya se tendió con los empresarios y la CGT. El coordinador del Gabinete, Mario Quintana, y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, trajinan el tema desde el Gobierno.
La mesa tripartita hizo su presentación pública hace menos de veinte días. Y por ahora allí sólo se está discutiendo la coyuntura más estricta: el bono de fin de año que piden los gremios con auspicio indisimulado del Gobierno y que el sector privado, aún con muchos reparos, aceptó desembolsar.
Difícil zafar de la coyuntura en un país tan desigual que el 10% más rico de la población obtiene casi catorce veces más recursos que el 10% más pobre, según las últimas cifras del INDEC. Un país donde 3 millones de personas viven en villas de emergencia, la mitad de ellas en el Gr an Buenos Aires. Es el resultado de un relevamiento de la organización no gubernamental TECHO, que tiene diálogo y trabajo con el área de Desarrollo Social que conduce la ministra Carolina Stanley.
Prudente, porque no parece desconocer ni niega la penuria social que sus medidas de corrección económica agravaron, Macri sostiene –contra la ansiedad de muchos, poderosos o no– que debe andar paso a paso porque la sociedad no le dio un mandato de cambio drástico e integral.
Argumenta –remitiéndose a un diagnóstico de su jefe de Gabinete, Marcos Peña– que un tercio lo votó para que cambie de raíz todo el modelo kirchnerista. Que otro tercio votó en contra suyo y siempre lo hará, porque defiende el país kirchnerista aunque ya no esté dispuesto a seguir a sus referentes empezando por Cristina. Y que hay un último tercio, al cabo el decisivo, que lo votó a él reclamando un cambio polí tico, institucional y cultural, pero cuidando de preservar las vigas principales de la economía kirchnerista. (...)".
Y también aporta al respecto Mariano Spezzapria desde el diario platense El Día:
"(...) Con semejantes problemas judiciales, en el PJ orgánico le ponen cada vez menos fichas a la posibilidad de que Cristina sea candidata a senadora nacional aquí en la Provincia en 2017. Y también dudan de sus posibilidades electorales, puesto que sólo la ven fuerte en algunos distritos de la Tercera Sección, pero estaría rezagada en la Primera y se desplomaría en todo el Interior.
Algunas compañías, como la de Boudou, no ayudan a recomponer la imagen de Cristina. El ex vicepresidente metió “las patas en la fuente” de la Plaza de Mayo y provocó todo tipo de reacciones. Algunos vieron en esa imagen la degradación final del peronismo, pero se trata de un movimiento al que se lo dio por muerto tantas veces como las que lo resucitaron.
Como sea, Boudou fue echado del palco central de la marcha de las CTA, por orden de Pablo Michelli. “Tendría que quedarse en su casa y no venir acá a generar problemas”, explicó luego el dirigente que pugna por la unidad del sindicalismo más combativo para forzar al triunvirato de la CGT a terminar el año con un paro general, algo que por el momento no figura en sus planes.
Tanto es así, que dentro de diez días volverá a sentarse con el gobierno y los empresarios en la mesa de diálogo inaugurada el mes pasado y se estima que allí mismo se anunciarán los sectores que recibirán el bono de fin de año, que beneficiará tanto a trabajadores públicos como privados. En el caso del Estado nacional, unos 15 0.000 agentes recibirían un promedio de 3.000 pesos.
Más dudas al respecto hay en las provincias y los municipios que no están en condiciones de pagar el bono, como lo reconoció aquí la gobernadora Vidal. Pero algunos sectores de la producción, como el agropecuario, se sienten en deuda con la administración de Cambiemos por la rebaja de retenciones y ya negocian el pago extra en conversaciones que protagoniza la Sociedad Rural.
Los empresarios más importantes del país creen, no obstante, que otros temas pendientes en la agenda serán más relevantes en términos políticos. Por caso, las por ahora soterradas charlas para que una cadena de televisión norteamericana compre los derechos de transmisión del fútbol argentino, una vez que concluya el programa Fútbol para Todos, financiado por el Estado nacional.
Esa jugada, atribuida a un importante funcionario del gobierno, podría a lterar los equilibrios internos, así como también la discusión en torno al “monopolio” de las compañías telefónicas sobre el mercado de los teléfonos celulares. El resultado de esas conversaciones, que ya están presentes en las mesas políticas y económicas mejor tendidas, no será neutro para el país. (...)".
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