sábado, 5 de noviembre de 2016

LLEGAMOS !!!

LLEGAMOS HOY....!!!! A LA MAÑANA...., VENDRAN A RECIBIRNOS....???????? Navegando con el viento en la cara o Barlovento Sr. Jorge Mourrut de Beauverger: Muchas gracias por la fragata que me envía. El título que lleva “Llegamos hoy, a la mañana….¿vendrán a recibirnos?” me conmueve profundamente, ya que me siento identificado con ciertas esperanzasa que yo me había hecho. Poco sé de términos náuticos, pero sin embargo tengo una mínima noción de que Barlovento es el lugar de donde viene el viento y sotavento el lugar adonde se dirige. Y, en caso de que nos agarre un temporal, debemos de alejarnos lo máximo posible de las costas de sotavento, ya que la fuerza del viento nos puede abatir y hacernos llevar contra las rocas. Y, a la hora de elegir un buen fondeadero, hay que elegir siempre un fondeadero con la costa a barlovento. Disculpe la ignorancia de mi pregunta: ¿la foto es la Fragata Libertad? Pues si es ella, la fuerza de su imagen trasciende el simbolismo y me p ega fuerte el mensaje que conlleva una embarcación navegando con rumbo cierto y no a la inversa. Mi propia vida, como ya le conté anteriormente, se produce una bisagra cuando estaba por cumplir 20 años. Y así, he navegado primeramente a sotavento, pero luego he tenido la fortuna de hacerlo de cara al viento o barlovento para dirigir el rumbo de mi vida donde Dios lo ha querido. Mi libre albedrío se fue desarrollando paulatinamente y, paso a paso fui descubriendo que toda obra o realización de los propios ideales es "heterodoxa" en relación con la meta o fin a la que se aspira. El piloto de un barco primero zarpa y aspira a atracar su nave en un puerto determinado. Mientras tanto, no atraca sino que navega, navega, navega de día y de noche. En el itinerario o ruta influyen muchos factores y fenómenos que concurren para frustrar el viaje. Máxime cuando se presentan tormentas y huracanes que pueden hacer zozobrar la nave. La incomprensión y la envidia son los principales enemigos. Pero, tengo por herencia la escuela de navegación de mi padre que me enseñó a mi simple y temeroso grumete que no hay que desfallecer ni darse por vencido, nosotros podemos irnos a pique pero jamás nuestros ideales si éstos son nobles, puros, generosos, Ninguna contrariedad nos debe obnubilar si tenemos firme la brújula en la mano pues, de lo contrario, si la perdemos o no es arrebatada, no sabremos por donde vamos y adónde nos dirigimos. En este viaje de la vida, tendremos que actuar como Ulises que se hizo atar al palo mayor y se tapó los oídos con cera para no escuchar los cantos de sirena que, si los escuchaba harían que la nave chocara contra las rocas y se hundiera. Yo, con mis 64 años, creo haber llegado a buen puerto, terminé mi carrera, pues ya estoy jubilado de la justicia, donde he tenido mil sinsabores a causa de proyectos y propuestas que apuntan a introducir una nueva competencia al Ministerio Fiscal, que es el titular (excluyente) de la acción penal, para lo cual hace seis años escribí un pequeño libro, más bien un opúsculo, en cuya tapa se observa un faro (que cualquiera puede verlo en mi muro de facebook) que desde una isla ilumina a los barcos de noche para que no encallen y puedan navegar confiadamente. En esta idea, debo reconocer que me ayudó muchísimo mi padre que hizo el dibujo original y luego el editor don Federico Lerner, hijo del conocido librero jurídico Marcos Lerner. El Fiscal General de esa época no pudo apoyar mi idea dado que tuvo problemas personales, de modo que no lo culpo en absoluto de que mi propuesta se difundiera. Por otro lado, veo que al gobierno de Cambiemos le está sucediendo algo parecido en su carrera o plan para tratar de levantar a la Nación, la nave que Mauricio Macri oficia de Piloto Mayor y se empeña por levantarla de la postración en que se encuentra. Hace casi nueve meses le he enviado el librito en cuestión con una carta adjunta, pero pienso que no se debe haber enterado de mi envío. Y, como le dije hace poco al amigo Alfredo Nobre Leites al preocuparse por la falta de respuesta presidencial. “Estimado amigo Alfredo, muchas gracias por sus palabras. El título más valioso que el otorgado por cualquier universidad es el de ser una buena persona y defender los valores que impliquen derrotar el mal ayudado por la estulticia de los pedantes. Ud. tiene ese título: es una gran persona que me hace el honor de difundir mis humildes ideas que son como unas cenicientas encerradas en el altillo de la casa, pero a diferencia del cuento infantil, no han ido a ningún baile, no han perdido ningún zapato y ni siquiera tienen madrastra perversa y hermanastras envidiosas. Son unas ideas ignotas cuyo padre está ya acostumbrado a clamar en el desierto. Nobleza obliga: Le agradezco desde lo más profundo del alma, su interés por mi humilde persona y mis ignotas ideas ya que ni siquiera un conocido ex decano de la Facultad de Derecho de la UNC le ha interesado invitarlas al baile oficial. Dicho profesor fue uno de los que más tiempo ocupó el decanato. Incluso le obsequié el opúsculo del que soy autor. No voy a decir la frase nadie es profeta en su tierra. Primero, porque no soy ningún profeta, ni lo quiero ser, tampoco soy un iluminado pese a mi apellido. Y, segundo, creo que las ideas, como ya alguien lo dijo antes: Las ideas son como las semillas del sembrador, algunas caen en tierra fértil y germinan para que crezca la planta y otras caen en el camino y entre las piedras y se las comen los pájaros…” Luis Illuminati

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