sábado, 19 de noviembre de 2016
EL SICARIO
LAS 7 PROPUESTAS DEL RACISTA Y SICARIO DONALD TRUMP QUE EXPLICAN SU VICTORIA
EL RACISTA Y SICARIO Donald Trump convirtió el insulto en un arma política.
La victoria del racista y sicario Donald Trump ( como el ‘Brexit’ en
el Reino Unido, o la victoria del ‘no’ en Colombia ) significa,
primero, una nueva estrepitosa derrota de los grandes medios
dominantes y de los institutos de sondeo y de las encuestas de
opinión. Pero significa también que toda la arquitectura mundial,
establecida al final de la Segunda Guerra Mundial, se ve ahora
trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica se van a
barajar de nuevo. Otra partida empieza. Entramos en una era nueva cuyo
rasgo determinante es ‘lo desconocido’. Ahora todo puede ocurrir.
¿Cómo consiguió el sicario Trump invertir una tendencia que lo daba
perdedor y lograr imponerse en la recta final de la campaña ? Este
personaje atípico, con sus propuestas grotescas y sus ideas
sensacionalistas, ya había desbaratado hasta ahora todos los
pronósticos. Frente a pesos pesados como Jeb Bush, Marco Rubio o Ted
Cruz, que contaban además con el resuelto apoyo del establishment
republicano, muy pocos lo veían imponerse en las primarias del Partido
Republicano, y sin embargo carbonizó a sus adversarios, reduciéndolos
a cenizas.
Hay que entender que desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún
no hemos salido) ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos
están profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo,
ha perdido credibilidad. Los sistemas políticos han sido sacudidos
hasta las raíces. En Europa, por ejemplo, se han multiplicado los
terremotos electorales (entre ellos, el Brexit). Los grandes partidos
tradicionales están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de
formaciones de extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países
nórdicos) o de partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España).
El paisaje político aparece radicalmente transformado.
Ese fenómeno ha llegado a Estados Unidos, un país que ya conoció, en
2010, una ola populista devastadora, encarnada entonces por el Tea
Party. La irrupción del multimillonario sicario Donald Trump en la
Casa Blanca prolonga aquello y constituye una revolución electoral que
ningún analista supo prever. Aunque pervive, en apariencias, la vieja
bicefalia entre demócratas y republicanos, la victoria de un candidato
tan heterodoxo como Trump constituye un verdadero seísmo. Su estilo
directo, populachero, y su mensaje maniqueo y reduccionista, apelando
a los bajos instintos de ciertos sectores de la sociedad, muy distinto
del tono habitual de los políticos estadounidenses, le ha conferido un
carácter de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del
electorado de la derecha. Para muchos electores irritados por lo «
políticamente correcto », que creen que ya no se puede decir lo que se
piensa so pena de ser acusado de racista, la « palabra libre » de
Trump sobre los latinos, los inmigrantes o los musulmanes es percibida
como un auténtico desahogo.
A ese respecto, el candidato republicano ha sabido interpretar lo que
podríamos llamar la « rebelión de las bases ». Mejor que nadie,
percibió la fractura cada vez más amplia entre las élites políticas,
económicas, intelectuales y mediáticas, por una parte, y la base del
electorado conservador, por la otra. Su discurso violentamente
anti-Washington y anti-Wall Street sedujo, en particular, a los
electores blancos, poco cultos, y empobrecidos por los efectos de la
globalización económica.
Hay que precisar que el mensaje del sicario Trump no es semejante al
de un partido neofascista europeo. No es un ultraderechista
convencional. Él mismo se define como un «conservador con sentido
común» y su posición, en el abanico de la política, se situaría más
exactamente a la derecha de la derecha. Empresario multimillonario y
estrella archipopular de la telerealidad, el sicario Trump no es un
antisistema, ni obviamente un revolucionario. No censura el modelo
político en sí, sino a los políticos que lo han estado piloteando. Su
discurso es emocional y espontáneo. Apela a los instintos, a las
tripas, no a lo cerebral, ni a la razón. Habla para esa parte del
pueblo estadounidense entre la cual ha empezado a cundir el desánimo y
el descontento. Se dirige a la gente que está cansada de la vieja
política, de la « casta ». Y promete inyectar honestidad en el sistema
; renovar nombres, rostros y actitudes.
Los medios han dado gran difusión a algunas de sus declaraciones y
propuestas más odiosas, patafísicas o ubuescas. Recordemos, por
ejemplo, su afirmación de que todos los inmigrantes ilegales mexicanos
son "corruptos, delincuentes y violadores". O su proyecto de expulsar
a los 11 millones de inmigrantes ilegales latinos a quienes quiere
meter en autobuses y expulsar del país, mandándoles a México. O su
propuesta, inspirada en « Juego de Tronos », de construir un muro
fronterizo de 3.145 kilómetros a lo largo de valles, montañas y
desiertos, para impedir la entrada de inmigrantes latinoamericanos y
cuyo presupuesto de 21 mil millones de dólares sería financiado por el
gobierno de México. En ese mismo orden de ideas : también anunció que
prohibiría la entrada a todos los inmigrantes musulmanes…Y atacó con
vehemencia a los padres de un militar estadounidense de confesión
musulmana, Humayun Khan, muerto en combate en 2004, en Irak.
También su afirmación de que el matrimonio tradicional, formado por un
hombre y una mujer, es "la base de una sociedad libre", y su crítica
de la decisión del Tribunal Supremo de considerar que el matrimonio
entre personas del mismo sexo es un derecho constitucional. Trump
apoya las llamadas "leyes de libertad religiosa", impulsadas por los
conservadores en varios Estados, para denegar servicios a las personas
LGTB. Sin olvidar sus declaraciones sobre el "engaño" del cambio
climático que, según el sicario Trump, es un concepto "creado por y
para los chinos, para hacer que el sector manufacturero estadounidense
pierda competitividad".
Este catálogo de necedades horripilantes y detestables ha sido,
repito, masivamente difundido por los medios dominantes no solo en
Estados Unidos sino en el resto del mundo. Y la principal pregunta que
mucha gente se hacía era : ¿ cómo es posible que un personaje con tan
lamentables ideas consiga una audiencia tan considerable entre los
electores estadounidenses que, obviamente, no pueden estar todos
lobotomizados ? Algo no cuadraba.
Para responder a esa pregunta tuvimos que hendir la muralla
informativa y analizar más de cerca el programa completo del candidato
republicano y descubrir los siete puntos fundamentales que defiende,
silenciados por los grandes medios.
1) Los periodistas no le perdonan, en primer lugar, que ataque de
frente al poder mediático. Le reprochan que constantemente anime al
público en sus mítines a abuchear a los "deshonestos" medios. El
sicario Trump suele afirmar: « No estoy compitiendo contra Hillary
Clinton, estoy compitiendo contra los corruptos medios de
comunicación[i] » . En un tweet reciente, por ejemplo, escribió : « Si
los repugnantes y corruptos medios me cubrieran de forma honesta y no
inyectaran significados falsos a las palabras que digo, estaría
ganando a Hillary por un 20%. »
Por considerar injusta o sesgada la cobertura mediática, el candidato
republicano no dudó en retirar las credenciales de prensa para cubrir
sus actos de campaña a varios medios importantes, entre otros : The
Washington Post, Político, Huffington Post y BuzzFeed. Y hasta se ha
atrevido a atacar a Fox News, la gran cadena del derechismo
panfletario, a pesar de que lo apoya a fondo como candidato favorito…
2) Otra razón por la que los grandes medios atacaron con saña al
sicario Trump es porque denuncia la globalización económica,
convencido de que ésta ha acabado con la clase media. Según él, la
economía globalizada está fallando cada vez a más gente, y recuerda
que, en los últimos quince años, en Estados Unidos, más de 60.000
fábricas tuvieron que cerrar y casi cinco millones de empleos
industriales bien pagados desaparecieron. 3) Es un ferviente
proteccionista. Propone aumentar las tasas sobre todos los productos
importados. « Vamos a recuperar el control del país, haremos que
Estados Unidos vuelva a ser un gran país. », suele afirmar, retomando
su eslogan de campaña.
Partidario del Brexit,el sicario Donald Trump ha desvelado que, una
vez elegido presidente, tratará de sacar a EE.UU. del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés).
También arremetió contra el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP
por sus siglas en inglés), y aseguró que, de alcanzar la Presidencia,
sacará al país del mismo : « El TPP sería un golpe mortal para la
industria manufacturera de Estados Unidos. »
En regiones como el rust belt, el «cinturón del óxido» del noreste,
donde las deslocalizaciones y el cierre de fábricas manufactureras
dejaron altos niveles de desempleo y de pobreza, este mensaje de Trump
está calando hondo.
4) Así como su rechazo de los recortes neoliberales en materia de
seguridad social. Muchos electores republicanos, víctimas de la crisis
económica del 2008 o que tienen más de 65 años, necesitan beneficiarse
de la Social Security (jubilación) y del Medicare (seguro de salud)
que desarrolló el presidente traidor Barack Obama, esta en Lima a
quer monos, y que otros líderes republicanos desean suprimir el
sicario Trump ha prometido no tocar a estos avances sociales, bajar
el precio de los medicamentos, ayudar a resolver los problemas de los
« sin techo », reformar la fiscalidad de los pequeños contribuyentes y
suprimir el impuesto federal que afecta a 73 millones de hogares
modestos.
5) Contra la arrogancia de Wall Street, el sicario Trump propone
aumentar significativamente los impuestos de los corredores de hedge
funds que ganan fortunas, y apoya el restablecimiento de la Ley
Glass-Steagall. Aprobada en 1933, en plena Depresión, esta ley separó
la banca tradicional de la banca de inversiones con el objetivo de
evitar que la primera pudiera hacer inversiones de alto riesgo.
Obviamente, todo el sector financiero se opone absolutamente al
restablecimiento de esta medida.
6) En política internacional, el sicario Trump quiere establecer una
alianza con Rusia para combatir con eficacia a la Organización Estado
islámico (ISIS por sus siglas en inglés). Aunque para ello Washington
tenga que reconocer la anexión de Crimea por Moscú.
7) El sicario Trump estima que con su enorme deuda soberana, los
Estados Unidos ya no disponen de los recursos necesarios para conducir
una política extranjera intervencionista indiscriminada. Ya no pueden
imponen la paz a cualquier precio. En contradicción con varios
caciques de su partido, y como consecuencia lógica del final de la
guerra fría, quiere cambiar la OTAN : « No habrá nunca más garantía de
una protección automática de los Estados Unidos para los países de la
OTAN. »
Todas estas propuestas no invalidan en absoluto las inaceptables,
odiosas y a veces nauseabundas declaraciones del candidato republicano
difundidas a bombo y platillo por los grandes medios dominantes. Pero
sí explican mejor el por qué de su éxito.
En 1980, la inesperada victoria de Ronald Reagan a la presidencia de
Estados Unidos había hecho entrar el planeta en un Ciclo de cuarenta
años de neoliberalismo y de globalización financiera. La victoria hoy
de Donald Trump puede hacernos entrar en un nuevo Ciclo geopolítico
cuya peligrosa característica ideológica principal –que vemos surgir
por todas partes y en particular en Francia con Marine Le Pen – es el
‘autoritarismo identitario’. Un mundo se derrumba pues, y da vértigo…
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