viernes, 4 de noviembre de 2016

RELATO GASTADO

Otero UN RELATO GASTADO COMO UNICA DEFENSA JUDICIAL Hace unos días prestó declaración indagatoria ante el juez federal Ercolini la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. El motivo de la declaración era la imputación de favorecer con obras públicas a Lázaro Báez, de quien hay serias evidencias de que fue por lo menos socio de los Kirchner, aunque otros le adjudican lisa y llanamente la condición de testaferro. Pero la imputada no contestó las preguntas de los fiscales y centró su defensa en argumentar que es víctima de una persecución política. Ya su hijo Máximo había ensayado hace pocos días la misma línea, cuando habló en un acto en conmemoración del 17 de Octubre. Esa defensa busca fortalecerse con ecos continentales. Según el nuevo relato, habría una conspiración del neoliberalismo para terminar con los gobiernos populares. Así, no sólo Cristina Kirchner sería la víctima, sino también Dilma en Brasil y Maduro en Venezuela. De acuerdo a este enfoque, las peripecias judiciales serían una mera anécdota, un instrumento más de un vasto plan de la derecha y los poderes concentrados contra aquellos gobernantes que se atrevieron a desafiar el statu quo y privilegiar a los pobres. No hay que subestimar el efecto que puedan causar esas falacias en muchas personas poco informadas, pero para los jueces y los fiscales son elementos irrelevantes. Cristina Kirchner no está siendo investigada por sus opiniones, por sus ideas ni por sus políticas de gobierno. Estas fueron desastrosas, pero respecto de ellas su responsabilidad es política y su juzgamiento corresponde a los ciudadanos en el momento de votar. Lo que se juzga en sede judicial es la eventual comisión de delitos de corrupción. Sobre esas cuestiones debe aportar argumentos y pruebas que contrarresten las más que fundadas sospechas que existen en torno a ella. Quien es acusado injustamente tiene el mayor interés en contar la verdad. Aquellos que cambian de tema no pueden por eso ser declarados culpables, porque nadie está obligado a declarar contra sí mismo, pero evidentemente tienen mucho que ocultar. Fue especialmente llamativo que la ex presidente negara ser amiga o socia comercial de Báez. Respecto de lo primero, tal vez tenga razón. No es ella una persona que suela tener amigos. Báez era un mero subordinado, un oscuro cajero de banco al que los Kirchner llevaron en pocos años a ser multimillonario. En cuanto a lo segundo, es innegable. Una de dos: o era socio o era testaferro. Pero la estrecha relación económica que mantuvo con la familia Kirchner está fuera de duda. La justicia está avanzando. Podemos reprocharle la tardanza de tantos años, pero hoy, en el marco de una Argentina presidida por quien respeta la división de poderes, los magistrados pueden hacer su tarea con total libertad. Frente a la abrumadora cantidad de pruebas colectadas, las chicanas y las arengas políticas son intentos desesperados de frenar lo inevitable. El cambio que propone Cambiemos tiene múltiples manifestaciones. Algunas de las más evidentes se dan en el ámbito internacional y en el económico. La Argentina ha dejado atrás su prolongado e inexplicable aislamiento y re ordena las grandes variables macroeconómicas desquiciadas por el populismo. Pero la transformación más profunda es cultural e institucional. Esta es menos vistosa, porque se nutre muchas veces de omisiones más que de acciones. Así, la recuperación de la independencia judicial se expresa, entre otros aspectos, en no interferir con la labor de los jueces y los fiscales. La justicia puede operar con libertad porque no hay operadores. La tan arraigada cultura autoritaria que arrastramos puede hacerles creer a algunos que se trata de un síntoma de debilidad. Es, en verdad, lo contrario: no hay mayor fuerza que el sereno y firme respeto por la Constitución.

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