jueves, 26 de noviembre de 2009

BLINDAJE



Aunque acorralado, el gobierno darà pelea hasta el final

El blindaje del modelo K 2010



El gobierno se prepara para neutralizar al Congreso y la oposición, mientras toma distancia de Washington.




A toda velocidad el kirchnerismo está instalando el escenario del 2010, que tiene importantes variaciones con el actual. Los ajustes en marcha tienen que ver fundamentalmente con la idea de blindar el poder para resistir los embates de la creciente oposición y el malestar social.

Adiós Congreso

Dos hechos revelaron en los últimos días las intenciones finales del oficialismo acerca de cómo funcionar siendo minoría en el Congreso. La sanción de la prórroga de la Ley de Emergencia Económica por dos años en lugar de uno, como viene haciéndose desde el 2003, es un síntoma. Que coincide con la reciente confesión de Agustín Rossi, cuando afirmó días atrás que el gobierno vetará las leyes que no sean de su agrado. En realidad, la solución elegida sería que el Congreso vote la menor cantidad de proyectos posibles, mediante el procedimiento de quitarle quórum a las sesiones o trabar la aprobación de los proyectos presentados por la oposición. Según el cálculo de Olivos, si los bloques opositores no consiguen sancionar sus proyectos, esta frustración hará que el arco anti K se disgregue. Elisa Carrió, Felipe Solá y Gerardo Morales, entre otros, irían perdiendo gravitación.

La moyanización del peronismo

La neutralización del Congreso es la primera maniobra para blindar el poder. La segunda es la moyanización del PJ. Kirchner avala que el camionero -secundado por D’Elía- se vaya convirtiendo en el eje del nuevo armado del Frente para la Victoria. El acto que prepara la CGT para el 15 de diciembre en Vélez apunta a balancear el poder partidario de los intendentes del conurbano. Kirchner ya supo el 28-j hasta dónde son capaces de ir los caciques del PJ cuando se trata de sobrevivir. La idea de que la dirigencia pejotista se está preparando para traicionarlo lo obsesiona. Prefiere, en cambio, cederle a Moyano la candidatura a vicegobernador de Buenos Aires y un tercio de las listas de diputados nacionales, porque creería que aquél tiene poco espacio para traicionar. Su identificación con Kirchner es tan grande que le resultaría muy difícil separarse del gobierno sin que los gordos le arrebaten la conducción de la CGT. Este blindaje moyanista debilita no sólo a los intendentes, sino a los gobernadores, empezando por el propio Scioli, convertido hoy en un delegado.

El efecto Macri.

El caso del espionaje en la Policía Metropolitana sirvió para el gobierno golpeara con éxito la credibilidad de Mauricio Macri como candidato presidencial. En el lenguaje político de los mensajes, vale esto como un fuerte aviso para Francisco de Narváez, Felipe Solá, Eduardo Duhalde y Julio Cobos. Kirchner los quiere disuadir de que levanten ahora el perfil para confrontar con él en este, su momento de mayor debilidad. Los que se atrevan a desafiarlo recibirían algo semejante de lo que le tocó a Macri. Los radicales ya recibieron también su mansaje a través de Ricardo Colombi.

Uno de los primeros en entender esta realidad fue Carlos Reutemann. Cuando el gobierno lo dejó mal parado, cooptando a su principal aliada Roxana Latorre, el santafesino comprendió que si emergía como el candidato del PJ disidente, la maquinaria oficial encontraría el modo de averiar su figura. Su actual silencio le sirve entonces para comprar tiempo. Si el oficialismo consigue inmovilizar al Congreso y disuadir a los presidenciables de que mantengan un perfil alto, es posible que el malestar se canalice a través de más agitación y hasta violencia.

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