miércoles, 25 de noviembre de 2009
PULENTAS
— Laura Etcharren.
“Qué lindo que la gente se quiera”.
En la austeridad del pensamiento autocrítico gubernamental se observa, desde los diferentes cordones de la sociedad, el naufragio de la Argentina sitiada. Sitiada por un simulacro de inoperancia que es, en realidad, la funcionalidad del crimen organizado que ha penetrado desde distintos lugares para instalarse y hacer raíces.
Desde algunos apartados de la policía federal y bonaerense que se dedican a impartir su conocimiento para fomentar los pequeños brotes de células juveniles del mal, hasta la permeabilidad poco inocente de las fronteras y la premeditada falta de radarización en las pistas, la situación de inseguridad se eleva.
Y mientras el pueblo se auto convoca espontáneamente o asiste a la organización del encuentro, los delincuentes siguen con su actividad y los gobernantes, también. Porque mientras la sociedad está “distraída” reclamando el derecho a la vida y cohabitar en un marco de contención legal, los aprovechadores de siempre ingresan a las casas para saquearlas y los cómicos de arriba, los que supieron inspirar al “Gran Cuñado” de Tinelli, siguen la meta que se han propuesto.
Entonces, vos seguís siendo un golpista que representa lo peor del país y yo soy un laburante que represento a la clase trabajadora. A nosotros nos interesan los Derechos Humanos y a ustedes, oligarcas, llenarse los bolsillos.
Por otro lado me presento como candidata y después no quiero asumir porque encuentro que puedo ser más útil a la política sin ocupar una banca. Y Moria Casan es muy derecha. Y a Moria el repentino reclamo de las figuras del espectáculo le hace ruido.
Ruido, palabra que se convierte en acción cuando los piqueteros toman las calles y todos nos tenemos que acomodar. Voy para acá, voy para allá y si puede no salgo.
Me quedo en casa y enciendo el televisor o la radio. Ambas quizás. Y escucho a Carrió con su apocalíptico discurso y la soberbia de la verdad absoluta. Siempre lo peor está llegando. Ya llega, falta poco. Estamos ahí, todavía no tacamos fondo. Es solo, cuestión de segundos.
Ella es de las que también utiliza a los pobres. Declara que los pobres que el oficialismo manipula para llenar las calles son nuestros pobres. Error. Los pobres son gente trabajadora y no rentada por los gobiernos de turno que cobran planes por no hacer nada.
El pobre tiene dignidad. Y la dignidad se las da el trabajo.
Macri desde el caos ciudadano espera que la justicia se expida como si en Argentina la justicia fuese garantía de algo. Michetti sale a decir que ellos tienen derecho a equivocarse. Lástima que en la equivocación nos arrastran a todos. Y bueno, total, somos una gran familia. Todos sabemos de todos. Y nos espiamos porque somos pícaros, entonces me dijo, le dije, le digo.
¿La hago o no la hago? ¿Lo digo o no lo digo?
Lo digo. Si total acá con buena onda te dicen de todo. Somos todos hermanos, cuñados, tíos, maridos.
Es por eso que a la Presidente le importa como viaja la gente en tren. ¿Le importa? Ah, no. Ella vuela alto. Piensa en otros trenes. Como la fantasía del tren bala o los acuerdos ferroviarios con nuestros hermanos chilenos. Ven, todo queda en familia.
Cristina Fernández podría haber sido la protagonista del film “Un paseo por las nubes”. En realidad, para ser justos, todos podrían haber trabajado ahí porque todos viven en una nube.
Atención. No importa. Seamos tolerantes. Si no, somos fascistas. Golpistas. Dictadores. Subversivos. Desestabilizadores.
Salgamos pues. Demos un bálsamo. Pensemos en Anabela Ascar. Seamos frívolos. Vayamos a comprar revistas para verla en las tapas.
O por qué no, pensemos en su creación. Zulma Lobato y las antiestéticas fotos en topless con sus depiladores. O en un zapping encontremos a Ricardo Fort provocando vergüenza ajena cuando baila. O lo que es peor, escuchar a las mujeres urgentes que dicen que ese sí es un macho.
Es tan lindo que la gente se quiera. Como se quieren Aníbal y Mauricio.
El primero lo trata deliberadamente de vago al segundo y el segundo hace lo que puede.
¿Puede?
Y Scioli pide firmeza para combatir el delito al tiempo que no sabe cómo ser firme con prédica
evangélica. Que vayan a hacer deporte y listo. Como dicen en la cancha o el barrio, somos pulentas.
Pero bueno, volvamos al dicho, qué lindo que la gente se quiera. Y se ve que a Macri le gusta que todos se quieran con todos. Por eso, viva el amor como dice la canción. Tengamos al conjunto “Las Primas” como las canta autoras de otra parte de la realidad argentina.
Celebremos, junto a PRO y la justicia, que los nenes, como querían “Las primas”, estarán con los nenes y las nenas con las nenas.
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