sábado, 28 de noviembre de 2009
VISITA AL VATICANO
La mujer que se dice presidenta de la Argentina pero que en realidad no lo es visitó al Papa Benedicto XVI en el Vaticano junto a su par chilena Michelle Bachellet para conmemorar el vigésimo quinto aniversario del Tratado de Paz con Chile firmado por ambos países junto a Juan Pablo II y que evitó una guerra entre los dos países.
En una muestra más de lo que es el mal gusto , la elección equivocada del vestuario ni hablar de la comitiva que la acompañó encabezada por un ex-terrorista es una cabal afirmación de que nada les inspira respeto ni les provoca veguenza.
En un momento se le acercó un sacerdote para seguramente corregirla en algo que había hecho equivocadamente y en seguida fiel al estilo cache que todos los argentinos padecemos y conocemos la presidente levantó su índice diciendo seguramente una pavada de las tantas que dice a diario tan frecuentes en ella.
Tampoco crean que la Presidenta chilena es un canto a la distinción pero goza de cualidades como la prudencia entonces cuando uno es prudente se equivoca menos. Su vestimenta se percibio sobria y lejos de los lujos, pompas y detalles cargados de ordinariez de la presidenta argentina. Pero cuando fueron invitados a rezar el Padre Nuestro oración que conoce cualquier ser humano sea católico, atéo, agnóstico, no creyente o de cualquier religión la Presidenta Chilena no habría la boca, o sea no rezaba. Grave error en la gente responsable del protocolo del país trasandino. Aunque no sea creyente debiera, por respeto, haber rezado, no hubiera cometido ninguna traición a sus creencias y pensamientos.
Mientras la nuestra rezaba gesticulando como un vendedor de biromes o encendedor de hornallas en el colectivo.
Luego cuando se sentó frente a su santidad por muy poco no le tocó la naríz a Su Santidad con sus labios plenos de botox que sobresalían del tool o velo que lucía al estilo "Catita" el gran personaje de Niní Marshal, unos centimetros.
En fin un grotesco más de esta Argentina que mostró al mundo sus dirigentes en una comitiva tan patética como pobre.
Alejandro Olmedo Zumarán.
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