lunes, 22 de marzo de 2010
MENTIRAS SERIALES
Castellanos - 22-Mar-10 - Opinión
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EDITORIAL
Historias oficiales, mentiras seriales
Así como ni Boudou cree en la inflación del 10% que el INDEC vaticina para este año, confiando más en sus asesores que hablan del 30%, es un poco infantil que se intente barnizar con seria legalidad el chantaje contra la Juez Sarmiento, exhumando el expediente de una investigación contra su padre, el Coronel Luis Alberto Sarmiento.
Como en tantas otras veces la maniobra resultó un bumerang para los objetivos oficiales. La pasión y la venganza no deben mezclarse. Los datos rejuntados parecieron más que suficientes y los servicios ni siquiera consideraron necesario hacer inteligencia previa.
Cuando la patrulla de Gendarmería Nacional enviada a detener al Coronel anunció que les deberían abrir la puerta o la abrirían por la fuerza, quien acompaña a sus padres ancianos llamó a la Jueza. Ésta salió al aire por Radio 10 en el programa de González Oro contando lo que sucedía en ese momento y todo se precipitó de forma catastrófica para los planes oficiales.
Una vez que le fuera franqueada la puerta, Gendarmería se encontró con que el Coronel está en silla de ruedas y padece un Parkinson avanzado. Allí las órdenes y contraórdenes se sucedieron al calor de la bronca. El personal, con toda razón y más sentido de lo que son los derechos humanos que el que tienen nuestros campeones, dijo que el militar no podía ser trasladado dada su condición, además de ir en ello su responsabilidad. Quienes no creían en esto recurrieron a superiores que en base al informe de su gente, repitió lo mismo. Sólo se haría con una orden escrita. Nadie se animó a escribirla. Por lo tanto el imputado quedó en su domicilio para ser revisado por una junta médica.
El examen no necesitó mucho tiempo para que la junta médica determinara que trasladarlo en dichas condiciones no permitiría ni una toma de declaración válida y podía importar un riesgo de vida. Aquí las versiones se dividen entre quienes dicen que todo eso se sabía y que en caso de un desenlace fatal los responsables serían quienes lo habían apresado, y entre otros que aseguran que no tenían idea de la gravedad del estado de salud del acusado.
Ni las declamadas manifestaciones de Aníbal Fernández calificando de bochorno que la Jueza Sarmiento declarara públicamente que consideraba eso como una venganza del gobierno, consiguieron convencer a la opinión pública que lo consideró un chantaje del gobierno.
Pero Fernández no puede con su vocación de manifestarse por su alter ego, el presidente real, y volvió a la carga advirtiendo que quienes cometieron delitos de lesa humanidad deben dar cuenta ante la justicia aunque "sean abuelitos de 85 años y estén enfermos". "En ese marco hay que seguir trabajando fuertemente para tratar de llegar de la mejor forma a todos los que violaron los derechos humanos durante la dictadura".
En esta Argentina donde todo parece ser posible, sería lícito esperar que el tiempo nos permita ver procesado y esposado al mismo Aníbal Fernández y a todos los que violaron los derechos humanos en democracia, ya que poco o nada tienen que envidiar al proceso aquellos que hoy abusan del poder que usurparon para chantajear, o encarcelar ancianos inermes en su enfermedad o, al decir de Carrió "hacen uso de la política de Derechos Humanos al servicio de la presión y la venganza de los jueces que son independientes"...
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