miércoles, 3 de marzo de 2010

VIRTUALIDADES


VIRTUALIDADES Y PENOSOS CONTRASTES

Por el Dr. Enrique G. Avogadro

Nuestra Presidente acaba de terminar su discurso inaugural del año legislativo y, en este preciso momento, el “Pepe” Mujica está asumiendo en Montevideo.

Doña Cristina hoy, realmente, se superó a sí misma en todo. No solamente hizo una demostración de su enorme capacidad de memoria para las cifras, sino que produzco un mensaje esquizofrénico.

Durante toda su alocución se esmeró en definir dos países, uno virtual y otro real, ubicando al que describió con sus propios e inventados datos en la realidad, y llamando al otro mediático.

No viene al caso –ya lo están haciendo los políticos y lo harán mañana los analistas- contestar una por una a las cifras enunciadas, pero sí preguntarse, entonces, a qué se debe la pertinaz falsificación de estadísticas que realiza el Indec desde enero de 2007. Esas mismas informaciones mentirosas son las que permiten a nuestra inefable Presidente sostener que la pobreza y la indigencia se han reducido tan notablemente.

Gracias a Dios, doña Cristina no dio datos concretos acerca de las inversiones que, dijo, están sosteniendo nuestra economía, pero en cambio recurrió, otra vez, al subalterno recurso de burlarse de Irlanda. ¡Qué pena que no se le haya ocurrido hacer comparaciones con Brasil, con Chile y, hoy especialmente, con Uruguay!

Ignoró por completo los dos problemas que más afectan a la población hoy, es decir, la inflación y la inseguridad. En el segundo caso, se limitó a echar la culpa a los jueces, a los que llegó a acusar de corrupción a través de la venta de sentencias absolutorias.

Pero donde realmente batió sus propios y desmesurados records fue cuando, después de hacer una minuciosa apología de sus actuaciones como legisladora y destacar el papel del Congreso, denostando a la Justicia por interferir en el camino del saqueo a las reservas que el famoso DNU intentara, justificó su dictado en las facultades constitucionales que la reforma de 1994 otorgara al Ejecutivo. Y digo que este nuevo nivel de grave inconsistencia fue alcanzado porque olvidó no sólo los requisitos de necesidad y urgencia –nunca demostrados- sino su falta de voluntad para convocar al Poder Legislativo a sesiones extraordinarias, en las cuales hubiera debido tratarse el tema.

Y la apoteosis llegó al final, cuando anunció la derogación del DNU en cuestión, reconociendo así la torpeza con la que había manejado el tema desde diciembre, pero –acto seguido- otra vez ignoró al Congreso informándole que había dictado un nuevo decreto para hacer, prácticamente, lo mismo. Además, dijo haber creado una comisión bicameral para el supuesto control de la forma en que se realizarían los pagos.

Con Mercedes Marcó del Pont al timón del Banco Central, es muy probable que, para cuando esa comisión se constituya –hasta su creación, en realidad, corresponde al propio Congreso- los fondos en cuestión ya estén transferidos a las cuentas que maneja el amadito Boudou y los pagos se hayan efectuado.

En una palabra, una nueva burla a las instituciones de la República, a los legisladores, a los partidos políticos y a la ciudadanía en general.

En un marcado contraste, y casi cuando concluía la ceremonia en Buenos Aires, el “Pepe” hablaba a los parlamentarios uruguayos en su primer discurso como Presidente.

Fue tan fuerte la sensación que me produjo ver, sin solución de continuidad, las realidades tan diferentes de dos países tan semejantes, que –durante algunos minutos- prácticamente no pude pronunciar palabra.

Del otro lado del río, un verdadero estadista –así como, en el pasado, fue un verdadero guerrillero y un verdadero preso y torturado- dio una lección de grandeza y una visión de futuro pocas veces vistas en América Latina.

Habló de educación, explicando que su necesidad es tan imperiosa que Uruguay debería postergar obras de infraestructura si fuera necesario para atenderla, y dijo que saldría a extender los planes sociales y el apoyo a los más desprotegidos, pero mirando “como un perro” la evolución del gasto.

El discurso del “Pepe” fue el de un señor con mayúsculas, y su convocatoria general a todos los partidos para construir juntos las políticas de Estado imprescindibles para los cinco o seis temas más importantes sonó como absolutamente sincera.

Hoy, pese a los alarmados presagios de mis muchísimos amigos uruguayos, el señor Mujica dio una lección de civismo y, sobre todo, garantizó al mundo –a cuyos representantes, incluidos Hillary Clinton, Chávez y Lula, agradeció con afecto y respeto- que Uruguay seguirá siendo el país confiable, aferrado al respeto a sus instituciones, con una transparencia que lo transforma en uno de los países más serios de América, y con un profundo respeto por los contratos que ha sido desde siempre.

Me equivoqué, obviamente, cuando supuse –apoyado en la cerril resistencia a convocar a sesiones extraordinarias- que don Néstor ensayaría un autogolpe para, con un conflicto social grave en la calle, dictar el estado de sitio e impedir que el Congreso se reuniera en ordinarias. Erré, y lo confieso abiertamente.

Pido disculpas a mis lectores por ese pronóstico, que terminó siendo nada más que un falso –y preocupado- alarmismo. De todas maneras, la actitud de los senadores kirchneristas del miércoles pasado, cuando dejaron a la Cámara alta sin quórum, preanuncia una muy difícil vida legislativa para este año, en el cual el Gobierno buscará, por todos los medios, impedir que se dicten las leyes que más le molestan, paralizando su actividad o vetando sus proyectos sancionados.

¡Qué tristeza tengo hoy! ¡Cómo me hubiera gustado que el “Pepe” asumiera en Argentina!

Crónica y Análisis pública el presente artículo por gentileza del Dr. Enrique G. Avogadro

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