viernes, 16 de julio de 2010

VINIERON POR TODO


VINIERON POR TODO



El sentimiento es tan confuso como el motivo que diera lugar al último debate en Senadores. Mezcla rara de indignación, estupor, crispación y hasta asco. Alguna vez, todavía era Presidente de la Nación Néstor Kirchner, me tomé el permiso de redactar una carta que luego fuera publicada en el diario Ámbito Financiero. Para entonces, contaba con un apartado al que uno podía hacer llegar su opinión, denominado “gente enojada”. El título, el mismo. El contenido distinto. Para entonces, me limité a hacer una consideración general. No imaginé que ese “todo”, alcanzaría semejante extremo. El extremo de la vida misma; el extremo de la consagración de la familia Cristiana y de otras muchas religiones.

No podía imaginar que “ese todo” podría involucrar a la Iglesia Católica Apostólica Romana. ¿Por qué?. Simplemente porque no se trata de una Institución patrimonio exclusivo de los argentinos. Imaginé que venían por todo aquello que tuviera que ver con nuestra tradición y con nuestras riquezas. Pero, les dejamos hacer y deshacer a voluntad, al punto de permitirles se metieran en nuestras casas, hogares. Y les permitimos que nos vejaran ante nuestros hijos, nietos. Que les vejaran a ellos, los mismos por quienes tantas veces declamamos ser capaces de ofrecer la vida.

Y ahí están, saboreando las mieles asquerosas de la perversión extrema. Para ellos, lo extremo es lo cotidiano. ¿No son acaso extremistas?. ¿No hacen un culto del extremismo y mantienen relaciones carnales abiertas con personajes de la catadura de un Castro, de un Chávez?

Pero, ¡cuidado!; cuidado porque nuestra tan asumida tibieza puede llegar a repugnar tanto o más que la perversión que les anima. Somos cómplices por inacción; ya no podemos asignarnos la igualmente tibia condición de “adormecidos”. Ya es momento de asumir que estamos asistiendo a nuestros propios funerales.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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