sábado, 24 de octubre de 2009

¡ AY VENEZUELA !


El País (Uruguay) - 24-Oct-09 - Opinión

http://www.elpais.com.uy/09/10/24/predit_449963.asp

Editorial
HOY IMPORTA
¡Ay Venezuela!

La militarización de Venezuela es un hecho. A la desmesurada compra de armas, el gobierno de Hugo Chávez acaba de agregarle la creación de las milicias bolivarianas, una suerte de ejército paralelo. Por si fuera poco, se estableció el servicio militar obligatorio para los venezolanos de entre 18 y 60 años. Estas medidas internas de Venezuela armonizan con la propuesta planteada por Chávez en la reciente cumbre del Alba (a la que asistieron delegados uruguayos como observadores), en el sentido de crear unas fuerzas armadas latinoamericanas.

Las milicias bolivarianas serán un cuerpo armado de civiles a las órdenes directas de Chávez. La oposición las denuncia como una fuerza paramilitar que legitimará diversos grupos armados que han venido actuando ilegalmente a favor del gobierno, entre ellos los llamados Círculos Bolivarianos y los Comités de Defensa de la Revolución. Se indica además que la ley que autoriza esas milicias es inconstitucional ya que el monopolio del poder de coerción radica en las Fuerzas Armadas y en la policía.

De este modo, Chávez da un paso más en la implantación de una dictadura militar con visos de democracia. Hasta ahora era frecuente apreciar a civiles de boina y camisa roja hostilizando los actos opositores y alegando que lo hacían como simples partidarios de Chávez. Nadie creyó nunca en este argumento pues se sabía que eran paniaguados del mandamás bolivariano, matones a sueldo que ahora se convierten en una fuerza legal con capacidad de reprimir a quien les venga en gana.

Hace poco, en la cumbre del Alba, una formación regional inspirada desde Caracas, Chávez sorprendió a los presidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Daniel Ortega (Nicaragua) con su propuesta de crear una fuerza militar internacional para defenderse de un eventual ataque de Estados Unidos. Tan osada fue su propuesta que sus colegas -y en buena medida, discípulos- aplazaron una decisión sobre el particular y pidieron tiempo para analizarla.

Frustradas, por ahora, sus tendencias militaristas en el exterior, Chávez las plasmó en el Interior de su país, cada día más a merced de sus arbitrariedades.

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