jueves, 29 de octubre de 2009

LA SOLEDAD



La reforma política y la soledad K

El acto de lanzamiento de la reforma política, dio por sentado la soledad política en la que se encuentra sumergido hoy en día el oficialismo. Las críticas de la oposición al proyecto gubernamental y los puntos centrales de una iniciativa que planteará las reglas políticas hacia el futuro

“Vamos por todo”, esa es la frase que más se suele escuchar en el riñón kirchnerista desde la derrota electoral del pasado 28-J, que unió al oficialismo más duro en una especie de conjunción K, que es ir por todos aquellos proyectos que habían sido dejados a un lado por la polémica y controversias que abracaban cada uno de ellos, y que a pesar de la debilidad política del matrimonio presidencial, ha logrado imponer uno tras otro en el Congreso nacional.

Es así que iniciativas como la nueva ley de Servicios Audiovisuales, las facultades delegadas, los superpoderes, el veto a un proyecto que beneficiaba a los ruralistas con quita y rebaja en las retenciones, etc, el gobierno ha logrado imponer una age nda de trabajo que nada tiene que ver con lo que la gente pidió con su voto el pasado junio.

En el día de ayer, la presidenta Cristina Fernández y ante la soledad en la que la dejó la oposición, presentó el polémico proyecto de Reforma Política, que intenta cambiar e imponer las nuevas reglas de juego que tendrá la política nacional de ahora en adelante.

A pesar de que el oficialismo niegue a los cuatro vientos que el proyecto presentado esté hecho a la medida de Néstor Kirchner y su virtual candidatura presidencial para el 2011, la realidad parece chocarle nuevamente contra la cara, ya que las imposiciones que se dan a las minorías políticas, sobre todo a las de izquierda y centroizquierda, son tan grandes, que hacen muy difícil que puedan presentar candidatos propios en las próximas elecciones, dejando un espacio vacante en la política local que podría ser cubierto con el discurso K.

Pero no sólo por eso es un proyecto hecho a medida del ex presidente, sino porque también obliga a sus rivales internos dentro del Partido Justicialista a presentarse a una interna abierta y a aceptar el resultado que salga de ella, y al contar el santacruceño con la mayoría de las estructuras partidarias del PJ, se les hará extremadamente complicado a sus rivales internos el poder ganarle a un aparato bien aceitado como es el manejado por el kirchnerismo, más allá que detrás de la estructura anti-K esté nada más y nada menos que Eduardo Duhalde.

La presidenta en sus palabras en el acto de presentación del proyecto en la Casa Rosada , aseguró a los presentes que su gobierno no tiene "ninguna pulseada" con la oposición sino que lo hace es "hacerse cargo de una reforma que tantas veces los argentinos escucharon de boca de todos los dirigentes y nunca se llevó adelante". Además, y en tono severo, la Jefa de Estado le pidió a los opositores que recapaciten en su actitud inicial, ya que dijo que la actual "es una oportunidad histórica" en la cual la clase dirigente debe estar a la altura de las circunstancias.

Distinta fue la visión de la oposición, que salió con todas sus fuerzas a criticar un proyecto con el cual dicen “no compartir nada” y que combatirán por “estar pensado sólo en beneficio de una sola persona, Néstor Kirchner”.

Para la titular de la Coalición Cívica , Elisa Carrió, la Jefa de Estado "no reconoció a nadie del pueblo ni a la oposición. Solo se reconoció a sí misma, con una especie de autoridad moral como si hubiese sido elegida por la Convención demócrata de los Estados Unidos y no en el pequeño ámbito de un dormitorio conyugal”.

Por su parte, para el empresario y diputado nacional Francisco De Narváez, el proyecto “favorece las prácticas del clientelismo, el poder de los aparatos y fortalece el sistema de apriete a los gobernadores e intendentes por parte de Kirchner". Pero no sólo desde la derecha se salió a criticar el proyecto, sino también desde la izquierda, donde Vilma Ripoll del MST-Nueva Izquierda, adujo que "más que los 'candidatos a dedo', lo que quieren eliminar es a todo partido salvo al PJ y a la UCR. Los supuestos abanderados de la 'nueva política' ahora pretenden imponer el viejo bipartidismo que el pueblo viene rechazando desde el 2001".

Entre los puntos centrales que tiene este proyecto, está el objetivo fortalecer a los partidos políticos tradicionales frente a la dispersión que se ve hoy en día, y unificar candidatos detrás de un partido, no permitiendo las listas espejo o candidatos testimoniales, a las que el kirchnerismo tanto acostumbró en las últimas elecciones. El kirchnerismo obligaría a sus rivales internos dentro del PJ a aceptar los resultados de una interna abierta y a que luego no puedan presentarse como candidatos por otros frentes electorales.

En una reforma hecha a la medida K y que beneficia a los partidos políticos tradicionales, como lo s on el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, evita que se dispersen la variada gama de candidatos que tienen ambos partidos y a que cada uno de ellos no se puedan presentar por fuera del partido (como sucede en estos días) a las elecciones del 2011.

El punto más cuestionado por la oposición, es el de querer imponer un piso del tres por ciento del padrón electoral nacional a un partido para poder presentarse, lo que eliminaría a las pequeños partidos políticos, y a los cuales no se les permitiría participar, porque en escasos casos pasan el tres por ciento de los votos. Con esta acción, el oficialismo estaría evitando que pequeños partidos políticos afines muchas veces a proyectos kirchneristas se presenten electoralmente, buscando que esos votos se transmitan a sus candidaturas.

En el oficialismo cuentan en voz baja que pueden llegar a sacar fácilmente este proyecto aún con el nuevo Congreso, ya que aseguran contar con el apoyo de la Unión Cívica Radical (UCR), ya que este centenario partido sería el mayor beneficiado con una ley como esta, por obligar a un personaje como el vicepresidente Julio Cobos, a volver a las huestes partidarias si quiere pelear por una candidatura presidencial en el 2011, lo que condicionaría fuertemente al mendocino en su afán de conseguir mayor apoyo a su intención de ocupar el sillón de Rivadavia.

El resto del arco opositor, tanto de derecha como de izquierda, se oponen a un proyecto que los perjudica en materia electoral y que resalta el hecho de tener representación a nivel nacional para poder presentarse a una elección. Hasta ahora todos los partidos con representación en al menos cinco provincias eran reconocidos como fuerzas nacionales, ahora se pasaría a tener que contar con representación legal en al menos 14 provincias, lo que dejaría a una amplia gama de partidos chicos fuera del juego electoral.

Partidos de variado color ideológico, como l a Coalición Cívica , el GEN, Proyecto Sur, MST-Nueva Izquierda, PTS, Partido Obrero, Unión-PRO, Ucedé, etc, han salido a criticar la reforma política K por considerarla restrictiva y por poner en consideración a nivel nacional para el 2011 al criticado bipartidismo que tanto rechazó la sociedad en las patriadas del 2001 y en las pasadas elecciones legislativas de junio.

Este proyecto de reforma política, en vez de bajar el tono a la disputa verbal y política que viene manteniendo el oficialismo con gran parte de la oposición, lo que hace es echarle más leña al fuego al clima político y alejarse de la sociedad, que pide a gritos consensos y no iniciativas que dividen aún más a una sociedad cansada de divisiones.



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