“Los pastores serán brutales mientras las ovejas sean estúpidas” E. Godin
A un mes de las elecciones, la Argentina está más desamparada que nunca. No hay en el escenario político más actividad que la que encara el Jefe de Estado en compañía de su candidata. La causa de que así suceda es clara: la política comunicacional del Gobierno es un éxito inexpugnable. Se sabe lo que el Ejecutivo quiere que se sepa, nada más. La oposición apenas si logra algún protagonismo como para evitar que el monopolio oficial sea de una obviedad fácilmente cuestionable. Ni el paso de Roberto Lavagna por Misiones por ejemplo, ni el de Alberto Rodríguez Saá por Río Gallegos o el de Jorge Sobisch por Capital tuvo la prensa que tienen los actos de Cristina Fernández. La visita de Elisa Carrió a Estados Unidos no se realizó con el aparato estatal como la que encabeza esta semana la Primera Dama en un rol que no es tal. Nadie parece discutirle a la Senadora que aún es candidata, nada más.
En la sociedad hay una suerte de “aceptación” ciega de lo que vendrá. No hay credibilidad en las encuestas ni en los números, sin embargo, que se haya instalado como cierta la premisa del triunfo oficial surtió el efecto deseado. No se cree en el “cambio” y se acepta con resignación entendible la continuidad. Entendible porque la oposición no logró captar la atención de una franja del electorado cansada de farsas y antinomias. Entendible porque la alternativa no se gestó en una unidad homogénea sino que se diluyó en polémicas vanas acerca de los espacios de poder y los intereses particulares de los dirigentes. Entendible porque se vendió una imagen de país pujante con el sólo hecho de compararlo a aquel otro del 2001 cuando todos debían irse. Entendible porque no se fue ninguno. “Regresa” Eduardo Duhalde, Domingo Cavallo habla y el resto sigue dando vueltas en una u otra lista sin que importe demasiado la bandería política. A todos puede vérselos encandilar el próximo 28 de Octubre en el cuarto oscuro. De ese modo es fácil determinar lo que vendrá: todos seguirán manejando a la Argentina a su antojo y en cuatro años más, los ciudadanos volverán a estar frente a las urnas con la misma disyuntiva de ahora: ¿A quién votar? Y el descarte o “el menos malo” será la respuesta general. No se trata de pesimismo sino de realidad y proyección de lo que hay. Siempre, algo puede precipitarse y cambiar. El deseo está. Es un paso.
Si para el 2011, la “solución” es Mauricio Macri habría que preguntar qué hace buscando fondos en el exterior para gobernar la ciudad y cuál fue su rol en esta etapa pre electoral. Después de un triunfo aplastante en la ciudad capital, ¿no tenía cierta responsabilidad política para aunar fuerzas en pro de ofrecer a su electorado una alternativa con su aval? Esta visto que hay una moda en esto de hacer política y proselitismo fuera de la Argentina, hasta ese punto llega el desdén de la dirigencia para con la ciudadanía.
Cada argentino, seguramente ha de votar acorde a lo que pasa en las tres o cuatro manzanas que rodean su casa. El individualismo exacerbado que caracteriza a la sociedad hace que no interese lo que pasa más allá. Córdoba es un problema para cordobeses. Chaco lo es para los chaqueños. Santa Cruz lo es para los santacruceños. En el resto de la geografía no se sabe siquiera qué sucede en esa latitud por estos días. Desde Balcarce 50 salen fondos semanalmente que impiden se sepa en qué quedó la “ciudad de la furia” donde un funcionario presidencial atropelló a los manifestantes. Ni el estado de salud de los damnificados es relevante ya. Menos todavía se sabe qué fue de la suerte de Daniel Varizat. Mañana, posiblemente, ese nombre ni siquiera se recuerde o incluso hasta es factible que algún día aparezca encabezando una lista… Memoria frágil que se manipula con pericia sino obsérvese de qué manera la historia argentina se enseña ahora en las escuelas. Apenas se pudieron observar algunas imágenes de las marchas que encabezaron respectivamente, Luis Juez y Juan Carlos Schiaretti ante una multitud de cordobeses que no sabe a ciencia cierta todavía quién será su futuro “representante” , y si el mismo emerge de las urnas o de la desidia.
Tampoco el resto de los argentinos saben ya si su futuro Presidente se definirá en un escrutinio limpio o será menester marchar por las calles para establecer el triunfador de los comicios. Son mecanismos extraños, obsoletos ya en el mundo desarrollado, pero vigentes en la Argentina del “todo vale” y de la impunidad hegemónica absoluta. Para rematar un sinfín de atropellos institucionales y de demostración de poder sin respeto básico por lo más elemental, el matrimonio presidencial antes de partir a Estados Unidos, realizó un acto político dentro de la Basílica de Luján. La inauguración de remodelaciones allí efectuadas sirvió para levantar una tribuna en el altar desde donde bendecir las “bondades” de la actual gestión y de la candidata que la ha de continuar. Soberbia, impunidad, descaro: Algunos vocablos que pueden graficar el escenario.
El Gobierno está confiado de haber hecho una administració n excepcional. No es extraño, es el llamado “estilo K”. La autocrítica siempre se pidió a los demás. Esa excepcionalidad se transmite a diario por la televisión y muchos diarios mientras se silencian acontecimientos de extrema gravedad. No hay un vocero presidencial que se destaque en algún despacho sino que hay unos cuantos interlocutores oficiales creando la atmósfera de progreso y crecimiento. Ese mecanismo comunicacional lleva a creer que la Primera Dama tiene la elección ganada, o mismo que de llegarse a un ballottage, la segunda votación termine dándole el triunfo a la candidata. No tienen costo político los errores cometidos, apenas críticas de un micro-clima que nunca, de todos modos, votaría al kirchnerismo. De nada sirve que el INDEC sea cuestionado, nadie indaga cómo puede ser que, el mismo día que el jefe de Estado, Néstor Kirchner, declara que la pobreza es sólo de un 23%, se eche por irregularidades a quién llevó a cabo esa medición. ¿Explicaciones? Ninguna.
Las contradicciones pasan inadvertidas o no hay voluntad de darse cuenta ni de ver o mirar la realidad en vez de comprar que la Argentina crece porque hay más autos que un año atrás, más ventas para el 'día de la madre' o Navidad, y superávit gemelos que el pueblo ni siquiera puede definir qué son o dónde están. Los “representantes” del pueblo no se sabe con rigor qué función cumplen tras el otorgamiento de superpoderes o la aprobación de los decretos de necesidad y urgencia con los que gobierna la autoridad. No es mucho lo que puede aportar a la sociedad una crítica al Presupuesto 2008 cuando la inseguridad sigue latente, hay dos secuestros sin resolverse (67 personas fueron privadas de su libertad en lo que va del año) o surgen datos como el siguiente: en los últimos 30 meses, 520 violadores fueron dejados en libertad (17 por mes) Del total, menos de un 50% cumplieron condena. Tampoco se explica el rol del Congreso cuando, de pronto, la candidata oficial viaja en el avión presidencial a Tierra del Fuego para anunciar que, por un decreto firmado por su marido, se prorroga hasta el año 2023 el régimen de promoción industrial que se rige por la Ley 19.640. En otro des-orden de cosas, pero demostrando la misma ignominia, el vocero de la Secretaria de Deporte denuncia que a los remeros argentinos clasificados para los preolímpicos los dejaron sin bote para competir a nivel internacional. El absurdo es total. Algo falla en el sistema. O quizás sea el sistema el que no va más.
Los problemas siguen siendo los mismos de siempre. La inflación no es un presagio: es una realidad comprobable, no en estadísticas sino en cualquier supermercado. La Argentina no tiene crédito. Las tasas “deben” bajar por pedido del Presidente que decide frenar la inversión en moneda extranjera y, simultáneamente, viaja con la candidata a buscar inversiones afuera. No se entiende. Tampoco se entiende la “política exterior”, apenas una improvisación: ya sea sobre el conflicto por las papeleras, ya sea en medio de una trama mefistofélica respecto al tema Irán. Al respecto, Kirchner será fiel a su estilo una vez más en su alocución ante las Naciones Unidas: ni venia ni condena. Tercera posición o simplemente posición pre-electoral. Sin eufemismos: Oportunismo, nada más.
Hay quienes creen que un día basta para que la taba se dé vuelta. Puede que así sea, pero difícilmente suceda en una Argentina donde caiga del lado que caiga, nada cambia en demasía por la ausencia de roles, por un Poder Ejecutivo que comunica de manera discrecional y con apenas 35 días en que todo augura que aunque pase, nada pasará.
GABRIELA POUSA
(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE) Queda prohibida su reproducción total o parcial sin mención de la fuente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario