“ LA RESIGNACION MORAL DE LA SOCIEDAD ”.
(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse). (25/9/2007)
Se fueron a Estados Unidos.
El compromiso internacional de un primer mandatario, no justifica en absoluto el despliegue impúdico que significa arrojarles allí a su esposa sólo por haber sido ungida candidata de la simple conyugalidad.
Instalaron, antes de irse, un sofisma enciclopédico consistente en avisar que darían un sermón al Presidente de Irán Mahmud Ahmadinehad.
Se verá, en pocas horas, en que quedó el discurso final.
Ellos creen que deben seguir así : Deslizándose sin hacer nada.
Ella es una candidata literalmente muda, que calla hacia adentro y que trata de estar todo el tiempo posible fuera del país. En los actos internos, ella se sienta a esperar una catarata de elogios, de cuya subjetividad le importa un bledo.
Reportajes a los medios internacionales y ninguneo a todo el periodismo local.
La mansedumbre y la resignación empiezan por allí mismo. Por un periodismo cobarde que es incapaz de señalarlos con un lenguaje claro, denunciandolos sin titubeos en la saga del totalitarismo que los inspira.
La pareja, no se siente exigida en lo absoluto por la sociedad.
Con tal comodidad huyen de lo concreto y luego de ver el horizonte de la mansedumbre y la resignación social, saben muy bien que a los rebaños de ovejas debe dársele sólo pasto barato y retórica. Nada más
Las iniciativas políticas que brillaron por su ausencia desde los comienzos de este régimen, son, recién ahora, un tibio clamor de nuestra conocida oposición light, reclamando, ya tarde, un sinnúmero de reformas estructurales de las que nadie se puede explicar el motivo de su parálisis virtual.
Para enmascarar la parálisis, se ha empleado la “ideología del sofisma”.
No les basta con mentir.
Desean instalar las mentiras como una rígida convicción social.
Cuentan para eso con que :
El que no se somete, se resigna… y el que no se resigna se somete.
Para quienes no se resignen ni se sometan, hay un basural desparramado en un desierto de arena y tierra con una oferta electoral, cuya compartimentación ya empieza a lucir sospechosa.
Navegan todos en la inercia del ominoso anquilosamiento político argentino.
Se pueden ver allí cien espejismos que aturden mucho más a los resignados y que sirven de acicate a los sometidos para entregarse en una cómoda espera, sentados en la poltrona de las ovejas.
El catálogo de reformas pendientes, empezando por la Reforma del Estado, es tan extenso que no deja dudas sobre la inconciencia y la irresponsabilidad del matrimonio, sobre aquello que debe existir y dejar de existir en este país.
Es fácil explicar lo anterior : Lo que pasa es que no hay Estado, es decir, ocurre que el Estado realmente no existe y , por lo tanto, la dirigencia política no percibe la necesidad de reformar absolutamente nada de él.
Nadie quiere ni puede reformar lo inexistente.
Frente a todo esto, no alcanza a verse ni una sola línea, ni una sola voz crítica consistente entre los editoriales, en general serviles, de la prensa argentina, como si la gestión actual fuese poco menos que un ejemplo de conducta política bajo la dirección maestra de un par de estadistas de primer nivel.
El verdadero páramo de contrapoderes en la Argentina puede ser, como en general lo ha venido siendo, una consecuencia del formidable “poder adquisitivo” que tiene la “caja” del Gobierno, pero no es menos cierto que eso jamás podría funcionar tan fácil si este país no se caracterizara por la genuflexión social y empresarial así como la proliferación de una dirigencia política y gremial abigea, advenediza y sin el menor escrúpulo.
La resignación de las ovejas y la complicidad de los parásitos, es el clima en el que mejor se mueve este par de mercaderes de la confusión social.
La ideología del sofisma hace que las aspiraciones de cualquier persona se vean compelidas a caer postradas en un conformismo teñido de ignorancia y alejado por completo de la ambición más elemental… para exigir.
Con esto que se “ve”… le basta a la gran mayoría.
Con este nivel de gestión parece suficiente seguramente, para que muchos digan que, “algo es algo”, una precondición doméstica que basta y sobra en la Argentina para sostener e incluso para reelegir a cualquier Gobierno.
El largo plazo es un concepto ajeno a estos dos especuladores del “día a día”.
La inflación, según ellos fue instalada por los medios.
Y acaso también… el nuevo clima de fraude electoral.
Cualquier enfoque político debe merecer solamente un tratamiento de corto plazo, con una visión de supervivencia, sistemáticamente refractaria a cualquier advertencia internacional sobre los niveles mínimos de crecimiento que hacen falta en los próximos diez años para que, la Argentina, evite una temprana recaída en el desastre cíclico que viene transitando en el último medio siglo.
“La ideología del sofisma” es básicamente, amiga del cortoplacismo y de la gran improvisación como herramientas primarias de la subsistencia en el poder.
Es la estrategia de la ambigüedad, de las imágenes difusas, de la generalización de las culpas ajenas y de la victimización de las propias.
La teoría conspirativa por caso, es su sustento principal.
Tiene las 4 funciones que caracterizan a una ideología :
1) Es un instrumento de poder.
2) Es un mecanismo de defensa contra la información.
3) Es un pretexto para sustraerse a la moral, haciendo el mal ó aprobándolo con una buena conciencia.
4) Es un medio para prescindir del criterio de la experiencia, es decir para eliminar ó aplazar indefinidamente los criterios de éxito ó fracaso.
La resignación social devenida en mansedumbre, y ya instalada, es como una gran epidemia de la que se alimentan los trapaceros.
Un ejército de temerosos colaboradores elogian las trapacerías de ambos.
Y lo más grave es que también lo hacen, con sorna los empresarios.
Elogiar a un Presidente por su pericia en el arte de embaucar a la opinión pública, de engañar a todos, de comprar rivales y de sobornar a la prensa por doquier, es como si los clientes de un banco plebiscitaran al Director por sus talentos como ratero.
La democracia no puede vivir sin la verdad y del mismo modo el totalitarismo no puede vivir sin la mentira.
La democracia se suicida si se deja invadir por la mentira y el totalitarismo si se deja invadir por la verdad.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
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