PROCESO ELECTORAL
Felicito a LA GACETA por la calidad de sus artículos. Quisiera referirme al editorial (15/9) titulado “La Justicia ante la crisis partidaria”. Como se señala, nunca en la historia se ha visto un proceso electoral tan alejado del sistema legal vigente, y es acertada la calificación de corrupción institucional. Yo agregaría que no sólo esta calificación puede aplicarse al proceso electoral sino también a la totalidad de los procesos en donde el Estado interviene. La elección de la candidata presidencial a dedo; la inconstitucional presentación de Daniel Scioli como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires son una vergüenza. Pero lo más grave, a mi criterio, sería concretar lo que advierte la Cámara Nacional Electoral en cuanto a que de no restaurarse en plenitud el sistema de partidos, será menester reformar la Constitución para legitimar la República. O sea que para legitimar algo ilegal el remedio sería reformar la Ley Fundamental de la Nación a fin de justificar una práctica ilícita. En este caso, el placebo resultaría peor que la enfermedad y provocaría la consolidación de un país sin ley. Los argentinos no debemos olvidar la desafortunada reforma de la Carta Magna en 1994 y sus negativas consecuencias para todos los argentinos a raíz de un pacto entre dos políticos que mucho daño han hecho al país. En esa reforma se incorporaron instituciones de regímenes parlamentarios y no se respetó la esencia ni el origen de la Constitución. Al día de hoy, no se ha producido ningún resultado positivo sino todo lo contrario; por ejemplo, la creación del Consejo de la Magistratura, entre otros. Los argentinos debemos estar alertas y no permitir que esta corporación política siga manejando los hilos del poder según sus necesidades personales, y que se olviden el bien común y los intereses de la Nación.
Alejandro Olmedo ZumaráN
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