jueves, 27 de septiembre de 2007

VIDAS PARALELAS

Kouchner –Taiana, vidas paralelas
El de las papeleras no es lamentablemente el primer caso en el cual el presidente se dejó llevar por una especulación mediático electoral en la toma de decisiones que involucran intereses estratégicos para el país y que por lo tanto ameritarían un poco más de mesura y reflexión. La tentación del aplauso fácil y “políticamente correcto” siempre puede más en él que las responsabilidades inherentes a la alta función que ocupa y debería honrar. Pero aunque grave porque transformó una diferencia en un áspero conflicto con un país vecino y socio, tampoco es el caso Botnia el de peores consecuencias para Argentina.

Un hecho notorio tuvo lugar en Estados Unidos poco antes de la llegada de la delegación argentina: Bernard Kouchner, el nuevo canciller francés, fue abucheado por pacifistas norteamericanos durante una conferencia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. Algo sorprendente considerando que Kouchner ganó celebridad en Francia y en el mundo como cofundador de Médicos Sin Fronteras, ONG que se hizo acreedora del Premio Nobel de la Paz en 1999. También fue eurodiputado socialista e integrante de importantes misiones de la ONU. Pero , apenas designado Ministro de Exteriores por Nicolás Sarkozy, semejante currículum humanitario y progresista no le impidió pilotear con entusiasmo el acercamiento de su gobierno a las posiciones de los sectores más beligerantes de la actual administración estadounidense. Viajó a Irak en señal de respaldo a la intervención en ese país y subió el tono contra Irán llegando a decir que había que prever “el peor escenario”, es decir, “la guerra”.

El del ministro francés no es el primer caso de un progresista que trabaja de ariete de la política imperial. Antes hubo un Jorge Castañeda en México, canciller izquierdista de Vicente Fox que terminó a la derecha de su propio presidente y fuera del gobierno cuando éste retomó la mejor tradición diplomática de su país.

Para no ser menos en el concurso de idiotas útiles, también Kirchner tiene un revolucionario en la Cancillería. Los diarios sindican como autor del discurso del presidente en la Asamblea General de Naciones Unidas al setentista Jorge Taiana quien pasará así a la crónica gris de este período como el ofensivista contra Uruguay y ahora contra Irán. Estos son los que en 1974 retomaban las armas contra el gobierno de Perón porque “se había derechizado”. Y son los mismos muchachones que increparon a Fox en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata por su supuesto alineamiento con Washington. Recientes revelaciones de diálogos entre George W. Bush y el ex presidente español José María Aznar, en vísperas de la guerra contra Irak, resaltan aún más la conducta digna que tuvieron tanto Fox como el entonces primer mandatario chileno, Ricardo Lagos, poniendo en evidencia que era mucho lo que arriesgaban. Según el diario español El País, Bush le decía a Aznar, cuatro semanas antes del ataque, que “países como México, Angola, Chile y Camerún deben saber que lo que está en juego es la seguridad de EEUU y actuar con sentido de amistad hacia nosotros. Lagos debe saber que el acuerdo de libre comercio con Chile está pendiente de confirmación en el Senado y que una actitud negativa en este tema podría poner en peligro esa ratificación...". Lagos y Fox se comportaron como estadistas: sin gastar energías en inútiles diatribas, no dudaron en resistir presiones en materia de política exterior que podían afectar los intereses permanentes de sus naciones.

El presidente y su señora, en cambio, llevan su doble discurso y su ignorancia de cómo funciona el mundo hasta la misma ONU. Kirchner pidió allí a la República Iraní que “acepte y respete la jurisdicción de la justicia argentina”, en el mismo momento en que su esposa compartía tribuna con un juez –Baltasar Garzón- que saltó a la fama por desconocer la soberanía jurídica del Estado argentino. Desconocimiento promovido luego alegremente por la mismísima pareja presidencial al avalar que ciudadanos argentinos sean juzgados en otro país por hechos cometidos en el nuestro.

Como réplica irónica a los planteos argentinos, Irán envió hace un tiempo un exhorto solicitando la comparecencia de funcionarios argentinos, entre ellos el ex ministro del Interior Carlos Corach, por su actuación en la investigación del atentado. Corach también es señalado por la colectividad judía. Este debe ser por lo tanto el único gobierno que logró que un mismo ciudadano argentino sea requerido por dos acérrimos adversarios. Kirchner lo hizo. ¿Será un anticipo de cómo terminará él?

Podemos pensar que sí, cuando lo escuchamos en el mismo recinto de Naciones Unidas reclamar por Julio López. Debería recordar la advertencia que le hizo el juez Raúl Zaffaroni en diciembre del año pasado: “Hay que asumir la responsabilidad del gobierno federal frente a un hecho que lo compromete y que eventualmente lo puede comprometer internacionalmente”. Es el destino de los hipócritas. Sería gracioso y a la vez aleccionador que el kirchnerismo acabe como víctima de su propia sobreactuación en materia de derechos humanos.



Bush no habló de Irán



Un matutino porteño consigna que el presidente “no quiere quedar atrapado en una posición política que coloque a la Argentina en medio de la tensión creciente que hay entre los Estados Unidos e Irán”. Es un poco tarde para eso. El diario francés Le Monde informa en su edición de hoy que una gran mayoría de analistas y expertos norteamericanos en política exterior, ven a su presidente “con el dedo en el gatillo”, respecto de Irán. Y el periódico agrega: “El empantanamiento del ejército norteamericano en Irak no lo disuadiría: el ataque sería efectuado por la aviación sobre unos 2000 objetivos detectados por el Pentágono”.

Algunos medios destacaron este mal momento internacional que le tocó al santacruceño para cumplir su propósito de presionar públicamente a Irán por el caso AMIA. Pero esta falta de oportunidad no es casual ni atribuible a la mala suerte sino al error de subordinar la política exterior –que, como cualquier peronista debiera saber es la política por excelencia- a su afán de popularidad o a los avatares de una campaña. El jefe de Gabinete argumentó que “el reclamo que se le está haciendo a Irán no es de naturaleza política” sino “judicial”. Precisamente lo que menos tiene este reclamo es sustento judicial. Las especulaciones de Kirchner y señora –conviene no olvidar que ella es pionera en esta materia- fueron políticas.

La inoportunidad temporal del reclamo kirchnerista es el resultado lógico de haber tomado una decisión de implicancias estratégicas basándose en motivos cortoplacistas y personales. Con el mismo espíritu con el cual se sirven descaradamente del patrimonio público para su campaña o para cualquier capricho personal, involucran al Estado argentino en la zona más caliente del planeta en procura de un resultado mediático electoral de patas muy cortas.

Nótese que Bush no habló de Irán. No hizo falta. Para eso estaba Kirchner. Es más, el presidente norteamericano se concentró en Fidel, dejándole el resto de la tarea a su nuevo vocero. Del mismo modo que al FMI le pegaba para pagarle, al “Imperio” Kirchner lo critica para servirlo. Un antiimperialista más que acaba comportándose como marioneta del imperio. Chávez aporta petróleo y él aporta política.

Irreflexivamente, coloca al Estado argentino en una posición riesgosa, en base a información ajena e interesada. Esperemos que no se verifique lo que hasta uno de los principales ideólogos de este gobierno le advirtió el pasado 23 de septiembre: “El declinante gobierno estadounidense tiene el plan de atacar Irán (y) sólo necesita el casus belli que le permita presentarlo ante el mundo”, escribió Horacio Verbitsky en Página 12, en un artículo en el cual también sostuvo que “el endeble dictamen del fiscal Alberto Nisman” no puede ser base para “la acusación rotunda al gobierno de Mahmud Ahmadinejad que le exigieron a Kirchner”.

Basta. Cuatro años de irresponsabilidad e improvisación son suficientes. Argentina no está para amortizar la ambición ni el aprendizaje de nadie. Necesitamos volver a la sensatez, a la inteligencia, al amor a la gente, a la solidaridad y al patriotismo para no dejar pasar esta oportunidad de rehacernos como Nación.

Este es el actual estado de cosas.

El próximo 28 de octubre los argentinos tendrán la palabra.

Ricardo A. Romano

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