DESPERTAR A TIEMPO

Hay que despertar a tiempo
Queda poco tiempo para romper el hechizo y despertar de la hipnosis en la que el gobierno pretende sumirnos, para conducirnos disciplinadamente a votar unidireccionalmente consolidando el perfil autoritario que mantiene desde que asumiera.

Por Alberto Máximo Tell

Las expresiones del ex presidente afirmando que en caso de perder la mayoría en el Congreso, se producirá un caos como el del 2001, además de constituir un engaño, resultan de una gravísima irresponsabilidad, porque ya sabemos que es lo que pasa cuando las acciones y las decisiones del pueblo son conducidas por el miedo.
Acaso no fue el miedo, lo que impulsó en el 2001 a miles de ciudadanos a retirar sus depósitos de los bancos, provocando una de las crisis más graves de nuestro país?
El miedo siempre es un mal consejero, porque exacerba las emociones y las reacciones instintivas en lugar de dejar su paso a la prudencia y la razón para tomar las decisiones.
Pretender intimidar a la población, es lo mismo que reconocer que si no estuvieran aterrorizados nunca votarían al oficialismo. Es igual que afirmar que nadie en su sano juicio y no mediando peligro inminente, votaría al oficialismo, entonces para lograr los votos, es imprescindible sembrar un pánico atroz de manera que sea la sinrazón la que oriente las opciones de los electores.
Pero además, marca otra característica definitoria de la personalidad de este gobierno, su falta de espíritu democrático. Pensar que sin la mayoría no puede gobernar es reconocer que no está preparado a vivir en una democracia, en la que es de su esencia la convivencia entre fuerzas políticas diferentes con responsabilidades institucionales compartidas que deben buscar el consenso.
Lo que sucede es que este gobierno está poco habituado al consenso, al dialogo, a la búsqueda de acuerdos. Su línea son los portazos, los puños cerrados sobre la mesa, la actitud de permanente crispación, los exabruptos y la imposición numérica de su mayoría para decidir lo que le plazca.
Su perfil autoritario también se aprecia con claridad, en la pretendida justificación de la intromisión en empresas privadas. Según las afirmaciones es “para cuidar la plata de los argentinos”. Se traza con esto una peligrosa y tajante diferencia entre los público y lo privado, identificando a lo privado con la ambición desmedida, con la conducta siempre fronteriza a la corrupción, con la falta de ética, lo que hace indispensable, en la lógica de pensamiento oficial, evitar que las empresas sean dirigidas por referentes de la actividad privada.
Definitivamente, hay que despertar a tiempo y reconocer que este camino por el que nos están conduciendo tiene cada vez menos de democrático y se encuentra sembrado de ambiciones personales que no son capaces de reconocer los verdaderos problemas de la Argentina actual.
Necesariamente hay que despertar a tiempo y evaluar nuestras opciones orientándonos siempre por el perfil más democrático. La idea es que las elecciones sean libres y en esa libertad se incluye el poder decidir en un clima de paz y armonía, y no bajo una amenaza permanente de caos y explosión social.
Ojalá que los argentinos tengamos la capacidad de superar el estrecho límite de nuestras urgencias para pensar en el futuro que queremos para el país.


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Publicado por Antoine en miércoles, abril 29, 2009