jueves, 5 de noviembre de 2009

AUTORITARISMO



-Con la lógica del autoritarismo
Por Carlos Berro Madero
www.notiar.com.ar

“Una crisis económica y social ofrece a un gobierno autoritario un pretexto para apropiarse de poderes cada vez más vastos en bien de la supervivencia nacional. No deja de ser curioso observar de qué manera semejante crisis, aún en el caso en que ella se origina manifiestamente en una excesiva intervención oficial, se emplea como justificativo para una mayor intervención”
- Robert Moss



Las nuevas dictaduras democráticas de fines del siglo pasado y principios de éste, han triunfado -especialmente en América Latina-, en una sola área: la de alinear ciudadanos mediante una técnica de penetración “prestada” transitoriamente. Su aporte a la solución de los problemas económicos de la sociedad ha sido casi nulo, provocando un constante aumento de la violencia en el seno de la misma.
Resulta claro a esta altura de los acontecimientos que el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner -fiel exponente de estas corrientes-, no ha sido capaz tan siquiera de abordar a tiempo los problemas sociales resolviendo dicha “penetración” en toda su complejidad, al haber determinado un orden de prioridades desprovisto de una planificación inteligente.

Sus incoherencias los han llevado a improvisar más y más cada día en pos de sus objetivos de mantener el poder, y se enfrentan ahora con el dilema de cumplir promesas que les son reclamadas airadamente por sus propios simpatizantes.

El gobierno insiste no obstante en imponer una lógica emergente de un único deseo que lo trastorna, al extremo de convertirlo en víctima de su fundamentalismo: el objetivo de retener para sí un sitial de privilegio construido sobre un equilibrio muy precario, que comienza a tambalearse peligrosamente. Sus “cuadros” internos están cavilando seriamente acerca de cuánto tiempo más le prestarán su concurso a esta aventura.

Ya no basta que las medidas enunciadas sean buenas o malas en sí mismas, o que se resuelva en soledad lo que debiera obtener un mínimo consenso social. El problema radica en que no hay agenda de ninguna naturaleza: los Kirchner marchan DETRÁS DE LOS ACONTECIMIENTOS con asombrosa ineptitud y todos lo advierten claramente.

La realidad que han negado los tiene rodeados por varios flancos y la sociedad les ha perdido la confianza.

Las recientes medidas demagógicas pergeñadas a través del manejo discrecional de los fondos del ANSES, producen en estos días el efecto de una huida frenética hacia delante, absolutamente inútil para restaurar dicha confianza: su empecinamiento en no admitir réplica alguna, les ha impedido darse cuenta que han perdido el favor popular; sobre todo de aquellos “transversales” y desahuciados que lograron captar durante algún tiempo mediante engaños.

Sus propuestas de gobierno, sencillamente NO FUNCIONAN. Los planes para financiar la compra de autos, bicicletas y artefactos electrodomésticos, el “fútbol para todos” (que pronto volverá a ser “para pocos” según comienzan a admitir “off the record”), y otras lindezas por el estilo, han puesto en evidencia el desorden de un pensamiento “emocional” carente de lógica, planificación y sentido común.

Ahora le ha llegado el turno al ingreso a la niñez y el programa “vamos de paseo” para llevar de viaje a los ancianos jubilados por nuestra aerolínea “de bandera” deficitaria, mediante cuotas mensuales que solamente podrán afrontar los jubilados “de privilegio”; programas anunciados de apuro con el mismo ruido de otras medidas que se han ido apagando lentamente hasta casi extinguirse.

Con ellas intentan volcar la opinión pública a su favor una vez más, siendo muy posible que no resulten más que otra mascarada del ámbito “declamatorio” en el que se mueven.

Leer las generalidades de los decretos respectivos y las sumas que supuestamente serán destinadas a tal fin, permite advertir las enormes contradicciones conceptuales, hábito corriente en la redacción oficial de todas las normas propuestas por este gobierno. El poder inmenso que adquirirán nuevamente organizaciones corporativas intermedias, que dividirán el área de “beneficencia social” (¡pobre hermana Alicia!) y la complejidad de limitaciones e inclusiones respectivamente, desarmarán, más pronto que tarde, la efectividad de la medida.

Los Kirchner se asemejan al mago que en un teatro saca conejos de la galera: primero uno, luego dos, después tres, hasta que finalmente la gente comienza a darse cuenta en qué consiste el truco y lo abuchea ruidosamente.

Han abandonado el “lenguaje de la conciencia” para reemplazarlo por otro totalmente mendaz, que expresan en actos públicos protocolares, cada vez más recoletos, donde solo se alinean los aplaudidores de turno. Actos donde la Presidente, vestida y maquillada como una actriz del cine “pop”, sobre actúa con un lenguaje “culturoso” que provoca un rechazo instintivo.

En cualquier caso, han sido sumamente ineficaces para lograr que las medidas económicas implementadas lleguen efectivamente a quienes las necesitan y merecen. La “desorganización organizada”, producto de una centralización de imposible control, ha permitido el montaje de verdaderas “pandillas” intermediarias que hacen uso de las disposiciones administrativas y las desvían de sus destinos específicos, aumentando la corrupción en forma escandalosa.

Esto está suficientemente probado, y parece increíble que pueda siquiera imaginarse que las nuevas medidas mejorarán lo que se proponen mientras no cambie la forma de ponerlas en funcionamiento.

El Estado kirchnerista se parece cada vez más a la garita cerrada de los policías que controlan el interior de los Bancos. Con la única diferencia que sus “moradores” salen de vez en cuando a tomar aire fresco y Néstor y Cristina, rodeados de aviones, helicópteros y los jardines de invierno de Olivos, están cada vez más asfixiados dentro del microclima que se han creado. Su mundo está constituido fundamentalmente por alcahuetes y aprovechadores.

Las dificultades que les genera el estar excesivamente apegados a preocupaciones crónicas y repetitivas, provoca que éstas vuelvan a surgir una y otra vez, sin que lleguen nunca a una solución positiva. Este es el mal psicológico profundo que los aqueja, y no es la primera vez que lo señalamos.

Su obsesión consiste en no perder el control del escenario nacional, y solo logran provocar cada vez más irritación en los ciudadanos. Todo lo que proponen ya no está en “sintonía fina” con la opinión pública, que, sin desear un desenlace político violento, no ve la hora de sacárselos de encima.

Carecen de empatía y están totalmente alejados de las sutiles señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren. Tan absortos en la construcción de su propia “isla de la fantasía”, han perdido toda noción de equilibrio político en lo que hacen: demuestran carecer de inteligencia interpersonal, capacidad absolutamente necesaria para comprender a los demás.

Mientras tanto, el marasmo que han creado con sus “braguetazos” desesperados no tiene retorno.

Menudo problema tendrá quien los suceda.

carlosberro@arnet.com.ar

Gentileza en exclusiva para NOTIAR

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