lunes, 2 de noviembre de 2009
REFORMA Y SUBSIDIO
REFORMA POLÍTICA Y SUBSIDIO A LA NIÑEZ
El kirchnerismo cree que se derrumba por las conspiraciones y no por su fracaso
Por: Guillermo Cherashny
Mantener la iniciativa política con el lanzamiento de reforma política o electoral destinada a proscribir a partidos nuevos y medianos como Coalición Cívica, Proyecto Sur y PRO es realmente disparatado.
Descontando lo que es obvio, que los K no quieren mejorar la calidad democrática e institucional, la primera apreciación es que intentan que el corralito del PJ impida aventuras por afuera del tipo de Henríquez Ominami.
Alberto Fernández, por ejemplo, le está proponiendo al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey capturar al peronismo de centroizquierda aglutinado en la CTA y Proyecto Sur. Esto es algo apresurado, pero sirve para que el peronismo entre en un debate sobre si conviene dar la pelea adentro o afuera del PJ.
Buscar la complicidad radical con la tentación de que la izquierda no peronista se contenga dentro del corralito radical es poco serio. Además, es difícil que la UCR sea la comparsa de un gobierno en retirada, porque ya tuvo experiencias fracasadas en ese aspecto. Lo que sí es posible es que analice la posibilidad de mantener unido el Acuerdo Cívico y Social en donde convivan Cobos y Carrió. Pero esto no se garantiza por ley.
La existencia de 700 partidos no es buena, pero no perjudica la calidad democrática o institucional. Si hay que hacer una reforma política o electoral necesaria e inmediata serían útiles el voto electrónico o la boleta única. Y sugerir la interna abierta, simultánea y obligatoria en las alianzas electorales parece bueno como se hizo en Uruguay.
Es otra trampa con nombre y apellido la limitación de aportes privados para las campañas electorales, ya que en el 2005 y 2007 le convino al oficialismo. Pero como el kirchnerismo cree que perdió en la provincia de Buenos Aires por los medios de comunicación y la plata de De Narváez, se termina subordinando una reforma electoral a la interpretación que hace un partido político de su derrota. Es un verdadero disparate.
La interpretación del oficialismo es que la derrota en casi todo el país se debió a la persistente acción de los medios y al dinero volcado en Buenos Aires. Esto demuestra la confusión que padece el oficialismo, cuando en realidad esa elección la perdió el oficialismo por el cansancio de la gente, por la caída del salario real ante la inflación creciente y en menor medida por la impunidad de la corrupción y por el autoritarismo.
Estos elementos se agravaron mucho más después de transcurridos varios meses de las elecciones. La aspiración reeleccionista se basa en una supuesta reactivación de la economía mundial y local que logre recuperar lo que se perdió desde el 2007.
Para eso quieren mantener el corralito de PJ, para que los disidentes pierdan la interna. Pero igual nunca votarían a Kirchner en una elección nacional. Estamos ante una quimera que parte de la negación absoluta de la realidad.
http://saleconfritas.blogdiario.com/1257170704/
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