jueves, 19 de noviembre de 2009

TODO INCLUIDO


La Nueva Provincia - 19-Nov-09 - Opinión
Todo incluido

por Pedro Sánchez

Kirchner ha decidido premiar con un viaje "todo incluido", por supuesto, portando las banderas que exhiben su candidatura presidencial para 2011. La recompensa será la asistencia al certamen que el fútbol profesional celebrará en Sudáfrica, el año que viene, y serán acreedores los 300 leales que obtengan los mejores promedios en la materia "empleo de la violencia callejera".

La búsqueda del premio, entre los matones mejor dotados de cada club de primera división, desatará una competencia sin tregua ni piedad. La primera será para conseguir una ampliación del número de beneficiarios y la segunda, atacar los objetivos que más interesan al jefe.

Atacar a los periódicos, golpear a las empresas que se niegan a financiar el "fútbol para todos", machacar al gremialismo opositor y a cualquier expresión de disenso que trate de ocupar la calle, serán los exámenes que podrían acumular mayor puntaje.

Además, la oferta, transmitida a través de Julio Grondona, tiene sólo en cuenta a los "barras", trabajadores a tiempo completo en el gremio de los guapos, cuyas vinculaciones con el narcotráfico, los robos a mano armada seguidos de asesinatos y "cortadores" de autos propiedad de ciudadanos que pagaron con su vida el horrible acto de defender lo suyo son tan evidentes como las luchas sangrientas por el control de las tribunas.

Con Kirchner, como con Perón, no puede hablarse de misterios. Se los reconoce por infinidad de episodios: la clausura de diarios, la persecución de periodistas, la ausencia de libertad de prensa, cuyo ejercicio ambos consideraron o consideran una concesión a los "vendepatrias" que no tiene sentido sostener y sí lo tiene, eliminarla.

Sumemos el uso abusivo de la cadena nacional de radio y televisión, la extorsión a las empresas para que pongan publicidad en el "fútbol para todos", una recreación de las donaciones compulsivas a la Fundación y el amparo a todo delincuente que muestre lealtad y capacidad para trabajar en los proyectos de exterminio opositor.

A veces, las cosas salen mal y los "muchachos" asesinan policías (cuarenta, nada más que de la Bonaerense, en lo que lleva el año). Entonces, aparece Scioli en los velorios, con su cara de feldespato, para consolar a los deudos y mandar una corona de flores.

El gobernador no tiene en cuenta que los deudos de los ejecutados no comen flores, peregrinan para contar sus dramas en programas de la televisión por cable y las decisiones de abandonar el país no pasan de una ilusión porque a veces ni siquiera tienen plata para pagar el arancel fijado para la obtención de un pasaporte.

La inversión de la prueba hace el resto: primero, hay que demostrar que el ejecutado con alevosía era un buen tipo y quien le apuntó entre las cejas no lo era, porque no hizo otra cosa que dejar detrás una atmósfera de porro y un reguero de sangre, un derecho que el garantismo no lo niega a nadie.

Es la perversión del derecho, invertido por los Kirchner para salvar su pellejo, de alguno de los jueces o fiscales que, por ahora, no son de su más absoluta confianza, una condición que les permite seguir en sus empleos.

La mujer de Kirchner tiene o tuvo cuatro secretarios acusados de enriquecimiento ilícito, un delito subsidiario del que perpetró quien los nombró para un servicio personal desconocido en la Argentina. Alfonsín, por ejemplo, no tuvo secretarios más allá de su hermano menor Guillermo (que hizo mal en nombrarlo) quien, efectivamente, estuvo en el empleo casi objeto de decoración que le fue concedido.

La pregunta válida de validez entera es si la mujer de Kirchner tiene o tuvo más de los cuatro secretarios, todos enriquecidos hasta el delito en menos de un año. Y si también los "chicos" contaron con el asesoramiento de funcionarios de la AFIP, que fue dispensado al matrimonio para arreglar la forma de encubrir su fenomenal enriquecimiento, según fue denunciado la semana última.

Que la oficina financiera está sobredimensionada es algo debidamente probado: Si tuvo trescientos inspectores para meterse en tropel en las oficinas del diario "Clarín" y otros tantos para acosar a empobrecidos chacareros o a pequeños comerciantes o industriales, cómo no va a contar con una fuerza de elite para arreglarles los "papeles" a los Kirchner y quizás a sus familiares y sirvientes.

Los casos de corrupción se han hecho endémicos, consustanciales al "nestorismo". Sin embargo, ese no es el mayor problema: La cuestión de fondo nace cuando se hace callo la capacidad de sensibilidad, hasta que la pérdida completa degenera en desapego. Entonces, cualquier observador contempla el espectáculo de la corrupción con una especie de desdén, que amenaza con corroer los cimientos de su confianza en las instituciones públicas y, por extensión, en los representantes de la llamada "voluntad popular". Una voluntad objeto de desprecio sistemático y nos lleva de vuelta al siglo XIX, cuando Sarmiento descubrió que, con la palabra "argentino", se puede componer, en castellano, uno y solo anagrama: "ignorante".

La política cultural de Kirchner parece programada para confirmar el acierto del anagrama que nos maldice, porque el fútbol ha desplazado a la cultura en sentido estricto: El primero resulta más conveniente a los planes del presidente en ejercicio que la cultura, enemiga de la ignorancia que Sarmiento quería sacar de circulación entre los argentinos.

Hace años que se sabe que la Argentina será la invitada de honor en la feria del libro de Francfort del año que viene, pero Kirchner sabe que sacará más ventajas personales enviando matones al torneo de Sudáfrica. Con destino a la ciudad alemana no irán muchos libros, quizás algunos de autores leales asociados en "Carta Abierta", pero la promoción será para la industria del cuero, el tango, el vino malbec y las figuras de "íconos nacionales", como Ernesto Guevara y Diego Maradona.

En julio último, se supo que el presupuesto de cultura para 2010 se reducía en un veinte por ciento. Nadie dijo nada, como tampoco muchos se alzaron contra el "todo incluido", resuelto después. Las pérdidas que sufrirá la actividad cultural habrán ido a parar al indescifrable presupuesto nacional, pero la excursión de los "muchachos" a Sudáfrica bien podrían pagarla los Kirchner, que, en apenas cinco años, sextuplicaron su patrimonio, lo que es mucho, aunque no signifique nada para avarientos hasta la bulimia de riqueza y de poder, un poder que han sabido convertir en fuente de riqueza.

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