jueves, 31 de diciembre de 2009

AUTOGOLPE DEL TUERTO


DILEMA OPOSITOR: CEDER ANTE EL GOBIERNO O VOLTEAR EL FONDO DEL BICENTENARIO Y ARRIESGARSE A UNA CRISIS ECONÓMICA

Kirchner hacia el autogolpe para frenar al Congreso

Por Carlos Tórtora

En el anecdotario político del peronismo hay un ejemplo que tiene que ver con la pulseada actual entre la oposición y el oficialismo. En 1944 Perón era todavía Vicepresidente y continuaba la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de dirigentes nacionalistas concurrió a su despacho para plantearle que la Argentina debía abandonar la neutralidad, aliarse de inmediato con el Eje y declararle la guerra a los EEUU. Perón escuchó la propuesta sin abrir la boca y liquidó la reunión con una sola pregunta: ¿Y si ganamos qué hacemos?

Es la pregunta que empiezan a hacerse algunos de los jefes de los bloques de la oposición, porque imponerse al oficialismo implica tantos riesgos como lo contrario. Como están las cosas -empatados en número los dos bandos en la Comisión de Seguimiento de los Decretos de Necesidad y Urgencia-, en los recintos la mayoría opositora podría rechazar los DNU disponiendo la creación del Fondo del Bicentenario de U$S 6559 millones para el pago de servicios de la deuda. También se rechazaría otro DNU que solicita autorización a la Comisión de Valores de los EEUU para emitir deuda pública. ¿Qué consecuencias tendría el rechazo de estos decretos sobre la economía? El anuario de The Economist acaba de predecir que CFK caerá en el 2010 por la pérdida del control del Congreso. Técnicamente, si las dos cámaras rechazan los DNU en febrero o antes en una sesión especial, éstos dejarán de tener vigencia. El canje de la deuda que se iniciaría el 15 de enero podría paralizarse con el riesgo de que sobrevenga un tembladeral económico. Todo esto sin hablar de la señal de alerta emitida por la Corte Suprema al aceptar la acción de amparo contra el uso de las reservas presentada por la Provincia de San Luis. Néstor Kirchner esperaría un momento así para proclamar que no estaba equivocado: dirá probablemente entonces que hay un golpe institucional en marcha a través de un supuesto complot de radicales, duhaldistas, empresarios y, por supuesto, Clarín. Y que a los conspiradores no les importa derrumbar la economía con tal de voltear al gobierno. El complot es una fantasía, pero los efectos económicos del rechazo de los dos DNU pueden ser incalculables. La oposición se acerca a un dilema de hierro: si apuesta fuerte a salvar el funcionamiento republicano se arriesga a producir un tembladeral económico. Como la Argentina es vista internacionalmente como un enfermo irrecuperable, nadie sabe en realidad hasta dónde llegará el impacto. Si al revés, se afloja la presión sobre la Casa Rosada y los DNU continúan vigentes, la oposición comenzará a recorrer el camino del desgaste. Si el control legislativo al Ejecutivo no revierte las arbitrariedades del gobierno, la sensación de fracaso puede tener un costo altísimo, sobre todo para los radicales, que son la segunda minoría en las dos cámaras.

La nueva trampa K

Éste es entonces el nuevo escenario que Kirchner piensa explotar. Si la mayoría opositora deroga los superpoderes del Ejecutivo, termina con la farsa del INDEC, consigue que las provincias avancen sobre la coparticipación, etc., la economía podría perder estabilidad. El gobierno entonces se victimizaría y amenazaría con la anarquía y la violencia social. La opción -vista desde la óptica de Olivos- sería Kirchner o el caos. Una especie de autogolpe que funcionaría como una toma de judo, es decir, utilizando la fuerza del adversario.

Los radicales están convencidos de que Kirchner debe llegar con muletas al 2011 para ganar la interna del PJ y perder luego por paliza con Julio Cobos. De ese modo se evitarían el riesgo de un candidato del peronismo disidente, que podría terminar ganando. Pero el nuevo escenario que se insinúa puede cambiar las reglas de juego. En el caso de que el avance opositor produzca una pérdida irreparable de gobernabilidad, Cobos se las puede ver negras. En vez de ser el candidato preferido sin desgastarse demasiado, le puede tocar encabezar un gobierno provisorio que le dificultaría después ser candidato.

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