jueves, 24 de diciembre de 2009

PERONISTAS AL GARETE


Río Negro - 24-Dic-09 - Opinión


Editorial
Peronistas desconcertados

Desde hace más de medio siglo, parece inminente la disolución del movimiento peronista, pero para sorpresa de muchos militantes y frustración de los demás, siempre ha conseguido recuperarse de las crisis esporádicas de las que una, la de los años setenta, culminó en una guerra civil de baja intensidad. Como dio a entender una vez el general Juan Domingo Perón, no es que los peronistas hayan sido tan buenos, es que los demás han resultado ser todavía peores. Con todo, aunque el peronismo sigue haciendo gala de su capacidad para dividirse oportunamente para minimizar los costos políticos que de otro modo les supondría una gestión lamentable, muchos dirigentes, entre ellos el ex presidente interino Eduardo Duhalde, parecen haberse resignado a un período acaso prolongado en la oposición. En su opinión, las perspectivas electorales frente al peronismo serían más alentadoras si el movimiento contara con un candidato presidencial atractivo, pero el único que a su juicio posee las características apropiadas, el ex gobernador santafesino y actual senador Carlos Reutemann, sigue insistiendo en que por ahora al menos no tiene interés en postularse. Aunque sabe que su propia imagen pública es francamente mala, Duhalde dice estar dispuesto a luchar él mismo por la candidatura peronista a menos que Reutemann acepte el desafío, propuesta que el ex corredor de la Fórmula Uno ha rechazado de manera burlona. En cuanto a otros precandidatos peronistas, como los bonaerenses Daniel Scioli, Francisco de Narváez y Felipe Solá, sus posibilidades parecen reducidas: Scioli, porque se ha dejado humillar por el ex presidente Néstor Kirchner; De Narváez porque nació en Colombia y para alcanzar la presidencia tendría que superar algunas barreras constitucionales, y Solá porque no parece contar con el carisma adecuado para congraciarse a tiempo con el electorado.

Para Duhalde, es prioritario impedir que el ex presidente Néstor Kirchner se alce con la candidatura, lo que con toda probabilidad sería desastroso para un movimiento acostumbrado a la hegemonía, ya que en la actualidad menos del 18% de la ciudadanía aprueba su conducta. Pero a juzgar por sus declaraciones recientes, el ex presidente interino no está pensando sólo en cómo arreglárselas para que el peronismo conserve el poder. Quiere que el movimiento en que milita aprenda a respetar las reglas democráticas para que, por primera vez, un gobierno de otro signo logre terminar su gestión en la fecha prevista por la Constitución. Se trata de una de las asignaturas pendientes más urgentes de la aún precaria democracia nacional. A partir de 1955, los peronistas han resultado ser opositores temibles, plenamente capaces de destituir prematuramente a presidentes radicales instigando disturbios masivos, pero todos los gobiernos que han protagonizado han terminado mal también debido a la corrupción de sus integrantes y su desprecio apenas disimulado por las reglas constitucionales.

¿Está en condiciones el peronismo de reformarse para que en adelante el PJ sea un partido "normal"? A menos que lo esté, el futuro del país seguirá pareciendo sombrío. El éxito innegable de un movimiento cuyo fundador se inspiró en un ideario que en el mundo de la posguerra ya era anticuado y que a partir de entonces ha vagado por todo el territorio ideológico, adaptándose con flexibilidad asombrosa tanto a las modas procedentes del Primer Mundo como a la evolución de la opinión pública local, se ha debido no sólo a los fracasos ajenos sino también a la convicción difundida de que era la única fuerza política capaz de garantizar "la gobernabilidad". Huelga decir que no es nada bueno para una sociedad verse expuesta al chantaje así supuesto de un movimiento tan poderoso como el peronista. Que un político como Duhalde, un hombre que fue beneficiado personalmente por el temor a que cualquier gobierno no peronista corriera el riesgo de verse derribado por "los muchachos", haya llegado a la conclusión de que sería mejor para todos que por fin el PJ acatara las normas tanto escritas como no escritas de la democracia republicana, es sin duda muy positivo, ya que a menos que el peronismo se conforme a ser a lo sumo una opción entre varias, la Argentina nunca podrá constituir lo que se llama un "país normal".

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