jueves, 24 de diciembre de 2009

PERTURBADOS MENTALES




http://www.notiar.com.ar/contenido/opinion/opi_9906.htm

Resistencia y autoridad

por Carlos Berro Madero

"No son las voluntades más firmes las que chocan continuamente con todo; por el contrario, los muy impetuosos ceden cuando se les resiste, atacan cuando se cede. El ímpetu es el movimiento arrastrado por la pasión, es casi la pasión misma, por lo que solo puede ser mantenida por un tiempo ya que no tiene dirección fija, ni está sostenida por regularidad alguna"
- Jaime Balmes


El abroquelamiento de los Kirchner frente a su caída -producida por la pérdida de confianza que consiguieron instalar en vastos sectores de la sociedad-, refresca nuevamente algunas características de la evidente perturbación mental de los protagonistas, quienes han decidido acentuar su empecinamiento.

Con solo verlos actuar, puede comprobarse que han prodigado demasiada energía interior para sostener un ímpetu arrollador que pretendió reemplazar la razón y el trazado de una ruta ordenada que les permitiera lograr que sus intenciones resultaran perdurables en el tiempo.

Si miramos estos años en perspectiva, nos daremos cuenta que solo una distracción enorme de nuestra parte permitió que arribáramos a esta crisis tan mal parados. Nunca hubo un modelo. Jamás existió planificación alguna. Néstor y Cristina botaron su modesto chinchorro político sobre una corriente favorable de la cual nunca fueron protagonistas: el mundo aumentó su demanda de comida, y nuestra producción agropecuaria recibió un impulso insospechado.

¿Qué hizo la pareja diabólica? Entró en el mercado como un elefante en un bazar y desparramó todo por doquier.

Sobre un escenario absurdo y extemporáneo, se quiso montar un poder discrecional absoluto, sin desplegar ningún programa de gobierno coherente que impidiera llegar al punto en que nos hallamos: una realidad que le ha dicho "basta" a dos eximios improvisadores. Quizá porque las evidencias del descalabro que han armado es de tal magnitud, que resulta insostenible desde cualquier punto de vista. Los ciudadanos intuimos que el voluntarismo ha llegado al límite de lo razonable.

Nos estamos hundiendo no solo en la inoperancia conceptual, sino que hemos visto degradarse nuestra condición social. Estamos más pobres, más desamparados, más desilusionados y más enfurecidos con las mentiras desfachatadas de quienes han tratado de "engatusarnos" con distintos argumentos inventados, a la par que se enriquecían escandalosamente.

Mientras tanto, los políticos profesionales siguen todavía practicando su juego preferido: repetirse y repetirnos que no quisieran ser censurados algún día por rehusar la búsqueda de un "consenso". Aunque se trate de un espejismo dilatorio.

Lo que no entienden es que los códigos con que se manejan como corporaciones, no guardan relación alguna con la magnitud del daño causado, que está provocando una seria alteración en la vida de vastos sectores de la población.

Es muy probable que si no aparecen soluciones que restablezcan el orden muy rápidamente, veamos avanzar a los pobres en malón para obtener sus reivindicaciones con las herramientas que tengan a la mano. Algo de esto comenzamos a ver.

En ese momento, los líderes opositores que sigan "dando vuelta a la noria" lamentarán haberse mantenido tan pegados a la eufemística "gobernabilidad" y comprobarán que también ellos habrán pasado a ser historia.

¿Qué esperan para presionar con firmeza a través de los mecanismos constitucionales con el fin de establecer límites que fuercen a los K a comprender que se acabó el jueguito de las escondidas?

¿No hubo un 28J? ¿O consideran que fue un mero espejismo?

La realidad indica que hubo un voto expresivo y amplio. Nadie quiere ya extender un cheque de confianza a un régimen que dice y se desdice con un cinismo y una velocidad que espantan.

La resistencia, único medio posible para que la ciudadanía siga manifestando su rechazo a una corrupción galopante, permitiría dejar a la intemperie a un gobierno que no ha esquivado errores por cometer y se ha sostenido sobre la ingenua esperanza de quienes creyeron en sus promesas, sin darse cuenta que provenían de seres atormentados y "psicológicamente incorrectos".

Ha ocurrido el quebranto de una autoridad otrora omnipotente y estamos viviendo momentos de extrema gravedad. Nadie sabe bien donde estamos parados y qué chances tenemos aún para evitar que todo no termine estallando en mil pedazos.

La pobreza extrema está tocando a nuestras puertas. El próximo paso puede consistir en que las mismas sean derribadas por la fuerza.

carlosberro@arnet.com.ar

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