miércoles, 30 de diciembre de 2009
POLVORA EN CHIMANGOS
NO HAY QUE GASTAR POLVORA EN CHIMANGOS
Por Claudio Chaves
Al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le quedó grande el fugaz Ministro de Educación.
Es que Abel Posse fue a Mauricio Macri lo que Milton Friedman podría haber sido a Fujimori, Karl Marx a Hugo Chávez o Charles Maurras a Idi Amin Dada, es decir un exceso para tanta insignificancia.
O Macri no tenía la menor idea de a quién nombraba como Ministro, algo que es probable le ocurriera al ex presidente de Boca, o no soportó la presión externa e interna. Y esto independientemente de las actitudes y declaraciones de Abel Posse.
Cualquiera de las dos posibilidades no lo dejan bien parado. Al día siguiente de la renuncia y en un acto donde informaba sobre la nueva policía capitalina Mauricio dijo: estamos agotados de tanta confrontación.
Si esto fuera así y no un mero discurso al paso, Macri está terminado. Un Jefe a quién lo agota la confrontación, el debate y la defensa de sus ideas está en un lugar equivocado y no merece el respeto de conductor. Es débil y poco confiable. Te llama y te deja de a pie.
Lamentable, Macri cayó rendido frente al progresismo, la corporación educativa y el gobierno nacional. No ha dimensionado el sentido del voto que lo llevó al poder.
¡Macri le ganó a Ibarra no, a Bussi!
Era evidente que un solo hombre por más capaz e incisivo que fuera no iba poder luchar contra el sistema educativo anquilosado. Necesitaba todo el apoyo político del gobierno que lo convocó y se lo retacearon. El radicalismo y la coalición cívica también lo empujaron. Todas estas actitudes revelan que la sociedad que aún se expresa en los partidos políticos con que contamos no está en condiciones de pensar en grandes cambios. No ha llegado la hora aún de revolucionar la educación, acabar con la anarquía y vencer la delincuencia.
En las escuelas se seguirá debatiendo, entonces, como hacer para que la educación sea más amable, más simple y llevadera y no que modificar para que se aprenda más. Se seguirá hablando de igualdad y objetivos mínimos y no de valorar la diferencia y objetivos máximos. No se jerarquizará el mérito, la calidad y la competencia. Las becas serán para todos los alumnos sin valorar su esfuerzo y su asistencia. Dará lo mismo trabajar que no hacerlo porque el Estatuto del Docente es para todos por igual: sean vagos o responsables.
Finalmente Don Abel ha sido un viento fugaz que ha servido para fortalecer a la corporación educativa y al progresismo capitalino. Un pésimo negocio de Macri. El peronismo tiene una ancha avenida para recorrer y una enorme responsabilidad pues hay un electorado que ha quedado huérfano.
Definitivamente Abel Posse no debió aceptar la propuesta pues ¡No hay que gastar pólvora en chimangos!
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