POBREZA

Fundación Atlas 1853 - 31-Dic-09 - Actualidad

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La pobreza paraliza la movilidad social argentina

por Castor López

En Argentina desde hace ya alrededor de 15 años que la "pobreza" afecta permanentemente al menos al 25% de nuestra población. Pero, incluso dentro de ella, contiene al 10% de los habitantes en la aun peor situación de la "indigencia". Es necesario recordar que esta última y muy penosa condición significa la incapacidad de alcanzar un ingreso familiar mensual (actualmente de $500 para el Indek, pero mas de $800 realmente) para acceder a una canasta básica de alimentos con las calorías mínimas necesarias para el desarrollo de una actividad humana mínimamente tolerable.

En ese mismo periodo, desde mediados de los años 90 hasta ahora, nuestra población evoluciono de 35 a 40 millones de habitantes. No seria un desatino estimar actualmente en el orden de los 4 millones a los argentinos indigentes y en aproximadamente en 1,5 millones a los que estarían en condición de trabajar. Los hijos de ese alrededor de millón de familias argentinas que padecen esa vergonzante realidad atraviesan un atroz proceso biológico en su niñez.

Según lo señalo el reconocido Dr. Abel Albino de la Fundación Conin, el cerebro de un niño al nacer pesa solamente 35 gramos. En solo poco más de un año aumenta a casi 1 Kg., peso que el cerebro conservara por el resto de su vida. Si en esos primeros 14 meses de vida, el niño no recibió la alimentación necesaria, su desarrollo neuronal nunca ocurrirá plenamente y esa persona quedara condenada a una menor comprensión intelectual en su vida adulta.

Seguramente enfrentara desventajas determinantes para educarse y acceder a las actividades productivas cerebro intensivo, sesgándose inevitablemente a las labores basadas solo en el esfuerzo físico, de escasa remuneración y siempre sujetas a ser reemplazadas por los avances de la tecnología. De allí su lógica visión de "maldita" a la innovación tecnológica. Esta es una muy preciada aliada productiva al factor humano, pero cuando este esta sano y educado.

Para las personas que han atravesado la indigencia en su niñez, todas las "políticas de Estado activas, nacionales, populares y redistribucionistas" que un gobierno pueda imaginar y proponer después no serán más que lindas palabras. Solo con un tremendo esfuerzo personal, muy pocas de estas personas podrán insertarse en los mercados laborales que exijan algún grado de capacitación y acceder a los sueldos que aseguren a sus hijos no atravesar también la indigencia.

Sin la inmediatez de un plan como el que aplica actualmente Brasil, denominado "Bolsa Familia", que identifico a las 11 millones de familias mas pobres del país y les otorgo una suma mensual directa contra la verificación de la salud y la educación de sus hijos, nuestro país nunca interrumpirá este perverso ciclo de pobres e indigentes, hijos a su vez de anteriores pobres e indigentes, alejándonos de la movilidad social que alguna vez exhibió Argentina ante Latinoamérica.

Desde la visión de la producción, resignar continuamente la utilización de 1,5 millones de fuerza laboral adicional del factor humano es más que, por ejemplo en un símil con el factor tierra, dejar indolentemente que avancen las malezas y se tornen improductivas 1 de cada 10 hectáreas cultivables del país.

Pero, es desde los principios sociales y políticos sanos desde donde resulta inadmisible la minima posibilidad de la hipótesis que se mantenga a las personas en los límites de la indigencia y la pobreza como un reaseguro de su condición de dependencia del poder, como meros "electores cautivos", condenándolos a no experimentar nunca el digno e independiente significado de ser un libre ciudadano argentino.