lunes, 21 de diciembre de 2009

DARSE CUENTA


BRINDAR POR EL "DARSE CUENTA"

Despidamos el año con la esperanza puesta en que los argentinos abriremos por fin los ojos frente al atropello institucional, el desprecio por la vida y el robo constante.

Por Gabriela Pousa (*)

Se va el 2009 y con él un año más desperdiciado lastimosamente para la Argentina. En rigor, poco importan los almanaques cuando el presente es el único tiempo verbal que puede utilizarse. Ningún habitante de estos pagos está seguro de lo que puede depararle el futuro, y al hablar de futuro no hacemos mención a medianos ni largos plazos sino tan sólo a la próxima semana, a los próximos pasos. ¿Acaso los argentinos sabemos si en las horas que siguen podremos transitar por la ciudad, sobrevivir a un atraco, o comprar con la misma plata lo que ayer comprábamos en el supermercado?

Ni siquiera tenemos la certeza de quién gobierna, si acaso hay alguien que gobierna… Ya da lo mismo si es Néstor o Cristina, lo cierto es que ambos carecen de soluciones para las demandas perentorias de la gente, y aún así se enfrascan en una osadía donde el riesgo no es de ellos sino de toda la ciudadanía. A lo largo de seis años saquearon los sueños, y con ellos, se ve a pie juntillas: adiós también al clima navideño. El ceño fruncido de los argentinos es la radiografía más exacta de lo que han hecho (o deshecho) los Kirchner con este pueblo.

Se va el 2009 y se lleva mucho más que un sinfín de víctimas de la inseguridad: un eufemismo más si se tiene en cuenta que son víctimas sí, pero de una dirigencia sumida en la desidia, cuya ignorancia es más peligrosa que la malevolencia de tantos gobiernos pasados. Porque una cosa es un gobierno cuya gestión se resume en fracaso, y otra muy distinta es una sociedad conyugal dañina por demás, que goza haciendo daño. Hemos pasado de administraciones fraudulentas o poco efectivas, a estar en manos de un matrimonio que, en verdad, no ejerce ningún cargo sino que se arma de poder para comprar inescrupulosamente impunidad cuyo precio, por suerte, parece comenzar a inflacionar. Lastiman, despertaron recelos y odios en una sociedad que había logrado deshacerse de resentimientos y cerrado heridas.

De allí que intentar un balance de gestión es inútil y poco conducente para sacar alguna suerte de conclusión. ¿De qué sirve enumerar los errores cometidos, las mentiras proclamadas, el desdén hacia la gente, el desprecio por la vida?

Hay una sed de venganza enfermiza que ataca sin razón. Ni Néstor ni Cristina Kirchner han sido personajes signados por la malaria de épocas críticas, ni mucho menos militantes de bandos que se han enfrentado en la manoseada década de los setenta. No han sido perseguidos por una lógica en extremo sencilla: jamás se han jugado el pellejo por ninguna ideología. Sus intereses estuvieron y están monopolizados en un erario cuyas arcas están llenas, y aún así, el afán de hacer con ello un escudo de impunidad eterna se les esfuma de las manos.

Quizás la definición de la causa sobre enriquecimiento indiscriminado que el juez Norberto Oyarbide hace descansar en su despacho, sea una bisagra que sume a la esperanza.

Se va el 2009, un año más en que los Kirchner han abusado de la izquierda y la derecha por igual. A una le usurparon discursos añejados y se la bastardeó con una oratoria de equidad que no se corresponde en la realidad; a la otra la cuestionan y juzgan como si ellos no pudiesen, según sus actos, formar parte de sus filas aunque también estas están bastante desdibujadas, al menos en los países civilizados. Se va el 2009 y hemos estado viviendo en el pasado.

Las ideas no han muerto, es cierto. Pero sí han escapado a las mentes inquietas que alguna vez se interesaron por la política como una herramienta para darle grandeza a la Argentina. ¿Qué nos proponen, sin ir más lejos, los supuestos aspirantes a “candidatos”?

Cualquier balance expondría temas tan banales que avergüenzan en demasía. ¿Qué sentido tiene hablar de Ciro James o del mentado Jorge “Fino” Palacios si no son más que personajes recreados por el mismísimo matrimonio presidencial para que las hojas del calendario cayeran más rápido? Y esta cita arbitraria de dos “encumbrados” protagonistas de los últimos días podría abarcar a tantos otros, que también han ocupado primeras planas, haciendo creer que revestían gravedad extrema, y luego con el mismo repentino sino que surgieron, desparecieron. Todo es efímero, furtivo, pasajero…

Lo único constante son los problemas sin resolver que van apilándose impidiendo, a esta altura, que no se los pueda ver. No ha cambiado un ápice la metodología política en la Argentina. Los Kirchner han sido fieles a sí mismos desde el primer día. Así como pagaron al Fondo Monetario con las reservas, anunciando ese dato en un acto magnánimo, hoy dicen que han de pagar otros compromisos foráneos de la misma manera.

No se reaccionó cuando el pago fue al FMI a pesar de que ello implicara endeudarse con Hugo Chávez, y costear intereses mucho más elevados. Hoy, sin embargo, la reacción a este nuevo manotazo a las reservas genera sospechas, denuncias y hay miradas atentas. La percepción de las “maravillas” que obran los Kirchner es lo que se ha alterado sustancialmente, y permite despedir el año con alguna sutil esperanza en un 2010 donde, por sobre todas las cosas, la Justicia vuelva a ser aquello que sin eufemismos definiera Ulpiano: “Dar a cada uno lo suyo”. Lo demás es anécdota o ya es pasado.

FELICES FIESTAS para ustedes y sus familias, con mis sinceros deseos de brindar por un real y concreto “darse cuenta”.

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