domingo, 20 de diciembre de 2009

JUEGO DE ESPÍAS



Contra la alianza Aníbal Fernández-Stornelli, la SIDE fomenta el malestar de la bonaerense



Por Alexis Di Capo

La batalla del Ministro de Seguridad bonaerense Carlos Stornelli por sobrevivir en su cargo o, cuando menos, negociar su retirada, tuvo esta semana nuevos episodios. La denuncia de aquél sobre un supuesto complot de mandos policiales que organizarían redes delictivas para deteriorar al gobierno, generó un enorme malestar policial. La fuerza entró ahora en estado deliberativo y, si ya el ministro contaba con pocas simpatías, ahora ya no tendría casi ninguna. Pero lo que más alarmó a Stornelli y al jefe de la bonaerense Juan Carlos Paggi es que operadores de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) se pusieron a trabajar difundiendo el malestar policial y hasta habrían hecho operaciones de prensa en contra de la cúpula.

Es más, circuló la versión de que un equipo especial a las órdenes del Subsecretario de Inteligencia Francisco Larcher estaría trabajando para acelerar la caída de Stornelli. La explicación tiene su historia: Stornelli es un aliado incondicional del Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, con el que se reúne varias veces por semana. Entre sus funciones no confesables, el ministro bonaerense tendría a su cargo controlarlo a Scioli -en otras palabras, espiarlo- a través de la central clandestina de inteligencia que gerencia el Comisario Sergio Hugo Matzkin, ahora a cargo de la Superintendencia de Investigaciones.

La dupla Fernández-Stornelli se complementa con los aportes que hace el Ministro de Seguridad Porteño, Guillermo Montenegro, que discretamente también reportaría al mismo esquema. El juez federal Norberto Oyarbide arremetió en el caso Ciro James contra la cúpula de la Policía Metropolitana, donde cayeron los comisarios Jorge Fino Palacios y Osvaldo Chamorro, entre otros. Pero, curiosamente, ni una bala de la justicia rozó a Montenegro, jefe de Palacios y responsable máximo de lo que hacía la policía. El entendimiento de Aníbal F. con Stornelli y Montenegro le proporcionaría a Néstor Kirchner un mecanismo eficiente para controlar no sólo a Scioli sino al propio Macri. Pero tanto poder en manos del Jefe de Gabinete también inquietaría al ex presidente. Éste sigue expandiéndose como un pulpo, ahora también en el área de medios, y en Olivos empezarían a recelar. Desde tiempo atrás, Kirchner tiene una fórmula para evitar que Aníbal F. se convierta en la versión criolla de Laurenti Beria, o sea, el dueño de la seguridad y la inteligencia. El freno es el juego que el ex presidente le da a la SIDE para que haga de contrapeso de la Jefatura de Gabinete. Obsesionado por traiciones supuestas o reales y, sobre todo, por las conspiraciones del peronismo bonaerense, Kirchner ordenaría ahora las escuchas telefónicas y de mails, manteniendo contacto directo con el director de Contrainteligencia Jaime Stiuso. Entre la SIDE y el Jefe de Gabinete hay viejos pleitos. Los espías nunca le perdonaron a éste que haya montado una SIDE paralela para ganarles en materia de espionaje de teléfonos y mails.

Candidatos

Mientras que la interna de la seguridad es la pelea de fondo, Scioli trata de recomponer su gabinete, medio desarticulado por el portazo que acaba de dar su hermano José al dejar la Secretaría General. Entre los candidatos con más posibilidades, compiten para ese cargo Javier Mouriño, titular del IOMA, y el Vicepresidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni. Mouriño significaría una señal de rebeldía contra Kirchner sólo por su curriculum. Fue el abanderado de Carlos Menem en el PJ porteño y Subsecretario de la Reforma Política con Carlos Corach. Durante años, Scioli lo mantuvo escondido en el Senado primero y en la gobernación después, por temor a la ira de Olivos. Marangoni tiene otro perfil. Entre sus misiones, está la de ser el pagador de los numerosos medios y periodistas que reciben sobres a cambio de no criticar la gestión del gobernador. Entre sus delicadas tareas, Marangoni coordina con A.R., la consultora de Alejandra Rafuls, que tiene a su cargo la pesada tarea de tratar de levantar la imagen de Scioli, que cae en picada. A.R. es un sello del grupo de Daniel Hadad, que tiene una profunda inserción en el gobierno bonaerense. Entre otras cosas, colocó en el Ministerio de Salud al renunciado Claudio Zin, ahora cerca de que la justicia lo investigue por la mafia de los medicamentos.

No hay comentarios: