domingo, 31 de enero de 2010

EL INFIERNO


Señor Director:

Hablando en el dioma oficalista cuán grande debe ser el dolor que sentirán en sus almas los integrantes del gobierno al haber sido derrotados en otra batalla ya que al igual que con la 125 el gobierno nuevamente perdió. Y hablamos de batalla porque para ellos siempre se trata de una guerra, pareciera que los aún imberbes, pero ahora mentales, no advierten que la dictadura terminó y ahora están luchando contra el mundo que es el mismo enemigo contra quien lucharon hace treinticinco años. El gobierno perdió porque la justicia declaró que lo que hizo la presidenta no correspondía y que el Congreso debía expedirse antes de remover al presidente del BCRA, perdió porque también por imperio de la justicia no pudo disponer de 6500 millones de dólares que nadie sabría nunca en que se gastaron, perdió porque todo el pueblo conoce lo que hicieron y salvo para sus adlátares que los apoyan han quedado muy mal y seguira perdiendo popularidad creciendo su imagen negativa. Perdió porque el funcionario Martín Redrado renunció luego de haberlos puesto en evidencia ante el mundo entero y ahora todos saben fehacientemente cómo es el manejo de los K y finalmente renunció voluntariamente enfureciendo a un oficialismo descontrolado y aunque ahora no le acepten la renuncia resulta abstracto que la comisión se expida, ya se fue y ellos víctimas de su impronta impulsiva y compulsiva han perdido nuevamente la batalla y la perdieron como chicos jugando con los soldaditos.

Resulta difícil encontrar racionalidad, coherencia y equilibrio en la Argentina de hoy. Una presidente desaforada cuyos actos injustificados y alejados de las leyes sumados a reflexiones chabacanas no hacen más que confirmar que el cargo que ostenta es muy grande para su pequeña talla. Acostumbrada a ordenar y desesperada por mejorar una imagen que cae inexorablemente hizo días atrás una efusiva exhortación a favor del consumo de carne de cerdo porque tiene mejores grasas que la bovina y además mejora la actividad sexual, en un país donde 15 millones sufren el hambre, la desigualdad de trato, la discriminación y el olvido y lo más grave es que esta promoción presidencial se hizo en verdad porque la carne vacuna escasea y sus precios serán impagables de seguir esto así.

Pero pareciera que el descontrol que ha infectado a la pareja presidencial hace tiempo, es contagioso y ha afectado a miembros de la oposición.

Hace unos días ante los Decretos de Necesidad y Urgencia que dispusieron el uso de las reservas para pagar deuda y la expulsión del presidente del Banco Central de la República Argentina, Martín Redrado, ambos violatorios de la ley, la mayoría de la oposición realizó una serie manifestaciones que cualquier constitucionalista envidiaría. Dieron clase sobre la división de poderes, sobre la Constitución Nacional, sobre la independencia del BCRA, nos recitaron el artículo 9 de la Carta Orgánica del BCRA, en fin fue una cátedra magistral en defensa de las instituciones y de los principios democráticos.

Al cabo de unos días, los mismos que defendían las instituciones y los principios democráticos, sostuvieron que la situación del ahora ex presidente del BCRA era insostenible. Nada dijeron de que Redrado debía permanecer en su cargo hasta tanto se expidiera la Comisión del Congreso y que el decreto presidencial era nulo como fue nulo el nombramiento de un presidente provisorio existiendo un presidente en funciones.

Luego de la ejemplar clase de los opositores quedó muy claro que la única alternativa legal para desplazar al presidente del BCRA era el incumplimiento de los deberes de funcionario público y la inconducta en que hubiese incurrido y no la conveniencia que provocaría a los políticos su destitución o mantenimiento en el cargo, algunos reclamaban su renuncia.

Asimismo acorde con la temperatura infernal en esta Argentina al rojo vivo circulan versiones afirmando que algunos "opositores" estarían pactando con el oficialismo la posibilidad de utilizar las reservas para obras públicas y menguar el déficit de las provincias.

Es que lamentablemente la política argentina y el consiguiente poder de quienes la gobiernan gira alrededor del dinero que pueda manejar quien intente dirigir sus destinos, ya sea para comprar voluntades como para disponer de los bienes públicos y lo que crea necesario para conseguir sus objetivos personales y que nada tienen que ver con el progreso de la Argentina sumado esto a la falta de ética y honestidad de la mayoría que vende su voto hipotecandola Patria y sus instituciones.

Repasemos lo que podría haber ocurrido de no renunciar Martín Redrado para quienes tenían que dictaminar a favor o en contra de destituir al presidente del BCRA, De uno no había dudas, se dice que le habían mandado el dictamen destitutivo desde la Casa Rosada, pero los otros dos consejeros no dejaban de pensar un segundo cuáles serían los costos políticos de tomar una u otra decisión y penosamente no pensaban en primer término qué dice la ley para aplicarla tal cual lo que ella prescribe.

¿Y por qué lo harían?

Porque al parecer el objetivo es llegar arriba adonde está el máximo nivel de poder.

¿Para qué?

¿Para poder disponer de miles de millones con los que podrán hacer las mismas barbaridades de sus antecesores?

Sino fuese así porqué tanto cálculo.

Lejos están el diálogo, el consenso y las reuniones para promover Políticas de Estado para sacar de este infierno a la Argentina. Lo hemos visto y lo estamos viendo ante nuestros ojos, ninguno de los opositores tiene un gesto de grandeza y dignidad para resignar sus pretensiones, todos son caudillos, todos quieren llegar, todos se creen la mejor opción y mientras ellos se pelean el grupo de los peores permanecen juntos y continúan destruyendo el país obedeciendo a su jefe.

Momentos de incertidumbre y dramáticos vivimos y viviremos los argentinos.

No es una exageración decir que estamos a un paso de convertirnos en Venezuela. Aunque estamos un paso atrás, por los hechos que suceden pronto los alcanzaremos si la oposición inmadura, infantil, mediocre, displicente, egoísta e inútil no se pone los pantalones largos y piensa en el país y en los cuarenta millones de sufridos argentinos.

Alejandro Olmedo Zumarán.

No hay comentarios: