domingo, 24 de enero de 2010

PAPELONERA


El Liberal - 24-Ene-10 - Opinión

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Editorial
Papelón institucional de aquí a la China

Con indisimulado fastidio la Presidenta tuvo que volver sobre sus pasos, al quedar en evidencia que el decreto de necesidad y urgencia que destituía al presidente del Banco Central, Martín Redrado, era una barbaridad institucional tan grande como el de apropiación de las reservas que Redrado evitó cumplir.

Nerviosa, molesta, pretendiendo humillar a los periodistas que le preguntaban, pero fundamentalmente incómoda detrás de su atril, retrocedió como los boxeadores luego de recibir un revés comprometido, pegando trompadas al aire intentando frenar las del adversario.

En la versión oficial, el vicepresidente, la Justicia, la oposición, los medios de comunicación, todos, son responsables de la crisis institucional que se desató luego de que la Presidenta firmara los dos decretos en cuestión. Sin embargo, la gente sospecha que es precisamente al revés, que si no se hubieran firmado los decretos, este verano sería tan aburrido en lo político-económico-institucional como tantos otros.

Este aislamiento de la sociedad, crea escenarios cada vez más complicados para un Gobierno que insiste en dibujar la realidad a su antojo, ignorando lo que expresó claramente la ciudadanía en las urnas allá por junio de 2009.

Entonces, el déficit de las cuentas públicas de 7.100 millones de pesos se convierte en un superávit de 17.300; la inflación del 15% en sólo el 7,7%; la desocupación baja al 8,4% en plena recesión económica; la canasta básica total del Indec que mide el nivel de pobreza es de $1.056 frente a la medida por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel) que indica $1.651; la canasta básica alimentaria que mide la indigencia es de $470 y la de Fiel $806, nada menos que un 72% de diferencia; pagar intereses de la deuda con las reservas para volver a endeudarnos se convierte en un Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad; hay reservas excedentes suficientes como para respaldar el peso argentino y para multiplicar el gasto público.

En definitiva se nos quiere pintar que vivimos en un paraíso de crecimiento económico sin fin, cuando en realidad estamos en serios problemas, cada vez más evidentes que sumarán conflictos sociales muy difíciles de contener con alta inflación, baja credibilidad y caída de la imagen pública.

Jugando con el Central

De todas maneras, la decisión presidencial, aunque descuidada en sus formas, da un paso importante en dirección al camino institucional del que nunca debió apartarse. Para completar la prolijidad deberían derogarse los dos decretos en cuestión y convocar a sesiones extraordinarias o bien esperar a las ordinarias en marzo.

Al presidente del Banco Central no se lo puede despedir como a un ministro del Poder Ejecutivo, porque sus funciones las cumple por el mandato del Congreso de la Nación. De ahí que se haya establecido para su remoción, una especie de juicio político abreviado mucho más ágil que el de los jueces.

Es para respaldar la independencia del Banco Central del Poder Ejecutivo, porque se trata de nada menos que manejar las reservas monetarias del país, que deben ser preservadas del oportunismo político irresponsable de los presidentes de turno.

Se nos quiere pintar que vivimos en un paraíso de crecimiento económico sin fin, cuando en realidad estamos en serios problemas, cada vez más evidentes que sumarán conflictos sociales muy difíciles de contener con alta inflación, baja credibilidad y caída de la imagen pública.

Ahora bien, los radicales tampoco están entendiendo o interpretando el verdadero sentido de la independencia política del presidente del Banco Central, al sugerir burdamente que su salida podría ser parte de un acuerdo con el kirchnerismo.

El presidente del Banco Central sólo debe ser destituido "por mala conducta o incumplimiento de los deberes de funcionario público", así lo establece la ley que incluso le da mandato más allá de un período presidencial.

Quizás el incumplimiento pase por no haber defendido el peso argentino, atento la creciente inflación de los últimos años, entonces deberían caer las cabezas de todos los directores de la entidad, lo que constituiría un excelente antecedente para controlar a los próximos directores.

Empero, acostumbrados en el pasado a negociar todo debajo de la mesa, el PJ y la UCR creen poder recrear ese escenario que en su momento repudió la sociedad y que derivó en una explosión de nuevos partidos políticos que hoy le advierten a los ciudadanos de las triquiñuelas en proceso.

Todos contra Cobos

Como para tapar el papelón presidencial de los decretos, el oficialismo le apuntó todos sus cañones al vicepresidente Julio Cobos, y como loros sus principales voceros salieron a pedir la renuncia del otrora aliado elegido con el slogan "Cristina, Cobos y vos", que hoy podría resumirse sólo en el primer nombre.

Acusado por la Presidenta de querer ser presidente antes del 2011 y de incumplir su rol de vicepresidente, el hombre del interminable "mi voto no positivo" que dejó dudas sobre su preparación para dirigir un país, mantiene su perfil sin inmutarse seguro de que tanta exagerada verba acusadora sólo le puede mejorar la imagen en vistas a las presidenciales del 2011. Sólo por el manifiesto contraste de conductas y posturas.

No hay duda de que Cobos especula y que no es éticamente recomendable que ya esté en campaña electoral como aprovechan en enrostrarle sus oponentes, que tampoco disimulan hacer lo mismo que critican desde sus altísimos cargos como Mauricio Macri, Elisa Carrió, Pino Solanas o Raúl Alfonsín.

Oficialistas y opositores no reflexionan sobre la gravedad institucional de sus acusaciones y de la contradicción a la que están expuestos. No es precisamente el vicepresidente el que ha incumplido sus funciones, pues no ha tomado ninguna medida que así lo indique desde su cargo.

Más bien es la Presidente de la Nación, la que ha incumplido sus funciones en más de una oportunidad, a tal punto que en cualquier democracia sólida le hubiera cabido un juicio político. Ese que la oposición no se atreve a plantear por miedo a ser acusada de golpista y que la coloca cerca del incumplimiento de sus funciones.

Chile, el ejemplo

Mientras tanto en China no salen de su asombro de la precariedad institucional de la Argentina, que desecha un viaje de gran importancia por un conflicto exprofesamente sobredimensionado con la intención de victimizarse políticamente.

Es todo lo contrario a lo que hace Chile, que ha sabido tejer una sólida relación con el gigante asiático, con quien comparte todo un océano de posibilidades comerciales para crecer.

Apoyado en la mejor dirigencia política de América del Sur, es un gran ejemplo de cómo un país pobre naturalmente y reducido geográficamente logra desarrollarse a través de instituciones republicanas sólidas.

Con exportaciones que ya igualan a las argentinas y la constante reducción de la pobreza que se sitúa en el para nosotros envidiable 13%, Chile nos pone en ridículo ante el mundo.

Mientras en la Argentina el oficialismo y la oposición sigan creyendo que se pueden pisotear las instituciones y que ello no trae consecuencias económicas y sociales, nos hundiremos lentamente en un mar de ignorancia con el peso de nuestra soberbia de ricos que ya dejaron de serlo.

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