domingo, 21 de marzo de 2010

EL PASADO LO CONDENA


REACCIONES POR LA DETENCIÓN DEL CORONEL SARMIENTO

Un documento recuerda el pasado de Duhalde y Gras



La historia política del Secretario y Subsecretario de Derechos Humanos.


Por Alexis Di Capo

Duhalde Eduardo Luis: Nombre de guerra Damián en Montoneros. Formó parte de Cristianos para la Liberación, la Comisión Argentina por los Derechos Humanos. Fundador y director de las revistas “Militancia” y “Tendencia” junto con Rodolfo Ortega Peña. Integró la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR). Partido Revolucionario del Obrero Argentino (PROA). Abogado defensor de terroristas junto con Ortega Peña. Movimiento Memoria y Movilización. Dirigió el Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) junto con los abogados Carlos González Gartland y Rodolfo Aurelio Matarollo. Podría haber participado en el asesinato de Anastasio Somoza en Asunción - Paraguay, confesado en una entrevista televisiva pública por el asesino Gorriarán Merlo. En Nicaragua organizó con Gorriarán Merlo el MTP. Buró Multisectorial de Movilización Permanente (BMMP). Nombrado Juez. Integró Patria Libre-Frente de la Resistencia. Secretario de Derechos Humanos durante el gobierno de Kirchner.

Gras Graviotto Martín Tomás: En las FAR su nombre de guerra era Chacho, luego paso a Montoneros. Se inició como "soldado" a los 17 años en la organización terrorista cometiendo gran cantidad de atentados con explosivos y asesinatos. Llegó a Oficial Primero. Participó en la operación Sonia II que consistió en el homicidio (fue uno de los autores materiales) del Comandante del Cuerpo de Ejército IIdo, Gral. Div. Juan Carlos Sánchez, el 5 de octubre del 75: Estuvo también en el ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29 (Formosa) el 16 de octubre del 75: Días después el Ejército allanó en Villa Domínico una fábrica clandestina de armas y explosivos de Montoneros denominada Fábrica Militar José Sabino Navarro. Allí se producían pistolas, ametralladoras, lanzagranadas (palos de fuego), tromblones para colocar en el extremo de escopetas o fusiles, convirtiéndolos en lanzagranadas, explosivo exógeno, granadas antipersonal y antiblindajes (carga hueca) granadas y explosivos entre otros elementos para la organización Montoneros de donde pudo escapar. 14 ENE 77: Detenido por un grupo de la ESMA[1]. Colaboró con las Fuerzas Armadas. En el 78 fue Liberado. Fue un activo colaborador de la inteligencia naval en las operaciones antiterroristas. Solicitó su alejamiento del Grupo de Tareas 3 (ESMA), por razones familiares, luego de una intensa -muy intensa- colaboración para aniquilar al terrorismo en la Argentina. Produjo, por ejemplo una de las revistas que se editaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores en 1978. La Armada, a su pedido, y para resguardar su seguridad y la de su familia le consiguió el ingreso a la SIDE y su envío al exterior. Se desempeñó en Bolivia, junto con Graciela Daleo y Juan Gasparini[2] como agentes de la SIDE, desde fines del 78 hasta mediados del 79. Los nombrados trabajaron en la campaña presidencial del Gral. Pereda Asbún candidato del entonces presidente boliviano Hugo Banzer Suárez. . La cobertura empleada era de especialistas en publicidad y marketing de la empresa de publicidad ALAMO que fue creada a tal efecto por la SIDE. Esta empresa tenía oficinas en la calle Federico Zuazo N° 1553 2° piso de la ciudad de La Paz[3]; tenía la casilla de correo 2510 y los teléfonos 343539 y 322063. A mediados del 79 Daleo y Gasparini regresaron a Bs. As. y Gras viajó desde Bolivia a las islas Baleares - desde donde siguió colaborando con la ARMADA - con su familia, En el . 85: testificó, durante el juicio a los integrantes de las Juntas Militares, como “imparcial testigo de cargo”. 95: trabajó en el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión) como abogado.. 13 de abril del 95: En una carta dirigida al doctor Federico Fasano, director de La República, evocó la trayectoria de Horacio Verbitsky, editorialista del periódico bonaerense Página/12 y autor de varios exitosos libros, acusándolo de “traidor” y de ser “uno de los que más utilizó a los jóvenes, uno de los que menos empacho tenía en mandarlos a la muerte, en aras de la causa”. Asimismo, el ex oficial segundo del Ejército Montonero advierte que los militares que protagonizaron hechos de violación de los Derechos Humanos durante la guerra sucia “no se arrepienten”. Expresó al doctor Fassano “Le parecerá muy extraño este encabezamiento, pero es el mejor que se me pudo ocurrir, después de observar durante días el pandemónium desatado en la Argentina después de los programas televisivos con declaraciones de los militares arrepentidos, miembros de las organizaciones de derechos humanos, publicación de listas de desaparecidos, etcétera”. Recuerda que el periodista televisivo Mariano Grondona, “dijo, luego de la nota al capitán Adolfo Scilingo, que las listas de los desaparecidos que se publicarán iban a representar el duelo de los que tenían familiares en esa condición. En el programa de Bernardo Neustadt se llegó a la conclusión que por la tendencia totalmente opuesta de los sectores en pugna, la situación era irreconciliable. Hebe de Bonafini -dirigente del movimiento de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo- dice que las listas de desaparecidos ya las tiene, que los que quieren las Madres son las listas de los asesinos y de los torturadores”. “Como Usted verá -agrega- esto no se termina, y los que tienen el poder de la comunicación en este país nada hacen por apaciguar los ánimos, esclavos de la tiranía del rating. Puedo decirle con toda propiedad que soy un sobreviviente. Pertenecí al Ejército Montonero, donde comencé como miliciano a los 17 años, recuerda. Más adelante, explica que “entre otras acciones, estuve en el copamiento del Regimiento de Infantería de Formosa, tras lo cual escapé por tierra. Pude fugarme antes que fuera reventada la Fábrica de armas donde se armaba el lanzagranadas de nuestro Ejército, en Villa Domínico, aprovechando que la custodia militar se había replegado”. “Fugamos por el boquete que ya teníamos preparado en la mampostería del doble fondo de la supuesta fábrica de repuestos para automotores. Antes de escapar -prosigue- pude pintar con aerosol en el frente del galpón: “Las armas del pueblo no se entregan, carajo”. Destaca que “fui condecorado por mi comportamiento en la actividad militante. Estuve en la Columna Sur[4], donde las cosas que ya venía viendo se manifestaron con toda crudeza: no todos eran compañeros. Algunos parecían milicos trasplantados a una horda popular, por la forma autoritaria y hasta despótica con la que se comportaban”. En 1978 “quedé” descolgado, por circunstancias que no puedo contar para no comprometer a compañeros, que todavía viven. Lo cierto es que, de pronto, me encontré sólo, sin una célula que me diera sentido de pertenencia, sin la necesidad de reportarme diariamente, y lo que fue mejor, dada la situación de confusión psicológica en la que me encontraba, sin que nadie supiera que yo era un miliciano, sin que nadie pudiera rastrearme para incluirme en otra célula”, lamenta. Luego de esos acontecimientos, “muchos compañeros quedaron y yo me mudé de la provincia a la capital. En la Facultad conocí a mi actual mujer, con la que tengo hijos. A ella nunca le revelé mi vida militante, ni pienso hacerlo. Pero el propósito de esta carta no es hablar de mí. Si lo he hecho ha sido para Usted supiera quién es el que le escribe, aunque por razones obvias no pueda darle mi nombre. Ahora quiero referirme a otras personas”, puntualiza. “Quedé impresionado al escuchar las declaraciones de Scilingo -confiesa- y, la verdad, no me cierra bien este arrepentimiento a veinte años de los hechos. Aunque no ha dicho en ningún momento que no lo volvería a hacer, sino solamente que se siente culpable”. “No sé si es un traidor a los suyos, si está loco o si lo quebraron con unos cuantos pesos. Si es como él dice, que por el cargo de conciencia no pudo dormir en todos estos años si no tomaba lexotanil y alguna bebida alcohólica, a esta altura tendría que estar del otro lado, con los que dice que tiró al mar, o por lo menos, con la úlcera o cirrosis de aquellas”, comenta. En el 97: fue Profesor de la Universidad de San Miguel, donde dictaba materias de "comportamiento democrático" a personal policial de la Provincia de Bs. As). En 1995, este mismo personaje, cuyo nombre de guerra era “Oficial Cacho”, escribió una larga carta acusando de traidor a sus ideales primigenios al señor Horacio Verbitsky (“Oficial Perro”), con quien hoy comparte oficio de empleado público: “asesor”. Luego fue coordinador de la Escuela de Gobierno del INAP, rector de la Universidad de Tres de Febrero. Y figura protagónica del libro de “Recuerdo de la muerte” de Miguel Bonasso. Vocal del INAP (Instituto de la Administración Pública) y director del lNACyM (Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutuales). Estuvo adscripto a Claudia Bello, secretaria de la Función Pública.[5]. En el Gobierno de Néstor Kirchner fue designado "asesor" en la Secretaría de Derechos Humanos. Mientras tanto se dedicó a ser articulista de 'Le Monde Diplomatique-Edición Cono Sur', escribiendo sobre la "Reforma de las Fuerzas Armadas Argentinas-Paradigmas militares, continuidades y rupturas". En la última etapa, Gras tuvo a su cargo llevar a cabo la reforma que la ministra de Defensa Nilda Garré iniciará en agosto de 2007. Así es que en el Ministerio de Defensa quedó a cargo de la ‘Reestructuración de la Educación de las FFAA.

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