miércoles, 2 de noviembre de 2016
EL UNIPERSONAL
DE LÁZARO BÁEZ A CFK
La versión made in Argentina del “Java Lato” no pasa de un unipersonal
Cristina K sigue siendo la gran protagonista de las primeras planas de la corporación mediática aliada al gobierno, cuya misión se orienta más a instalar agenda y reproducirla a través de su aparato multimedios que a honrar a sus lectores. La ex Presidenta y sus seguidores han logrado desde la oposición un manejo más certero de su rol en la grieta: situarse como víctimas de una persecución judicial con la que denuncian que se intentan tapar las consecuencias económicas y sociales del ajuste instrumentado por Mauricio Macri. Como todas las verdades tiene una parte de cierta, porque esa es la impresión que transmiten la estrategia editorial de los grandes multimedios y los remanidos discursos del oficialismo. En el enroque comunicacional, la que era incondicional prensa K y recibía sus favores ahora se fl orea marcándole a la Casa Rosada las flechas para abajo que los acólitos editoriales disimulan con cortinas de humo monotemáticas.
Lázaro Báez en primer plano, CFK atrás y medio escondida: La vida es una fotografía.
BAE Negocios hoy disfruta las mieles de hacer periodismo de oposición porque, como solían decir los americanos en plena fiebre de los rediseños de diarios, “the bad news is the good news” (“las malas noticias son las buenas noticias”). Presenta la cara oculta de la Luna, la que la gran prensa comprometida con el oficialismo omite: la de la economía de un país atrapado en un festival de bonos, con récord de emisión que supera al Plan Brady y al Megacanje, con un consumo interno que no repunta y lo refleja en la merma de la recaudación impositiva, la producción que tampoco levanta cabeza y que el gobierno también se endeuda para pagar dictámenes en el Congreso.
Ámbito Financiero, que hace equilibrio para no ir a contramano de la euforia financiera pero dejar sentada su oposición editorial al gobierno, concede que logró que le aprueben leyes claves en el Congreso, pero alerta sobre la baja del dólar por el efecto del blanqueo. El platillo de la balanza cambiaria se llena de verdes que no son precisamente los brotes que el macrismo creyó ver en la economía cuando aparecieron los índices de precios del segundo semestre y algunos indicadores transitorios que fueron como “espejismos”: la venta de sembradoras, el patentamiento de autos y el cemento.
El Cronista Comercial sigue buscando levantar la puntería informativa en los temas económicos, más allá de las grietas. Potencia un dato clave del blanqueo, inadvertido por la competencia: que la AFIP extendió el tapón fiscal hasta marzo y analiza incluir pasivos. Y en una bajada ensaya una posible explicación: que muchos sacaron residencia en Uruguay para evitar la multa. Obvio que en estas lig as participan jugadores de mayor fuste que los colchoneros de 80 lucas promedio a los que se les venció el plazo de declaración el lunes. Obvio que se trata de los potenciales “inversores” para grandes proyectos (como el de las obras públicas, que el gobierno logró destrabar en el Congreso) que no se dejan correr con la parada.
El fracaso de la última experiencia kirchnerista del blanqueo, con los Cedín, dejó su enseñanza.
Del lado oficialista, los primos ricos de la rama gráfica de los medios, que cada vez se parecen más, hasta en el formato tabloide, Clarín y La Nación, dedican sus principales títulos a la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner: el primero, justifica una presunta complicación al proclamar que por primera vez la Justicia entró en su casa para confirmar cuánto vale. El ahora reformulado ahorrando papel los días en que menos vende también exacerba complicaciones judi ciales para la ex Mandataria, pero por dichos del abogado de los hijos de Lázaro Báez, a quien Ercolini toma declaración.
Como en materia de corrupción “todos los gatos son pardos”, y esa es la estrategia mediática de los K ante el raíd judicial al que es sometida su jefa, Página/12 opone la adjudicación del soterramiento del ferrocarril Sarmiento al primo de Mauricio Macri haciendo un juego cacofónico con su apellidos: “¿Qué soterra Calcaterra?”, amplifica.
En el entusiasmo de diversificar la propuesta del nuevo formato, La Nación tabloide destaca en la parte superior que baja a 18 meses la edad mínima para que un chico pueda usar pantallas, que como curiosidad hasta podría ser más interesante que el minué de dimes y diretes que les intermedian a los hijos de Báez. Lástima que en la edición web del mismo matutino el tema del uso de tabletas y celulares d e los bebés ni siquiera haya merecido un rinconcito. A diferencia del “mini Lava Jato” de entrecasa, que se circunscribe a la trama de negocios de un empresario de la obra pública beneficiado por su proximidad, de vecindario y relaciones personales, con la familia presidencial santacruceña, el escándalo de corrupción brasileño se llevó puestos a mandatarios, legisladores, empresarios, sindicalistas y no cesa de avanzar sobre la epidermis social.
Incorpora el matutino en la nueva portada una columna de opinión firmada por uno de sus columnistas externos, el filósofo Enrique Valiente Noailles, quien expuso en el último coloquio de IDEA, con una sugestiva apelación: “El cambio depende de la sociedad”.
Las redes ni se inmutan
Al menos por los hashtags y trending tropics del Twitter el 02/11, Cristina no mereció ni una mención y los muchachos de La Cámpora tuvieron que sudar para posicionar #MacriMentira en el top ten. Pero después el partido de Central y Boca y hasta un chiste de tono subido de un ignoto jugador ocuparon la atención de los que descargan su minuto a minuto tecleando en los smartphones. Sería ésta una inconsistencia más, por llamarla de algún modo, de la política comunicacional del jefe de Gabinete Marcos Peña: si privilegia el contacto con la gente a través de las redes sociales, ¿para qué paga tan cara una pauta oficial para propalar mensajes presuntamente poco y nada influyentes y les solventa negocios mediáticos a corporaciones editoriales que pretenden instalar temas que a la aldea nativa le “ne fregan”? (“me importa un bledo”, sería la traducción del dicho extraído del italiano en el argot tanguero).
Parece que El País de España no figura en el radar económico del poderoso funcionario del gobierno de Macri, ya que vuelve a dedicarle la portada a un tema urticante, sin aclaraciones ni anestesias, que a decir verdad es una “herencia” del kirchnerismo y su década ganada: que 3 millones de argentinos viven en villas miserias.
Estos asentamientos informales con carencia de servicios básicos y planes de urbanización crecieron exponencialmente, sobre todo en el conurbano bonaerense, cuando los precios de los commodities (en nuestro caso el de la soja) se multiplicaron y causaron una corriente migratoria de los peones rurales hacia los éjidos urbanos para aprovechar cada centímetro de los campos con la soja plantada mediante laboreos en serie realizados por contratistas.
La vera historia es que los planes sociales de los K no alcanzaron para contenerlos en los pueblos adyacentes y muchos emprendieron el trayect o hacia la periferia de la Ciudad de Buenos Aires, donde tenían familiares y conocidos residiendo en asentamientos que “les hicieron lugar” para que probaran suerte.
Lo mismo sucedió con parientes y amigos extranjeros ya acomodados en esas urbanizaciones precarias, que cruzaron la frontera para instalarse también y poder acceder a rebusques. Los punteros políticos y de los otros (entre los que seguramente no hay ninguno de Cambiemos) aprovecharon la migración para fortalecer su poderío territorial e inclusive la facilitaron. Los datos ya constaban en el Censo de 2010, pero publicados hoy se los cargan inapropiadamente en el debe de la ya desacertada política de ingresos de Macri, cuando en todo caso deberían constituir uno de sus desafíos de gestión que los “derrames” no van a solucionar. Pero en este caso, ¿qué le hace una mancha más al tigre?
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