sábado, 25 de abril de 2009

CASO LARRABURE


EDITORIAL EL LITORAL
Caso Larrabure: un crimen de lesa humanidad

La información fue contradictoria. Abundaron las aclaraciones y los desmentidos, pero más allá de las controversias lo que queda claro es que el denominado “caso Larrabure” mantiene abierto el debate acerca de su calificación como crimen de lesa humanidad.

Como se recordará, Larrabure fue secuestrado por el ERP en agosto de 1974 y estuvo un año detenido en una denominada cárcel del pueblo, un eufemismo para designar a una verdadera ratonera donde la víctima debía estar acostada o en cuclillas. Durante su detención Larrabure perdió cuarenta kilos, fue sometido a diferentes tipos de torturas por negarse a colaborar y, finalmente, fue ahorcado por sus verdugos.

Años después, su hijo autorizó la publicación de cartas y escritos en los que el militar expresa sus sentimientos, sus dolores, sus esperanzas y, por sobre todas las cosas, su humanismo, un humanismo cristiano fortalecido en la adversidad y la tragedia. Larrabure murió sin odiar a sus enemigos. Así lo expresa en su correspondencia y ése fue el mensaje póstumo que les dejó a sus hijos.

Lo más patético del caso es que el coronel fue secuestrado en nombre de una supuesta revolución social que vendría a poner punto final a la explotación del hombre por el hombre. Los operativos terroristas y los secuestros merecen ser condenados en toda situación, pero en el caso que nos ocupa Larrabure jamás tuvo participación en lo que en la jerga guerrillera de entonces se consideraba “ los militares represores”. Dicho con otras palabras, Larrabure fue asesinado no por lo que hacía o pensaba, sino porque era militar. El uso del uniforme lo condenaba a muerte, del mismo modo que a otros se los condena por el color de la piel o la profesión de fe religiosa.

Un lugar común, manejado de manera interesada por algunos militantes de las denominadas organizaciones de derechos humanos, que condenan los crímenes de la derecha pero silencian, cuando no aplauden, los crímenes de la izquierda, postula que los únicos crímenes de lesa humanidad que merecen ese nombre son los que comete el Estado o algunos de sus órganos represivos.

La jurisprudencia internacional no piensa lo mismo, y en los últimos años se han introducido novedades importantes. Atentados terroristas como el de las Torres Gemelas, por ejemplo, ¿son crímenes de lesa humanidad por más que oficialmente ningún Estado se haya involucrado? El mismo interrogante merecería plantearse con los asesinatos selectivos y sistemáticos contra personas que se transforman en víctimas no por lo que hacen, sino por lo que son. Parecería que la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario intentó poner las cosas en su lugar y a reivindicar el principio de que los derechos humanos valen para todos.

No hay comentarios: