
Opinión
-Poder, democracia y pandillismo
Por Carlos Berro Madero
www.notiar.com.ar
“La mayoría de los gobiernos resultan altamente ineficientes para fomentar que las mejoras económicas y sociales lleguen a quienes trabajan y crean, privilegiando solamente a aquellos que tienen la habilidad de organizar pandillas que protegen su propia estructura. Como resultado, sectores de la sociedad y un número cada vez mayor de individuos han llegado a pensar –como dice Arnold Toynbee-, que están “en” pero no son “de” la sociedad en la cual viven.”
- Robert Moss
La constante expansión de un poder centralizado provoca la manipulación de ese poder por parte de minorías ideológicas, estratégicamente disciplinadas, que invocan la “voluntad del pueblo”, pero son totalmente impermeables a los verdaderos deseos de la mayoría.
Eso es lo que está ocurriendo en los actos de “sinceridad involuntaria” del actual gobierno kirhnerista.
Están aprovechando también de una generalizada concepción popular que ha aceptado reconocer –equivocadamente, por cierto-, que la libertad y los derechos sociales dependen del arbitrio de un gobierno que puede modificar a su antojo las reglas de la república, bajo el pretexto de haber sido votado para imponer solamente su criterio en la materia. Nada más disparatado conceptualmente.
Dice Hayek al respecto, clarificando aún más esta cuestión: “parecería que la forma particular de gobierno representativo que ahora prevalece en el mundo occidental y que tantos se consideran obligados a defender, -debido a que creen erróneamente que constituye la única forma posible de la democracia-, tiene una intrínseca tendencia a apartarse de los ideales para cuyo servicio fue proyectada.”
Los problemas actuales más resonantes, el conflicto del campo y el adelantamiento de las elecciones, han provocado en los discursos del matrimonio presidencial una insólita apelación al “egoísmo”, el “espíritu destituyente” y la “indiferencia” de aquellos que luchan “por la renta” en una sociedad sumergida en la pobreza. Una pobreza, dicho sea de paso, a la que el gobierno K ha contribuido en grado superlativo.
Ello justificaría, en su concepto, que debiera aceptarse sin más la arbitrariedad del pensamiento único. Inmediatamente, como un eco, las pandillas que secundan el proceso de “redistribución inexistente” han salido a llenar el aire con frases alusivas a la gobernabilidad, el carácter sagrado del voto y el valor que el pronunciamiento popular podría otorgarle a las endechas solitarias de este gobierno autoritario, mendaz y totalmente perdido en la neblina.
Si no han podido usar el respaldo de los votos del 2003 y 2007, ¿de qué estamos hablando? ¿De seguir en la bruma que nos tiene acorralados?
“La separación entre dirigentes y dirigidos en cualquier forma de organización social es la ley básica de la oligarquía política” asevera Moss, y agrega: “ello ocurre cuando el poder político se aparta, al final, de su propia fuente.”
La corrupción de la democracia consiste en instaurar legislaciones que privan de sus atributos a una clase para transferirla a otra. Es esto lo que está propiciando el Frente para la Victoria, aferrado desesperadamente a cuanto salvavidas se le presente, aun a riesgo de romper las reglas que rigen las instituciones.
Los miembros de su pandilla cambian de domicilio electoral, incluyen en las listas de votación a sus parientes y allegados, y manejan la renta pública imponiendo la idea de que el carácter sagrado del voto que los consagró en algún momento, los autoriza para organizar cualquier zafarrancho sin admitir oposición alguna.
Todo lo antedicho tiene relación con la inexistencia de moral y de ética pública. El protagonismo en el ejercicio del poder, funciona con una clase de políticos que cada vez tienden a ser más semejantes entre sí, de modo tal que los cambios de gobierno han producido en nuestro país el fenómeno de que la ideología predominante, favorezca siempre la estructura de un estado omnipotente.
Entre los ciudadanos mientras tanto, nadie se pregunta lo que puede poner de su parte para torcer este sino trágico –lo cual agrava el escenario-, y los nuevos referentes cívicos independientes son perseguidos y acusados por las pandillas en el poder de “hacer política” con sus reclamos justos.
¡Habráse visto hipocresía semejante!
Esta artillería intensificará su línea de fuego hasta el 28 de junio. Se hablará seguramente de “obstruccionismo”, “falta de memoria”, “insensibilidad frente a un mundo que se nos cae sobre la cabeza” y otras lindezas por el estilo.
Los fusileros estarán representados por los sindicatos afines al gobierno, las organizaciones de derechos humanos falsos y tuertos, los diputados y senadores prebendarios, y la prensa adicta al poder K que revuelve las ideas al mejor estilo propagandístico “goebbeliano”: “miente, miente, que siempre algo quedará en pie de tu mentira”.
La único que cabe reiterar es que lo inevitable e imprevisible está a la vista: a la hora señalada, una vez más, se apoderará de un zarpazo de esta estructura de poder que nos ha maltratado durante seis años sin piedad.
No hará falta replicar estos conceptos más que en lo oportuno. Debemos prepararnos para votar en paz y aceptar la oferta electoral que mejor represente el espíritu del republicanismo. Lo demás, lo hará el tiempo y la propia naturaleza de las cosas.
Antes o después de junio.
carlosberro@arnet.com.ar
Gentileza en exclusiva para NOTIAR
03.04.2009



















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