lunes, 4 de enero de 2010

COBOS


LA INCÓGNITA QUE DIVIDE LAS AGUAS DE LA POLÍTICA

Cobos, ¿es inevitable?
Por Carlos Tórtora

El permanente realineamiento de los presidenciables de cara al 2011 tiene una nueva línea divisoria: Julio Cobos sustituy’o a Néstor Kirchner como el eje de todas las especulaciones. Los armados políticos de este año preelectoral empiezan a agruparse en dos grandes bloques: los que consideran inevitable la llegada de Cobos al poder y los que no. Con distintos matices, la UCR, Kirchner, Eduardo Duhalde y Mauricio Macri se inscriben en el primer grupo. Para los radicales, el paquete está cerrado y la discusión interna de su plana mayor se concentra en cómo condicionarlo al Vicepresidente, famoso por su tendencia a jugar de libero. El actual crecimiento de Ricardo Alfonsín no es casual. Puede ser el Vice, pero también el candidato a Gobernador de Buenos Aires que haga de contrapeso al cobismo y mantenga dentro del espacio común a la Coalición Cívica. Hasta una interna entre Cobos y Alfonsín sería una buena receta para tonificar a la UCR, aunque el resultado estaría cantado.

Kirchner hace rato que considera fatal el triunfo de Cobos y pretende acomodarse al rol de jefe de la oposición, saliendo segundo en la elección como candidato del PJ. Se olvida de que el peronismo le tiene alergia a los derrotados y más aún si deben afrontar una múltiple persecución judicial.

Duhalde ya en forma explícita sostiene que el peronismo está condenado a perder y que su verdadero objetivo es liquidar al kirchnerismo y recuperar la provincia de Buenos Aires. En realidad, el bonaerense opera dedicándose sólo a Kirchner.

Macri, fiel a su estilo, nada dice sobre Cobos. Pero su desgano para proyectarse a nivel nacional dice más que mil palabras. No cree que haya chances de arrebatarle la presidencia al mendocino y, por lo tanto, se limita a esperar los acontecimientos.

Los no fatalistas

En la vereda de los que creen que el destino no está escrito se anotan Francisco de Narváez, Elisa Carrió y Carlos Reutemann. El primero está segundo en las encuestas y tiene la medalla de haberle ganado a Kirchner el 28 J, además de su capacidad económica. No descarta, entonces, conseguir la habilitación judicial que necesita por haber nacido en Colombia para lanzarse a la carrera presidencial. Los números insuficientes que viene cosechando Duhalde a partir de su reciente lanzamiento lo alientan a seguir adelante. Sin embargo, la realidad también le pone límites. Sabe que si compite con Kirchner desde afuera del PJ nunca podrá vencer a Cobos. Con dos fórmulas peronistas, el triunfo radical está garantizado. Ir a lidiar con el ex presidente en la interna del PJ no es fácil. De Narváez fue candidato extrapartidario (de Unión PRO) y, para empezar, el kirchnerismo podría intentar proscribirlo en la interna por haber sido electo diputado por otro partido.

Carrió, por su parte, es la anticobista más destacada. Su menú de opciones va desde la ilusión de que aparezca un candidato que le dispute a Cobos la candidatura (sería Ricardo Alfonsín) hasta competir ella misma con el vicepresidente, produciéndole una hemorragia de votos radicales.

Reutemann también es un misterio en relación a Cobos. Aparentemente, su verdadero proyecto sería ser Gobernador de Santa Fe. De ser así, un Cobos triunfante representaría para él un serio riesgo, sobre todo si los socialistas son aliados de aquél para retener la gobernación.

Los gobernadores peronistas, terceros en discordia

Los caudillos peronistas del interior tienen pretensiones de sobrevivirlo a Kirchner. Esto vale hasta para los más emblemáticos de Olivos, como Sergio Uribarri (Entre Ríos), Juan Manuel Urtubey (Salta), José Luis Gioja (San Juan) y Jorge Capitanich (Chaco). Si se fortalece la idea de que Cobos es inevitable, la lucha de los gobernadores será para despegar como sea la elección provincial de la nacional. De este modo podrían hacer pesar los aparatos locales por sobre el arrastre nacional y conservar el poder.

En el 83, Raúl Alfonsín ganó con 10 puntos de diferencia, pero 14 provincias quedaron en manos del peronismo y esto erosionó rápidamente a la UCR. En el 99, Fernando De La Rúa también se impuso claramente. Pero por escasos votos Carlos Ruckauf le arrebató Buenos Aires y éste fue el principio del fin para su gestión. Hoy Cobos trata de no repetir la historia a través de un pacto con Duhalde.

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