martes, 19 de enero de 2010
GOLPE DE ESTADO EXÓTICO
Cristina dio otro paso hacia una
severa crisis política
El análisis político de Ignacio Fidanza nos dice lo siguiente:
La decisión de la Presidenta de denunciar públicamente un intento de golpe de Estado de su vicepresidente se enmarca en la lógica unidireccional de confrontación del kirchnerismo que tanto daño le está provocando.
La insólita referencia a las delictivas tasas del “mega-canje”, idénticas a las que avaló Cristina Kirchner con la Venezuela de Hugo Chávez.
Cristina Kirchner se subió entusiasmada a la crisis política que abrió con el atropellado intento de remoción de Martín Redrado y de un plumazo la escaló a su máxima potencia. Denunció un golpe de Estado y casi de manera explícita pidió el juicio político de su vicepresidente.
Los interrogantes que abre ese paso son abismales. Esta claro que la posibilidad de que prospere un juicio político a Julio Cobos es remota, ya que se requiere para acusarlo (art. 53 de la Constitución) los dos tercios de los diputados presentes, y una cifra igual de senadores para condenarlo.
Mayorías inalcanzables para el oficialismo luego de la derrota del 28 de junio.
De manera que caben dos interrogantes: O la Presidenta está en un nivel de irresponsabilidad tan grande que tira la carta del juicio político y la denuncia de un golpe de Estado como quien comenta el pronóstico; o por el contrario anticipa un curso de acción decidido que insinúa una derrota para la Casa Rosada que reduciría el conflicto de la 125 a un la escala de pequeño contratiempo.
Sólo la posibilidad de una devaluación muy profunda de la palabra presidencial ante la sociedad, puede correr en auxilio del Gobierno.
Es decir, que la gente no le de importancia a lo que dijo Cristina Kirchner.
Es que ya no se trata de voceros mas o menos pintorescos como Luis D ´Elía denunciando un “golpe blanco”, sino de los dichos de la propia Presidenta.
Sin contar con el nuevo daño que se infringe a la autoridad de un Gobierno que aún no logró resolver la desvinculación de un funcionario nombrado por el Poder Ejecutivo como es Martín Redrado; que ahora se embarca en la aventura mayor de intentar destituir al vicepresidente. Y todo esto mientras se anuncia con entusiasmo la intención de volver a los mercados internacionales, bajar el riesgo país y conseguir financiamiento para la economía argentina.
Un harakiri serial
Hoy fue una tarde de frases ocurrentes para el kirchnerismo. El ministro Amado Boudou calificó al juez Thomas Griesa de “embargador serial” y Cristina Kirchner descolló tildando a Redrado de “Okupa del Central” y a la jueza María José Sarmiento de “jueza delivery”.
Lástima que tanta ocurrencia no logra ocultar un hecho grave y triste.
En un año que prometía mejorar en lo económico el 2009, con un vaticinio de cosecha récord de soja y expectativas de reactivación, el Gobierno se las apañó para crear un problema donde había una solución.
La idea de Boudou era simple y razonable. Renegociar la deuda con los holdouts y con el Club de Paris, como paso previo a un regreso a los mercados de crédito internacionales.
Tomar dinero –que por estas horas sobra en el mundo- a una tasa digamos del 9 por ciento; y de esa manera sostener el actual nivel de gasto, apostando a que una reactivación de la economía mejore la recaudación y permita equilibrar las cuentas, en un marco de baja del desempleo y crecimiento.
En esa ventana de regreso a los mercados, ya se habían anotado tanto la administración de Mauricio Macri como la de Daniel Scioli.
Este sábado el ministro de Hacienda porteño Néstor Grindetti viaja a Nueva York a buscar interesados en su bono de 300 millones de dólares para financiar obras en subtes.
Y en marzo su par bonaerense Alejandro Arlía –hoy por hoy un kirchnerista ortodoxo-, realizaría una operación similar, en la que viene trabajando con Boudou y el secretario de Finanzas Hernán Lorenzino.
Todo esta compleja ingeniería político financiera se complicó con el inconsulto y apresurado lanzamiento del Fondo del Bicentenario; se agravó con la destitución fallida y por decreto de Redrado y hoy acaba de dar otro paso hacia el fracaso, con las denuncias de golpe de Estado y crucen públicos y descalificantes contra Griesa.
Es increíble la capacidad del kirchnerismo para arruinar sus mejor iniciativas, así como la manía de colocar en el afuera sus propios errores. Este discurso contradictorio hoy funcionó a pleno y en stereo en la sucesivas conferencias de Boudou y Cristina.
Ambos se apoyaron en un título del diario Crónica –que amigos sindicalistas del Gobierno arrebataron al mítico García para ejercer un oficialismo banal, mientras echan empleados de a decenas-. Boudou y Cristina señalaron que detrás de todo este sainete hay una conspiración –otra más- de especu-ladores internacionales que quieren forzar ¿? a la Argentina a tomar deuda a tasas altísimas.
No se comprende que tortura utilizarían estos demoníacos fondos para obligar a los funcionarios argentinos a tomar deuda.
Pero lo más notable es que muy mal asesorada, la Presidenta recordó en su discurso que durante el denominado “Megacanje” que realizaron Domingo Cavallo y Daniel Marx en el gobierno de Fernando de la Rúa, se convalidaron tasas escandalosas en torno al 15 por ciento. “Por ahí por algún juzgado sigue una causa por este tema”, agregó risueña.
Acaso nadie informó a la Presidenta que una demanda similar podría esperarla a la vuelta de la esquina y hasta con más argumentos. Es que durante su mandato, a mediados del 2008 la Argentina le compró deuda al hermano venezolano Hugo Chávez a una tasa…del 15 por ciento!
Fue el certificado de defunción del país en el mercado de crédito internacional. Y todo lo que está sucediendo ahora tiene que ver con el intento (un tanto rústico) por volver a tomar crédito a tasas mas razonables.
En Economía ni sueñan con el 5 % que paga el Brasil de Lula, pero hasta esta crisis imaginaban posible un 9 %. Se verá.
Como sea, el propio Boudou hoy mientras denunciaba la horrorosa maniobra de los fondos buitres para volver a “endeudar” al país luego de años de epopeya kirchnerista de “desendeudamiento”, hizo una pirueta en el aire y explicó que de lo que se trataba era de “acceder” a los mercados internacionales a tasas razonables, o sea…tomar deuda!
Y mientras esto ocurre en la cima del poder –o del lugar formal del poder-, la sociedad parece inmunizada ante la locura de los gobernantes.
Todavía no hay corridas hacia el dólar, la bolsa cae pero de manera moderada y por algún milagro del verano, la crisis que se empeñan en bombear desde la política, no hace pie en la sociedad. Acaso la sociedad haya encontrado en la indiferencia el mejor antídoto para mantener la calma, mientras espera que esos chicos que están en el Gobierno, se aburran de romper los juguetes que se suponía tenían que cuidar.
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