jueves, 2 de abril de 2009

SABBATELLA: EL BARRIO NO RESPIRA


El barrio que no tiene respiro
Hay cuatro manzanas de Morón sur donde los vecinos conviven con un olor insoportable. Están rodeados por un matadero, un basural y la perrera municipal
por Pablo KatzDe un lado llega el olor a basura y a gomas quemadas. De otro, el de los deshechos de un matadero. Y de un tercero, el de los excrementos de cientos de perros enjaulados. Así, en medio de fragancias tan “agradables”, viven desde hace años los vecinos de cuatro manzanas de Morón Sur.


En la zona, comprendida por la avenida Yrigoyen, el perímetro del cementerio y las calles Angelelli y Colón, se concentran un basural a cielo abierto, un matadero que faena más de mil vacas por mes y el centro de zoonosis del municipio, donde van a parar todos los perros callejeros atrapados por la perrera.

“La verdad que ya no sabemos más qué hacer. Me cansé de reclamar. Incluso me mandaron a un inspector de la Secretaría de Política Ambiental que constató el olor que hay en el barrio, pero todo sigue igual”, se queja Marisa Camejo, que vive en Sucre al 1100, a metros de la Ganadera San Roque.

En su caso, el olor insoportable con el que convive desde hace cinco años, cuando se mudó al barrio, ya provocó problemas en la salud de sus dos pequeñas hijas, de 5 y 3 años.

“Ellas son alérgicas de nacimiento, pero el médico me dijo que los broncoespasmos que tienen habitualmente son por el olor nauseabundo que respiran todo el día”, explica Marisa a 24CON. “Estoy desesperada. Con mi marido ya decidimos mudarnos a otro barrio. Pero el tema es que con todo esto la casa no vale nada”, se lamenta.

El principal emisor de los “olores nauseabundo” a los que hace alusión Marisa es el matadero San Roque, que queda en Yrigoyen al 1400.

“Es un olor insoportable, una mezcla de bosta con los deshechos de las vacas faenadas. No se puede vivir así. Hay veces que no podemos ni comer del olor que hay. Y a mi familia ya no la invito más a mi casa. Es que la verdad que me da vergüenza que vengan”, cuenta Nelly Alvarado, otra vecina que vive sobre Sucre.
Aunque más modestos, el matadero cuenta con dos “socios” que también hacen su contribución para convertir al barrio en una zona donde respirar es todo un sacrificio. Uno es un basural ubicado en la esquina de Angelelli y Sucre, contra una de las paredes perimetrales del cementerio. El olor que emana no se debe sólo a las montañas de residuos que se acumulan día a día, sino a las quemas de cables y cubiertas de autos que hacen los cartoneros que lo frecuentan.

Carmen, una vecina que vive en Sucre al 1200, cuenta que hace diez días estuvo a punto de llamar al SAME porque el humo que provenía del basural era tan fuerte que se descompuso. “Por suerte vinieron los de Defensa Civil y apagaron el fuego”, recuerda.

El otro integrante de esta “sociedad” está ubicado al lado del matadero. Es el centro de zoonosis del municipio, donde cientos de perros encontrados abandonados en la vía pública permanecen enjaulados. Y sus excrementos también aportan a la contaminación ambiental.


Rodeados por donde huelan, los vecinos ya no saben qué hacer para que las autoridades les den una solución. Por ahora sólo les queda una alternativa: taparse la nariz.

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