martes, 15 de septiembre de 2009

BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA...


Biografía no autorizada de Cristina Kirchner (Tercera parte)

Desde aquellos años, en torno de Cristina se fue formando una especie de séquito al que ella trata de manera maternal o despótica, según el humor del momento.

Una figura indispensable es Cuca Bustos: combinación de valet y ama de llaves, que la acompaña a sol y a sombra. Con rango de secretaria de Estado, Cuca se encarga de la ropa de ella. En el exterior ocupa el dormitorio contiguo, que siempre debe tener una puerta intermedia que las comunique.


Con la misma dedicación asiste también a la Presidenta el secretario Isidro Bounine, hijo de una antigua empleada de la casa.

No sólo se encarga del despacho y la agenda. En Olivos, quienes revistan en la Casa Militar suelen verlo detrás de la primera dama, en largas caminatas, con un bolsito que contiene las zapatillas por si ella decide correr o una toalla por si comienza a transpirar.


Como Cuca, Isidro es paciente y silencioso frente a las frecuentes rabietas de su jefa. Ya están acostumbrados y las toman con espíritu festivo, algo que todavía no aprendió el temeroso Miguel Núñez, su vocero y acompañante permanente. Los cinco custodios asignados por la Policía Federal completan la pequeña corte de la señora de Kirchner.


Recuerdan los íntimos que, hacia fines de 1981, el matrimonio con Kirchner se puso al borde de la ruptura. Fue cuando Néstor decidió comenzar a desentumecer su músculo político, junto con algunos viejos amigos de la Patagonia. Todavía pesaba el régimen militar y a él se le ocurrió inaugurar una agrupación, que más tarde se llamaría El Ateneo y con la que saludó el desembarco en Malvinas.

"Isabel conducción"


Cuenta un antiguo compañero de lucha -y la anécdota circula aún en Santa Cruz- que un día hubo en el Colegio Salesiano un acto del justicialismo con motivo de la visita de Ítalo Luder, quien meses después se convertiría en el primer candidato peronista que perdió una elección presidencial.


Estaban allí todos los sectores justicialistas, menos uno. Era el grupo de Kirchner, quien, por fin, ingresó al salón junto con Cristina al grito provocativo de "Isabel conducción". A juzgar por la formidable batalla campal que se originó, la propuesta no fue bien recibida.


Cuenta alguien que asistió a aquel regreso a la política: “Fue la única vez que se pudo pensar en un divorcio. Cristina estaba furiosa por el miedo. Amenazó con irse. Pero él la convenció. Se podría decir que la doblegó. Fue difícil para ellos. Pero una vez que ella aceptó la decisión se convirtió en más aguerrida que él para avanzar hacia el gobierno. Tal vez fue el único camino para instalarse en la atención de un tipo que como Kirchner, se siente atraído por pocas cosas distintas que el poder”.


De nuevo el poder, lo público, el Estado, sirvió de amalgama matrimonial. Esa pasión se transformó en obsesiva, absorbente. También en Máximo tuvo consecuencias: comenzó a vivir, más que nada, con la abuela paterna, María Ostoic.


Distinto sería con Florencia, la hija que nació el 6 de agosto de 1990 y a la que se le dedicó el primer viaje familiar al exterior: fueron a Orlando, a conocer el Walt Disney World, los cinco. Claro, también viajó con ellos Rudy Ulloa.



Para el escenario siberiano de Río Gallegos, esa joven bella que Néstor había conquistado en La Plata era una rareza urbana, un dato casi exótico. El poder tiene, en muchas provincias, rasgos arbitrarios y despóticos.


No hace falta leer a Montesquieu o a su discípulo Sarmiento para verificar que esa peculiaridad se acentúa en el desierto. “Con el poder es con lo único que no se jode. Lo tengo y lo uso”, repite a menudo Kirchner. Cristina sería capaz de agregarle a ese estilo un tramo argumental, discursivo, inusual en la estepa.



http://saleconfritas.blogdiario.com/1253022353/



Mañana la seguimos.




"Rascad la piel de un escéptico, y casi siempre hallaréis debajo los nervios doloridos de un sentimental". (Daniel D'Arc )

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