lunes, 14 de septiembre de 2009

JUSTICIA EN LA ARGENTINA


“Hacer justicia en la Argentina es fácil; lo difícil es ejercer el derecho”



Debido a la utilización del poder gubernamental, en variadas gestiones, el Estado generó situaciones calificadas de “delitos de lesa humanidad”, sin prescripción, pues bien no habría absolutamente diferencia alguna con los hechos actuales

Mientras nos encontramos parados en un semáforo de cualquier avenida o calle, con las ventanillas abiertas del automóvil habitualmente somos amenazados, para que nos roben celular, dinero y tarjetas de crédito. Llevamos años esperando cualquier ataque y preparándonos para ello y aquellos afines a los riesgos pueden salir ilesos de las trampas que tienden los delincuentes armados, en los lugares a que concurren habitualmente, anticipando emboscadas y pasar rápidamente entre los vehículos de los criminales, mientras nos apuntan con una 9 mm o una escopeta recortada. La preocupación es el futuro que ha de empeorar y hablamos de aquellos que pueden circular por los lugares más seguros, dado que allí viven los integrantes de la Corporación Política en el Poder Publico que poseen seguridad privada. De nada sirve un mejor patrullaje y la represión armada. Somos emboscados a escasos metros de cualquier centro de fuerzas de seguridad. País de "honorable banca", que con la ayuda de la Corporación Política en el Poder Publico y el acuerdo de "destacados economistas" de "encumbradas instituciones académicas", exigieron la confiscación, de los depósitos bancarios de millones de ciudadanos. El desempleo es hoy un 30% más alto que en 1998, y la pobreza alcanza a más del 28% de la población, es decir, alrededor de 14 millones de personas. Existe hambre en nuestro país que, con sólo 40 millones de habitantes, produce alimentos para 300 millones de personas. El ingreso promedio es un 20% inferior al de 1998. Casi todos los integrantes de la Corporación Política en el Poder Publico son sospechosos de corrupción y no son condenados manejando el poder, la legislación y la justicia. Populistas y corruptos, con amigos del poder y "académicos" que justifican este estado de cosas.

El poder judicial en la Argentina es un tembladeral. Coexisten en su “actividad” innumerables condicionamientos impuestos por la Corporación Política en el Poder Publico. Si bien la renovación generacional reemplaza a sus integrantes, la inmunidad conferida a los magistrados les confieren, a sabiendas, una total impunidad y la letanía de la frase “hay jueces buenos y malos”, encubre cínica e hipócritamente que los “buenos” en realidad no desisten de la impunidad que les permite la inmunidad; en síntesis sería como que quienes integran un sistema corrupto y genocida se coloque en la posición de diferenciarse de los “malos”: más claro, como si en la Alemania nazi se adjudicaran “algunos” ser buenos nazis. La intención no es una elaboración ética y menos un desarrollo del conocimiento del derecho, simplemente un estimulo de que el derecho debe tomar, quizá, su última energía en la convicción firme del derecho, declarándose en contra de la indigna tolerancia hacia la injusticia por comodidad o indolencia, y corregir perniciosas y vulgares corrupciones. Nos referiremos en esta nota y subsiguientes, a cuestiones que en éste tiempo interesen a la nueva política, ajena a las luchas de los partidos de la Corporación Política en el Poder Publico. La Corporación Política en el Poder Público, que se titula como representante de la ciudadanía para la aplicación del derecho en realidad lo desnaturalizan por la forma abstracta y corrupta de entender la idea jurídica en las instituciones que viene desde lejos. Desnaturalizació n de resoluciones básicamente fundamentadas en sofismas inventados por los magistrados corruptos y perezosos. Resoluciones huecas y aparentes que toman argumentos desencajados y de donde pueden, en un contagioso formalismo no extraño en esta laceria, que padecemos las ciudadanas y ciudadanos. Poder judicial que engendra un mal detrás de otro, generado por los magistrados “apóstoles” de esta metodología corrupta que inmoviliza el derecho, hipócritas disfrazados que se inspiran por el progresismo como poseedores de ideas modernas pero en calidad de enfermizos que con sus influencias bastardeán el concepto del derecho.

Nuestro presente histórico nos obliga expresar que:

Estamos frente a delitos de lesa humanidad que deberían ser contemplados por la justicia local e internacional



14-9-2009

Buenos Aires

Argentina

Ing. Osvaldo V. Buscaya

No hay comentarios: