lunes, 21 de septiembre de 2009
LA LIBERTAD QUE PERDEREMOS
La libertad que perderemos
Muchos ni siquiera se han dado cuenta y arrinconados por una piara de parlanchines tan oportunistas como mediáticos, no se esfuerzan por activar las pilas del pensamiento libre-pensante y se están dejando seducir por el sutil entramado que nos llevará a un inevitable lavado de cerebro.
Es verdad que el país necesita de una moderna ley de mediovisuales, pero no una ley que le despoje a la República el derecho que tenemos todos los ciudadanos de elegir lo que queremos ver y escuchar sin que ningún mandón de turno nos lo imponga, que es hacia lo que vamos.
Basta con ver lo que desde hace unos días intenta vendernos el canal oficial por excelencia, sobre todo en sus trasmisiones futbolísticas, donde la repetición de frases y consignas nos bombardean el cerebro a cada segundo, para descubrir que lo que se está construyendo es una inmensa red de medios para apuntalar el sueño del gran delirante: perpetuarse en el poder indefinidamente.
No hay que ser un iluminado para darse cuenta el real motivo de la Ley de Medios: poco a poco, en cuestión de escasos meses, a los argentinos se nos impondrá la obligación de ver lo que al poder político le interesa o conviene, no lo que deseamos o nos guste. El “desguace” le permitirá a las actuales autoridades disponer de una colosal cobertura propagandistica con la mira puesta en el 20ll.
Se habrá destruido el monopolio privado para suplirlo, desvergonzadamente, por un monopolio estatal donde se arracima la flor y nata de la ultraizquierda reaccionaria y vengativas, con las madres y abuelas encabezando el lote del lote y la revancha. Luego se avanzará sobre la propiedad privada, que es el fin última del cegado llanero solitario.
Curiosamente, los que propugnan la nueva ley de medios se enredan en sus propias mentiras, sobre todo cuando sobreactúan con la excusa que la actual legislación de radiodifusión pertenece a la última dictadura militar. Y es aquí donde vuelven a mostrar la hilacha, porque se cuidan muy bien de decir que la ley aduanera tiene origen militar, que es la que dispone las retenciones al agro. Por lo visto, lo que afín a sus intereses nos es una ley malvada o maligna, como tampoco es la ley de cheques concebida por el mil veces repudiado Domingo Cavallo. Por el contrario, la terminan por prorrogar hasta fines del 2011.
Si ambas leyes tienen un origen espurio, ¿por qué no las derogan?
Obviamente, dentro de un año o menos a aquella pregunta nadie podrá hacerla en los medios audiovisuales. La TV pública la habrá prohibido.
http://www.diarioelargentino.com.ar/notas.php?seccion=16
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