miércoles, 2 de diciembre de 2009

DELITO VS. SOCIEDAD


Delito vs. sociedad: El Estado no es neutral

http://www.notiar.com.ar/contenido/opinion/opi_9826.htm#1

por Daniel Zolezzi - Abogado y analista político



I. Las encuestas dicen que, hoy, la seguridad es el primer problema. Economía, transparencia y otras cuestiones importantes pierden prioridad cuando salir a la calle es arriesgar la vida.

II. Ejemplos recientes: el empleado bancario muerto en Ciudadela, delante de su esposa a punto de dar a luz. Un ex futbolista de la selección baleado a mansalva, en el mismo barrio, se debate entre la vida y la muerte, al escribir estas líneas. Un comerciante de Castelar salva su vida matando al delincuente (falso policía), con el arma que consigue arrebatar a este.

III. Ya deberían tipificarse como crímenes de lesa humanidad buena parte de estos hechos, como aquellos en los que se ultima al indefenso o se actúa simulando pertenecer a las fuerzas del orden.

IV. El delito ha declarado a la sociedad una guerra a muerte, sin prisioneros. Y la respuesta del Estado está lejos de adecuarse a la magnitud del desafío. A los parientes que piden la pena de muerte no se les puede seguir pidiendo que "confíen en la justicia". Su confianza ya fue mil veces defraudada.

V. El aparato estatal exhibe tal grado de inoperancia que recuerda la famosa "tolerancia cómplice" que Perón acusó en las autoridades bonaerenses, cuando el ERP tomó el cuartel de Azul. Ahora, esa tolerancia cobija el delito. Con lógica perversa: una sociedad que no sale de su casa, no participa en la vida pública. Ciudadanía encerrada, ciudadanía cautiva.

VI. Y esa "tolerancia cómplice" abarca tanto a la justicia de "puerta giratoria" como al reclutamiento de marginales (entre los que no falta el delincuente) para que ocupen, en actos y piquetes, el lugar que el trabajador, desencantado, ha dejado vacante en la política argentina.

VII. Los marginales son a la política lo que los "barrabravas" a la dirigencia del fútbol: el sostén de oligarquías burocráticas. Súmese a ello la honda raíz del delito en el mismo Estado (marihuana en camioneta oficial, medicamentos falsos, valijas de Venezuela, dólares en baño ministerial) y la mezcla resulta explosiva.

VIII. Florecen, en todas las grandes ciudades, "zonas liberadas", en las que se produce droga y se trafican armas. La Iglesia lo ha denunciado, sin que se atisbe remedio alguno. Siempre hay plata para subsidios demagógicos, pero no para seguridad.

IX. El "garantismo" judicial ya dejó de ser cándido y tiene íntimo parentesco con esta realidad. No hay, en cambio, garantía alguna para las víctimas con las que el crimen jalona su cruel avance territorial. Que pertenecen, por lo general, al sector más humilde del pueblo.

X. La "clase política", sabiéndose falta de autoridad moral, sujeta el brazo de la ley, impidiendo que el Estado ejerza sus deberes de prevención y de castigo. Devolviendo la política a su debido cauce, podrá volver la ley a la calle. Hasta entonces, seguirá reinando la ley de la calle.

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