miércoles, 20 de enero de 2010

BUITRES Y CARROÑA


El Liberal - 19-Ene-10 - Opinión

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Si existen "fondos buitre" es porque
hay "bonos públicos carroña"

por Castor López

Confirmando que los procesos de decadencia no tienen piso, las declaraciones del oficialismo nacional de defensa de sus políticas son cada vez más vulgares e impropias y así, escuchamos a un ministro de Economía anunciando que va a arreglar el "quilombo" y a una Presidenta, siempre crispada, hablando de "fondos buitre, ratas y ocupas" y denunciando permanentes hipótesis conspirativas, en lugar de registrar la realidad y asumir la responsabilidad de sus funciones.

En situaciones de estrechez económica como la actual es cuando mejor se visualiza la fragilidad que se esconde detrás de los liderazgos políticos cimentados sólo en la discrecionalidad y el temor que emana del poder por coacción económica, en vez de sustentarse en los comportamientos y los valores positivos que otorgan la genuina autoridad cívica. Estamos asistiendo al final de un ciclo más del poder en nuestro país, en este caso, simplemente porque han acabado con su único "combustible": los recursos públicos.

Los más serios defensores técnicos del oficialismo han tomado prudente distancia desde el año 2007, cuando la deliberada distorsión de las estadísticas oficiales, comenzó a ser asumida y a guiar las equivocadas políticas económicas. Han agotado todas las vías disponibles de financiamiento del Estado. Ya no disponen de la posibilidad del endeudamiento externo y han explotado mucho del endeudamiento interno posible. De lo que queda, es mejor no imaginar las consecuencias.

Tampoco pueden ejercer más presión fiscal porque paralizarían la economía real del país y una mayor emisión monetaria conduciría a una elevada inflación que, desde las hiperinflaciones de hace 20 años, se ha convertido en un "pasivo político", como logro económico de la democracia. Avanzar más en cualquiera de esas direcciones acarrea un elevado costo político, que lo sacaría totalmente al oficialismo de las expectativas para las elecciones del próximo año 2011.

Sólo les queda, a modo de "rehén", algún grado de capacidad de definición del futuro de corto plazo del país, mediante la administración del Poder Ejecutivo por los próximos 2 años. Comienzan a recorrer el sendero descendente del teorema llamado Baglini, por el cual a medida que se va perdiendo consenso popular se efectúan propuestas cada vez más audaces y desatinadas. Pasada la fiesta, comienzan entonces a surgir en nuestro país las responsabilidades institucionales y políticas.

Las institucionales, a cargo del Congreso y el Poder Judicial, exigiendo los diálogos y los consensos mínimos el primero y el cumplimiento de las leyes el segundo. Las políticas, como un deber de la oposición, para marcar los imprescindibles límites preideológicos de un sistema democrático y republicano. Las tensiones serán muy frecuentes y aspiremos al logro de las coincidencias básicas necesarias para que la política no siga dañando aún más la economía nacional.

El "caso testigo" del rumbo que tomaremos lo dará el próximo debate del Congreso, sea en sesiones extraordinarias o no, acerca de:

a) Si se aceptará la riesgosa sobreactuación de la afectación del irresponsable concepto de "reservas excedentes de libre disponibilidad" del BCRA para pagar los vencimientos de la deuda externa, y sólo se pujará políticamente en que más se gastarán los $25.000 millones ya previstos en el presupuesto del año 2010 para ello. Así, continuarán los problemas.

b) Si se verificará el real nivel de las "reservas netas", que aseguren la estabilidad monetaria y cambiaria del país, y se respetará el presupuesto anual, aprobado hace menos de 2 meses. Esta mesura administrativa no puede ser confundida con un fundamentalismo de ninguna ideología. Ya lo dijo Felipe González "seamos socialistas o liberales, pero no imbéciles".

Por ultimo, hay que recordar que si existen "fondos buitre" es porque también hay "bonos públicos carroña" de países fallidos y corruptos que han perdido uno de los activos más importantes de una nación: la confianza que se despierta ante el mundo. Trabajar para recobrarla surge como un excelente objetivo del bicentenario argentino.

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