jueves, 21 de enero de 2010

KIRCHNER AL DESNUDO


El falso y perverso «Estilo Kirchner» al desnudo

Las observaciones de Alfredo Raúl Weinstabl sobre la realidad política expresan lo siguiente:

Mucho se ha hablado y escrito sobre el ya tristemente famoso “estilo” Kirchner. Es la metodología en que basa su “liderazgo” y que durante algún tiempo le dio los réditos personales que el se proponía.

Tal vez este demás volver a mencionarlo ya es ampliamente conocido por casi todos los argentinos.

Pero desde que cambió la relación de fuerzas después de las elecciones-plebiscito según Kirchner, del 28 de junio, esa metodología se fue haciendo cada vez más notoria y evidente y las graves falencias y las miserias humanas de la pareja gobernante se fueron mostrando con toda crudeza.

Pero ante la situación de que nuestro país en un nuevo conflicto producido por el gobierno que nos enfrenta a un nuevo default y la incertidumbre extrema que esta conlleva, hace que en el mundo entero se vuelva a hablar de la Argentina y particularmente de sus insólitos gobernantes.

Y las notas y comentarios internacionales son verdaderamente lapidarios.

Tanto es así que simplemente el leerlos, producen un profundo sentimiento de vergüenza.

De vergüenza de que un país como la Argentina tenga dirigentes tan poco calificados para conducir las riendas de la Nación.

Con solo escuchar las peroratas y discursos, si así se los puede llamar, de los Kirchner cualquier ciudadano medianamente informado puede percatarse de que los destinos del país están en manos de dos personas con graves falencias personales y mucho más en lo que a aptitud para el cargo se refiere.

En un sencillo y rápido análisis de sus discursos podemos ver algunos puntos y temas que se repiten sistemáticamen-te.

Su “estilo” se basa fundamentalmente en la confrontación.

Su desmedida soberbia, personalismo y desprecio hacia lo que opina o piensa el prójimo, los incapacita absolutamente para la comunicación, el diálogo, acuerdos y consensos.

Este punto tan elemental en un sistema democrático, está ausente en el matrimonio Kirch-ner.

En consecuencia, las decisiones gubernamentales siempre fueron impuestas autoritariamente y en algunas oportunidades hasta con violencia.

Otro rasgo distintivo siempre presente en sus discursos, es el transferir o culpar sus propios errores o fracasos a terceros.

La transferencia de responsabilidades fallidas, en forma consciente o inconsciente, no sólo libera a la persona predispuesta de una sensación opresiva de disgusto consigo mismo, sino que también le proporciona la oportunidad de descargar su propia agresividad y responsabilidad.

El alivio auto-engañosos de pasar la culpa a otros y la dureza con que se condena la culpa al destinatario de los errores, despierta sentimientos de rectitud y superioridad moral.

Este tema, el clásico “chivo emisario o expiatorio”, es común en muchas personas, pero en dirigentes, particularmente en aquellos del nivel del matrimonio real, adquiere verdadera gravedad, ya que implica no asumir sus propias responsabilidades y confundir, tergiversar o desconocer la realidad.

Otro rasgo del matrimonio real en sus disertaciones, es el agravio y la descalificación del adversario u oponente, con ironías, burlas y la mayoría de las veces con una bajeza inaceptable en personas que se suponen que poseen un nivel mínimo de educación.

La apelación a la memoria del pasado constituye otro ingrediente permanente en los discursos del matrimonio.

No solo al pasado inmediato, sino también al pasado que podríamos llamar casi histórico por el tiempo que ha transcurrido.

El apelar a los trágicos sucesos de la década del 70 le ha traído réditos políticos en el comienzo de su gestión, pero la permanente reiteración del tema, mantiene las heridas abiertas de esa guerra fratricida, y ya hartó y colmó la paciencia de los ciudadanos.

Pero probablemente la característica más saliente de los discursos es la hipocresía.

Recientemente en un discurso pronunciado por Kirchner en un municipio de la costa, con verdadera desfachatez y sin que se le moviese un solo músculo de la cara, requirió a sus adversarios políticos el respeto por las instituciones, el cumplimiento de las leyes, el diálogo, los acuerdos, el consenso, etc.

Todo lo que expresaba era precisamente lo que su gobierno ostensiblemente y en forma abierta y descarada no cumplía ni respetaba y que constituía una demanda permanente, de casi el comienzo de su gestión en el año 2003, de toda la oposición política.

Pero tal vez otro de los aspectos más descalifi-cantes del “estilo” Kirch-ner es la mentira, la falsedad y el engaño.

La distorsión de la realidad y la tergiversación de los hechos, o directamente la mentira más burda y escandalosa, expuesta siempre con seguridad y firmeza, busca el manejo y la manipulación de la opinión pública.

Hay infinidad de ejemplos, se cuentan por centenares los anuncios que se realizaron y luego no se concretaron o que simplemente eran producto de la febril imaginación del matrimonio real.

Para citar solamente un ejemplo, probablemente uno de los más desvergonzados y escandalosos: el falseamiento de los índices socioeconómicos constituye uno de los más graves, porque altera y falsea a casi toda la economía nacional.

Las contradicciones son otra característica de este matrimonio esquizofré-nico.

Hay infinidad de ejemplos en particular de la reina Cristina que están filmados cuando era senadora.

Lo que antes era bueno, ahora es malo o viceversa.

Opiniones y puntos de vista realizados por la misma persona pero que difieren en 180º.

Uno de los últimos ejemplos, es cuando la reina era senadora, defendía firmemente el derecho del Congreso de autoconvocarse y ahora dice exactamente lo contrario.

Habrá que agregarle a este perverso menú de fallas del matrimonio Kirchner, las artimañas a la ética política y la mala fe.

Un ejemplo de la primera de las nombradas, son las ya famosas candidaturas testimoniales y en la segunda, un ejemplo muy reciente: el decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), sobre un tema de enorme gravedad institucional como es el Fondo del Bicentenario, promulgado solamente cuatro días después del comienzo de receso del Congreso Nacional.

Resumiendo lo expresado, la confrontación permanente, la conflicti-vidad, las contradicciones, la transferencia de sus propios errores a terceros, el vivir atado al pasado para sacarle rédito político, la hipocresía, la mentira, la falsedad, el engaño, la ausencia de un mínimo de ética política y su evidente mala fe constituyen el “estilo” de conducción del dueto real.

Tampoco debemos olvidar su desenfrenada demagogia que le impide tomar decisiones de fondo para no malquistarse con sus votantes.

Los Kirchner deberían saber que conducir no es mandar, conducir es convencer o persuadir.

Pero con tantas falencias y todas de real gravedad, aunados a un enorme déficit de virtudes personales, explican la imprevisión, la paranoia política existente y que un país con un enorme potencial como el nuestro este figurando en los últimos puestos en el ranking de países.

En la región nuestra verborragia presidente, la falsa doctora, figura también en los últimos puestos en el ranking de mandatarios.

Pero como todo llega, también llegará el día que los Kirchner deban rendir cuenta de sus burdas mentiras, su petulancia y el grave daño que causan al país y a los argentinos.

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