martes, 12 de enero de 2010

PERORATAS


LAS PERORATAS DE LA PRESIDENTE Y LOS BERRINCHES DE SU CONSORTE



Por Jorge Omar Alonso



“La libertad individual, es la verdadera libertad moderna.

La libertad política es su garantía por eso es indispensable.

Por consiguiente, la libertad política es indispensable. Pero

pedir a los pueblos de nuestros días que sacrifiquen la totalidad

de su libertad individual a la libertad política, es el medio más

seguro para apartarles de la primera y, cuando eso se haya

logrado, no se tardará en arrancarles la segunda”.

Benjamín Constant - Discurso en el Ateneo de Paris de 1819.

La idea del control del pensamiento en las sociedades democráticas es totalmente contradictoria.

Una sociedad es democrática en la medida en que sus ciudadanos desempeñan un papel significativo en la gestión de los asuntos públicos.

Pero si su pensamiento es controlado y sus opciones son estrechamente restringidas, no están evidentemente desempeñando un papel significativo.

Noam Chomsky expone que el control del pensamiento es más importante paradojalmente, para los gobiernos libres y populares que para los estados despóticos y militares.

Esto se explica porque los segundos tienen la fuerza a su disposición.

Evidentemente los primeros requieren de otros dispositivos para impedir que las masas interfieran en las cuestiones públicas.

En este caso hay que poner al público en su lugar. Y para todo déspota poner al público “en su lugar” es desinformarlo.

Es que resultan incómodos quienes advierten sobre los desmanejos de los gobernantes y la corrupción reinante en el gobierno.

El historiador Clement Walker muerto en 1651, había escrito que: “No puede haber ninguna forma de gobierno sin sus propios misterios, misterios que deben ser ocultados a la gente corriente: la ignorancia y la admiración que nace de la ignorancia son los padres de la devoción y de la obsecuencia civiles”

Ante este fenómeno que suele darse en los pueblos sojuzgados por una tiranía, el político y teólogo estadounidense Reinhold Niehbur escribió que: “la racionalidad pertenece a los observadores tranquilos, mientras que la gente corriente no sigue más razón que la fe”.

Esto explica ese fenómeno que se muestra en esas muchedumbres que arrobadas escuchan las peroratas inconsistentes de la Presidenta y los berrinches de su consorte por cadena nacional o a través de alguna tarima.

Se los pudo ver a consecuencia de la crisis actual, atacando al vicepresidente, a un empresario de un medio, a la oposición, llegando al despropósito de perseguir a una jueza y ninguneando a las instituciones.

Toda canallada les es útil a este vil connubio presidencial, desde el argumento destituyente hasta la esquizofrenia de fantasmales conspiraciones en todo lo que se les oponga.

En el marco de la Argentina actual sumida en una dictadura de “factum”, el despotismo kirchnerista ha tratado de construir su propio relato, golpeando a medios que le son adversos y premiando con generosa distribución de publicidad oficial a los adeptos.

Utilizan todo tipo de embustes y maniobras dolosas para hacerse de poder y dinero. Están sacudiendo al maltratado cuerpo de la República, con la más grave crisis producto de su avidez de hurracas “ladri”.-

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Jorge Omar Alonso por gentileza de su autor.

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