viernes, 15 de enero de 2010

PROBLEMA


El problema de la oposición y la oposición como problema


Si no se hubiesen adelantado en cuatro meses las elecciones nacionales, la derrota del matrimonio presidencial hubiese sido mayor: una catástrofe. Pero desde el 28 de junio a la fecha, la Casa Rosada pudo hacer de todo y "profundizar el cambio". Contó para ello con una mayoría parlamentaria adicta hasta el tuétano que culminó, afortunadamente para el país, el 10 de diciembre pasado. Mientras, el "culebrón" que produjo el pedido de renuncia de la Presidente al titular del Banco Central, y la negativa del banquero a aceptar tal imposición fue en aumento hasta llegar a las denuncias judiciales, persecuciones policiales a jueces y agravios personales hacia un legislador nacional por parte de uno de los Kirchner.

Hemos dicho tiempo atrás que a la oposición no se le cae una idea del bolsillo, salvo la protesta contestaria ante los hechos consumados del Ejecutivo. Es cierto que eso cambió un poco una vez conocido el resultado de la última elección, pero hay una lentitud tal entre sus integrantes que no existe iniciativa que propongan que en forma inmediata, si le conviene a sus intereses, es captada rápidamente por el oficialismo, puesta en marcha a las apuradas, financiada ya veremos cómo y publicitada como un logro de sus gestión. Tal es el caso de la asignación universal por hijo que, motorizada por toda la oposición, resultó un gran triunfo para la Casa Rosada. En términos criollos: unos calentaron la pava y otros se tomaron el mate. Eso duele.

Del Gobierno; marxista y resentido por ideología, burgués por vestir y acumulación de capital, ordinario por sus posturas y dichos, bolivariano hoy por conveniencia, atroz devorador de recursos públicos para sí mismo y para sus amigos, petulante hasta el hartazgo y mesiánico absolutista, poco puede decirse que no se conozca ni, a esta altura de los acontecimientos, no pueda inferirse. Sin embargo, la actual situación económica y social de Venezuela creada por obra y gracia de Hugo Chávez con su "Socialismo del siglo XXI" debería dejar enseñanzas porque aquí se aplica idéntico modelo estatizador, dirigista, populista y fuertemente cleptómano que en la nación caribeña, que si no ha llegado más lejos fue por comportamientos adolescentes propios, por el freno propinado en la última elección por lo que aún queda de la otrora poderosa clase media argentina y por el partido político más poderoso de la Argentina: el campo.

Pero el problema no es tanto el Gobierno por conocido sino la oposición que debería hacer política los 365 días del año, las 24 horas del día. ¿Vacaciones? ¿Quién dijo que podía tomarlas? Debió inmediatamente después de asumir los nuevos legisladores y al estar conformado el nuevo mapa político del Congreso, mover todas sus fichas y reunir firmas entre la ciudadanía para pedir el llamado a Sesiones Extraordinarias, aunque después los Kirchner ignorasen el pedido. Como en alguna oportunidad solía repetir el ex diputado liberal José Juan Manny: "La política es la praxis de las dos eses: suela y saliva". Aún tiene vigencia.

La oposición corre tras cualquier decisión del oficialismo como si participara en el Dakar. A toda velocidad. No debería ser así. Tiene que elegir el deporte, la cancha en donde se jugará el partido y poner la pelota, de lo contrario los electores comenzarán a desconfiar de ella. Eso es lo que desean quienes detentan el poder. Por ejemplo, ¿no hubiese sido mejor hacer conocer a los contribuyentes quiénes fueron los beneficiados con el dinero internacional que ahora se piensa devolver más los respectivos intereses, y quiénes devolvieron al Estado esos créditos. O, ¿cuál es la deuda legítima que el pueblo argentino debe pagar tras los diversos blanqueos a que ha sido sometida por los últimos gobiernos? ¿No debería convocarse a estudiantes de Ciencias Económicas para colaborar a tal fin? ¿Sería posibke contar con esos mismos jóvenes para determinar el monto de las subfacturaciones de las empresas que han colaborado con el modelo "nacional y popular"? ¿Y de dónde va a salir el dinero para pagar los intereses de la deuda? ¿De nuevos préstamos que no se está en condiciones de pagar?

Se sobreentiende que al existir en la Cámara de Diputados 34 bloques sobre un total de 256 legisladores, sean, en realidad, 34 los partidos políticos que ahí tienen representación parlamentaria. Son muchos y debe ser humanamente imposible ponerse de acuerdo entre más de una treintena de realidades, máxime cuando muchos antes estuvieron con quienes ahora denigran o dicen defender las instituciones cuando hasta hace muy poco filmaban sus propios vivas a Castro y Chávez en Venezuela.

Deberían tener cuidado los legisladores de la oposición en no caer presos de esa extraña enfermedad llamada congresitis aguda, creyendo que todo lo importante pasa por el Congreso porque existe vida más allá de la avenida Rivadavia y Entre Ríos. El diario CRÓNICA, evadiendo el cerco impuesto por la pauta publicitaria oficial, hace dos días ignoró el meneado caso del Banco Central e informó en tapa con grandes titulares que los supermercadistas chinos sufrieron el año pasado 8.000 asaltos, a un promedio de 22 por día. Es de lamentar que ningún político se haya ocupado del tema. Hay que tener cuidado. Algunos apoyos electorales pueden durar lo que un helado en el infierno. Viejo refrán que muchos harían bien en recordar porque cuando el desengaño entra por el televisor, el apoyo suele irse por la puerta y la ventana.
SALINAS BOHIL
CORREO DE BS AS

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