lunes, 1 de febrero de 2010
BIZCO
EDITORIAL
SEGUNDO INTENTO DEL BIZCO PROCUSTO
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (02 FEBRERO 2010)
El presidente de facto, según nos dice su esposa, es un experto en cerdos y sabe cocinarlos a fuego lento. Corderos y cerdos… han constituido la fauna que lo rodeó desde su niñez y que ahora mismo puede ver de cerca.
Su gabinete, sus aliados secretos, sus empresarios asociados y su propia familia, se completan con un cuadro zoológico variopinto.
Hace poco, pensando en los corderos… imaginó reintentar un engendro.
Otra vez, el Partido Justicialista, columna vertebral de una creencia social que se extingue sin remedio, pobre, errante, nómada y convertida ya en un guiñapo que se arrastra agonizando por un camino polvoriento.
Vestigios de partido… que están cerca de caer en la segunda emboscada.
El asaltante de caminos “Procusto” que operaba en el camino de Atenas a Megara, emboscaba a los caminantes y los llevaba a su casa.
Allí, había construido una especie de lecho de piedra rectangular (el lecho de Procusto) para acostar a sus víctimas en su interior.
Atados y amordazados, eran llevados hasta el lugar del horror.
Si la víctima era más pequeña que el lecho, entonces Procusto la estiraba. Si era más larga, entonces le serruchaba las piernas.
Digamos que se trataba de un antepasado lejano de don Guillermo Moreno.
Probablemente hubiera sido nombrado Director del Indec en Atenas
Esto es y ha sido, una de las especialidades de este matrimonio :
Cortar todo en pedazos todo o estirarlo con horrible dolor para que las cosas, las realidades, los hombres y los escenarios, adopten así, las exactas medidas de su propio antojo.
Pero, seamos específicos : El verdadero Procusto… es él.
Si las personas o las cosas resultan más chicas de lo que su imaginación colibrilla alberga en sus antojos, lo que hace - con detalle - es colocar sus miembros a ser alargados con tientos que los puedan descoyuntar para que cedan.
Si acaso son más grandes, lo que hace es aserrarlos o directamente les arranca a pedazos las piernas y los brazos dejándolos del tamaño que le indiquen sus caprichos.
Él ha sido, por largos cuatro años, realmente, un cabal Procusto de la Constitución y de los tres poderes del Estado, de los índices, de las tarifas, de las sensaciones térmicas y de todo lo que podía poner en riesgo su mandato. Es peor aún :
Los que lo conocen muy bien… saben que es un Procusto de sus amigos, Procusto de sus familiares, Procusto de quienes lo ayudaron en su carrera política, Procusto y ejecutor hipotecario de los deudores del Banco de Santa Cruz en su estudio de abogados buitres que tenía en Rio Gallegos, Procusto de las instituciones de la República, Procusto de su declaración jurada y de los Fondos de Santa Cruz.
Y también es , en las sombras… el Procusto del Banco Central
Pero el verdadero Procusto, al menos… tenía coraje.
Este no… Este es, como el tango, un As de Cartón, que cuenta sus proezas en un boliche… y es guapo que, de grupo, … se hizo cartel.
Le alquila el “know how” a su esposa.
Y acaso, con tal ventaja, ambos se pueden dar el lujo de ser unos simples mentirosos. sin la menor elegancia.
Ahora, con idéntica fruición y con igual saña, este Procusto criollo, se apresta a emboscar - por segunda vez - con unas redes de pesca, al inveterado partido justicialista… y llevárselo a su posada macabra.
Cortarlo o estirarlo para que entre en su lecho… y sea todo suyo.
Cuenta para ello, con una plétora de traidores, mercenarios, advenedizos y tránsfugas de la moral, capaces incluso de vomitar sobre una imagen del General en una ceremonia secreta, si obtuvieren algo a cambio.
Viven imitando íconos populares. Haciendo lo que les dicta uno de sus mercenarios más conspicuos en materia de comunicación con la gente.
Nadie puede ser honesto con el mero esfuerzo de la imitación.
Si un tipo no es virtuoso, su talento moral será siempre un andrajo.
Es bastante fácil ser un Procusto de lo legal y de lo jurídico siendo primer mandatario de facto y contando, cada mañana, con un Parlamento de siervos. La UCR, pronto podrá verse clarito… es su aliada.
Las tijeras para cortar y las correas para estirar, entonces, no están sólo en los decretos de necesidad y urgencia. Estuvieron en todos lados.
Con ellos, pueden ahora con su mujer, no solo contar alguna farsa de las maratones sexuales a base de chancho, sino escupir sobre todo el plexo legislativo y también sobre la Carta Magna desde un marco flexible de poderes cómplices y desde un erial político, muestrario de una orfandad de contrapoderes que resulta la más alarmante de toda nuestra historia.
Con sus sierras y sus tientos degollaron o descoyuntaron con gran saña cualquier cosa que les molestara.
Procusto, muchas veces, ofrecía agua y comida a los caminantes para que aceptaran entrar a su casa. Y una vez dentro, … los sometía.
Nuestro Procusto argentino, está saliendo ahora mismo al camino que va de Atenas a Megara, pasando por Puerto Madero, a emboscar o invitar a los viandantes a que ingresen a su Posada, donde les ha de servir, en la cena… justamente las vísceras del viejo Partido Justicialista.
Aquel que capturó y vejó ya una vez, entregándoselo luego a un joven mercenario que necesitaba que le “dieran una mano”
Sin temor alguno a que el tiempo descubra su moral en pedazos.
Sin temor a seguir mintiendo, con la plácida connivencia de una enorme cáfila de filibusteros que usaron, con frenética militancia, la camiseta de Menem y De la Rúa, indistintamente.
Sabe muy bien que todos, en derredor suyo, tienen su precio.
Un precio que, sin dudas, va directo a fulminar la escala del mérito, a hacer callar a los ilustrados, a igualar ignorantes con estudiosos y a remplazar lo cualitativo por las letrinas.
Sin temor a seguir cortando lo que, en su extensión, no le conviene y a seguir estirando lo que le aterra por su cortedad.
Cortando con sierra, la moral de cualquiera, incluida la propia , y estirando con tientos las apariencias, para que no haya nada ni nadie que se resista a entrar, mansamente, al lecho de Procusto.
El libro de “cabecera” de los Pichetto, de los Scioli, de los Moyano de los Curto, de los Moreno y de los Capitanich, y de todos los que se acoplan a este engendro, se titula “Elogio de la traición”.
Sus autores fueron Yves Roucaute y Denis Jeambar, quienes en algún momento, en sus páginas, llegan a sostener que en todo dirigente político, la traición es imprescindible y que debe ser tomada, en realidad, como el más puro acto de pragmatismo.
En general, el traidor, desea rápidamente enmascarar su acto vil… y elige para su cometido a algún gran canalla que pueda ser inmediatamente descalificado y acusado.
Pacta con él, sin ignorar su condición de canalla.
Y sabe perfectamente bien que, en ese acto, su propia calidad humana desciende al averno convirtiéndose en un canalla mucho peor que el otro.
Se desata entonces, en cascada, un gran “contraejemplo” en la visión colectiva, porque las traiciones, tal como la perversidad, las plagas, la envidia y la corrupción, inducen a la repugnancia social, como toda miseria humana conocida.
Cientos de justicialistas, dirigentes del abigeato, supusieron siempre que el partido era una suerte de casa de citas en la cual se podía dormir una noche y salir lo más campante al día siguiente.
Con todo este gran ejército de hipócritas errantes, Procusto se dispone a anunciar que va a fundar el nuevo partido justicialista 2.
El gran nuevo justicialismo tendrá, pues, militantes que deberían andar permanentemente con corazas de hierro porque, en cualquier momento, les podrá caer una puñalada por la espalda.
Empezarán a desertar, como ratas que abandonan el barco, apenas vean que les quieren cambiar el sobre mensual por un poco de carne de cerdo.
Lo que no puede pagar… Procusto lo reemplaza por otra cosa o lo corta.
El precio disparado de la carne vacuna que es consecuencia del genocidio ganadero ideado por Procusto sólo para serrucharle las piernas al campo.
Y allí nació la conmovedora idea de propulsar la cerdofagia.
(Dato curioso: obsérvese que ella confesó haber violado la ley de ingreso de animales a la Patagonia que rige hace 14 años cuando dijo que trajo un cerdito desde del norte,) (1)
Seguramente, el container de traidores y acróbatas de la camiseta que planean fundar este nuevo justicialismo 2 , sobre las ruinas de lo que ha sido su propio partido, deberían llevar como blasón de su movimiento las viejas frases impuestas al bárbaro converso:
“QUEMA LO QUE HAS ADORADO …
Y ADORA LO QUE HAS QUEMADO”.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
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